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viernes, 18 de septiembre de 2009

PENSIONADOS Y PRESIONADOS. Por: Antonio Guevara Fernández


PENSIONADOS Y ORESIONADOS. Por: Antonio Guevara Fernández

Pertenezco al grupo mayoritario de militares retirados que vive de la pensión. Es decir, soy parte del grupo de venezolanos que hace malabarismos para sobrevivir al actual estado de cosas y que hace, de llegar a fin de mes con una bolsa de Harina Pan en la despensa, una combinación de magia, Cancha de Sobrevivencia y Evasión y Escape.

Les confieso que hasta hace un año, mi pensión de Coronel me llegaba más allá del mes siguiente. Hoy después del quince de cada mes, el proceso de ecónomo al que apelo para hacer magia y estirar el abastecimiento Clase I hasta el final, es algo que va más allá de David Copperfield. ¡David…retírate!

Ahora entiendo porque Hugo Chávez ha promocionado en la Revolución Bolivariana los circos. El Mago es la vedette en este circo del Socialismo del Siglo XXI donde la taumaturgia es el arte más importante del régimen para hacer desaparecer los rubros más importantes de la cesta básica, pero también para que quienes mantenemos familia los estiremos, hasta más o menos sobrevivir al final del mes.

El problema de la pensión para vivir en condiciones modestas en la honrosa situación de retiro, como se apela coloquialmente a la condición de inopia del retirado; forma parte de la historia feliz de la institución armada. Es obvio que también, esta crónica no llegará a los oídos de otro grupo, minoritario pero con peso especifico en eso de formar opinión y atenuar las arrecheras de la mayoría. Me refiero al grupo de generales y almirantes, parte de viejos altos mandos militares y bajos escrúpulos, para quienes el problema de las pensiones de los militares retirados forma parte de una letanía contigua al ladrido de los perros a la luna. Simplemente son pendejadas.

Esto lo escribo con la convicción de que parte o el todo de lo que está ocurriendo en la actual coyuntura política del país, forma parte del proxenetismo institucional de muchos de los militares en situación de actividad que forman parte de eso que llaman la nomenclatura de la Revolución Roja Rojita y ese anacronismo del Siglo XXI. Pero también hay una gran cuota de responsabilidad de alcahuetería histórica de ese grupo de generales y almirantes, parte de altos mandos militares de la década del 80, de los 90 y ni hablar del principio del milenio.

En materia de pensionados cohabitan muchos grupos. Esta un grupo que usa la pensión de retiro para pagar las propinas en los lujosos restaurantes de La Castellana y Las Mercedes. En ese grupo están quienes groseramente hicieron fortuna con los negociados corruptos de las viejas Fuerzas Armadas Nacionales (FF.AA.NN) y son los autores intelectuales de la creación de ese monstruo político que se llama Hugo Chávez y su claque del 4 de febrero de 1.992. Con esos personajes no hay que contar.

En ningún momento, el tema de las pensiones de los militares retirados, va a ser el atractivo para las conversaciones de estos profesionales de las armas sin almas. Nunca van a estar en reuniones con esta agenda, porque sencillamente su pensión va a parar a los valet parking de Lee Hamilton Steak House, los meseros de El Vizio o el Maitre de Urrutia después de disfrutar un Bacalao a la Vizcaína, regado por un Merlot y con cierre de un Cohiba certeramente guillotinado. La pensión de estos funestos personajes es para los caramelos, como decían en mi pueblo.

¿Hace falta decir nombres? ¿Es necesario hacer un retrato hablado?

¡Muchos de quienes toman café en la Panadería del Ipsfa los conocen de pe a pa en sus expedientes de corrupción¡

Luego está el vasto y amplio grupo de quienes viven de la pensión. El grupo que empieza a meter la tarjeta de debito en los cajeros electrónicos a partir del 25 de cada mes, para pedir saldo y suspirar cuando el régimen "ordena" depositar la pensión como una concesión graciosa, cuando es un pleno derecho, luego de haber entregado 30 años de servicio a la patria.

Este grupo tiene una división. Quienes adoptan una actitud pasiva e indiferente, cubierta por el temor de que una expresión de inconformidad pueda ser tomada por el régimen para suspenderle la pensión y son una mayoría circunstancial. Estos toman la autopista de los reclamos oficiales que van a morir a las gavetas de los burócratas tipo Maguila El Gorila, ese personaje del lamesuelismo criollo que colocó sus abultadas posaderas en el Minpopo de Defensa y que salió del mismo con un gran patadón revolucionario en el mismo lugar por exceso de adulancia, una simpar genuflexión y un record de corrupción que saldrá a la luz pública cuando él mismo decida portarse mal políticamente en contra del gobierno.

Este grupo lo enterrarán en urna blanca, si sigue insistiendo con sus ingenuidades de solucionar el problema socioeconómico de los militares retirados por la vía institucional e introduciendo recursos ante el sistema de justicia al servicio del régimen. Esa vía ya fue agotada.

Luego está el grupo de quienes estiman que ya es el momento de apelar a otros mecanismos de presión para exigir el cumplimiento de nuestros derechos, impunemente conculcados por la arbitrariedad el régimen, y la pasividad y lenidad de los organismos responsables de la defensa. Yo estoy en ese grupo y me importa un carajo lo que haga el gobierno con mi pensión (Vivo de ella).

A propósito, me consta que dentro de este grupo hay cordiales amigos rojos rojitos, amigos del proceso revolucionario y en situación de retiro; animados para integrarse a protestar por la reivindicación de sus pensiones. El hambre no hace distinción entre chavistas y escuálidos.

El concepto que hay que manejar en torno a este tema, es que el gobierno tiene de permanente pagapeo a los militares retirados, cuando quiere enviarle un mensaje a los compañeros de armas que están en situación de actividad.

Los militares retirados son el mejor espejo de los militares en situación de actividad. Si se quiere tener una encuesta con bajo margen de error, de la correlación de fuerzas internas en la institución armada; hágala entre los retirados. Allí tendrá la opinión sobre la politización de la institución, sobre el liderazgo militar, sobre la participación de los militares en otros sectores de la administración pública, sobre el equipamiento, sobre la organización; las reservas y las milicias, los comisarios políticos dentro de los componentes, la vinculación del gobierno con las FARC y el narcotráfico, la apología de la guerra y las relaciones con regímenes forajidos, las alianzas con el terrorismo internacional, el apresto operacional y la corrupción interna.

Ese porcentaje que, sin temor a equivocarme, debe estar en el orden del 85% en contra todos los temas indicados anteriormente y un 15% a favor del régimen y del chavismo militante, dice bastante de lo que ocurre aguas adentro de la corporación castrense.

Los militares retirados son la bisagra entre la Fuerza Armada Nacional (FAN) en situación de actividad y el resto de la Sociedad Civil. Siempre habrá un nexo entre los retirados y los activos, a pesar de los esfuerzos del régimen por cortarlo.

De allí derivan todas las decisiones administrativas para perjudicar el estatus socioeconómico de los militares retirados, de su régimen de pensiones y su honrosa condición, que ha pasado a ser horrorosa.

En consecuencia, decisiones políticas deben ser enfrentadas con mecanismos políticos, con acciones políticas y mecanismos de presión constitucionalmente establecidos en el texto fundamental. Allí es donde me gustaría ver a generales, almirantes y viejos jefes militares, encabezando la protesta y levantando las banderas de los reclamos.

Hay dos viejos jefes militares que siempre he admirado por su consecuencia con sus arquetipos personales y la permanente solidaridad con las enseñanzas de la vieja Escuela Militar en eso de hacer "hombres dignos y útiles a la Patria". El General de División Martin García Villasmil y el General de Brigada Héctor Bencomo Barrios, estoy completamente seguro vivieron de su pensión de manera honorable hasta sus últimos días, todavía recuerdo los viejos carros donde se desplazaban y la modestia de sus atuendos, con la humildad profesional y la riqueza intelectual de sus legados.

¡Vamos a ver quién da el primer paso para cruzar la línea de partida (LP) en esto de exigir nuestros derechos adquiridos y llevar nuevamente al militar retirado a eso de "honrosa situación".

Continuar discutiendo, si somos jubilados, retirados o pensionados no va a solucionar el problema fundamental de la situación socioeconómica de los militares que entregaron parte de su vida a la institución y a la patria.

Así como dentro de los militares retirados son mayoría los Martin García Villasmil y Héctor Bencomo Barrios; yo no creo que dentro de los militares activos sean mayoría los Rangel Briceño.

Mientras tanto, el hambre continúa con su marcha de aproximación…a paso de vencedores.

Antonio Maria Guevara Fernandez