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martes, 10 de noviembre de 2009

LOS EXILIADOS /Por: Eddie A. Ramírez


Los exiliados. La acepción generalizada es que el exilio o destierro es por razones políticas y que quienes se alejan de su país por falta de oportunidades son emigrantes. En Venezuela, la realidad es que casi todos quienes abandonan la que se llamó Tierra de Gracia lo hacen porque nuestros últimos gobiernos castraron las posibilidades de desarrollo. El país tiene recursos y requiere de mano de obra, pero la ineptitud de los gobiernos desde Lusinchi, CAP II y Caldera II, y la destrucción ex profeso que lleva a cabo el teniente coronel, han obligado a nuestros jóvenes a emigrar. Esta situación se ha agudizado durante el régimen del teniente coronel por el apartheid derivado de las listas de Tascón y por la inseguridad personal y jurídica. ¿Acaso no son exiliados los jóvenes profesionales que requiere el país, pero que no consiguen empleo por la mentalidad conuquera del régimen? ¿Acaso no son exiliados los trabajadores petroleros y otros ciudadanos que tienen prohibición de laborar en empresas del Estado e incluso en empresas privadas que tienen relaciones con el Estado? ¿Acaso no son exiliados quienes se expatriaron por la inseguridad personal, derivada de la protección al hampa de aquellos que también son hampones? ¿Acaso no son exiliados los que se fueron a invertir en el exterior porque aquí no hay seguridad jurídica? Menos mal que muchos países han entendido nuestra situación y han otorgado asilo a venezolanos que lo han solicitado, incluso sin tener antecedentes de persecución policial. 
Los exiliados más conocidos por la opinión pública están injustamente perseguidos por jueces y fiscales genuflexos que obedecen órdenes de Miraflores. Cabe recordar, entre otros a Pedro Carmona, a quien tanto el régimen, como muchos opositores achacan hechos que no están claros y que en todo caso él podría responder en Venezuela si tuviese garantía de respeto al debido proceso. Innumerables militares, entre ellos Rosendo, Comisso Urdaneta, Ramírez Pérez, Pereira, González, Medina, Colina, tienen órdenes de captura a pesar de no haber cometido ningún hecho punible. Al combativo dirigente Carlos Ortega lo sentenciaron por supuesta insurrección, sólo por su conducta inflexible y poder de convocatoria; a Carlos Fernández, hoy olvidado por muchos, lo culpan por haber llamado a una huelga, convocatoria que hicieron muchos otros actores; a Patricia Poleo tenían que intentar limitarle su radio de acción, lo cual no han logrado; Oscar Pérez debe comer el duro pan del exilio por su entusiasmo en organizar marchas pacíficas de protesta; a Nixon Moreno tenían que coartarle su liderazgo entre los jóvenes; a Manuel Rosales tenían que perseguirlo para debilitar a la oposición en el Zulia, pero no contaron con el liderazgo de Pablo Pérez; a Didalco y a Manuitt no le perdonan haber manifestado que no seguían apoyando al autócrata lenguatón. Disculpen muchos otros, pero la lista sería interminable.
Mis compañeros de Gente del Petróleo, entre ellos Horacio Medina, Juan Fernández, Edgar Quijano, Edgar Paredes, Juan Santana y Lino Carrillo, tuvieron que exiliarse porque les dictaron órdenes de captura por haberse sumado a una huelga convocada por todos los partidos políticos de oposición, por la CTV y Fedecámaras y que apoyamos miles de venezolanos. Los citados están imputados por diferentes causas, pero todos tienen en común que estarían dispuestos a regresar si les garantizan un proceso justo, lo cual es imposible por la inexistencia de principios y valores de "los jueces del horror". Seguramente, también podrían regresar muchos de nuestros jóvenes si se dan las condiciones. Tanto para unos como para otros, las condiciones de una vuelta a la patria pasa por la salida constitucional del teniente coronel. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
eddiearamirez@hotmail.com
Opinión
Eddie A. Ramirez
El Universal / Noticiero Digital.com
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