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lunes, 26 de abril de 2010

Los militares cubanos controlan al Ejército de Chávez // La dictadura del comandante Hugo Chávez (VII)


 Los militares cubanos controlan al Ejército de Chávez
Impactantes revelaciones de un general venezolano que pidió la baja en marzo
  por Claudio Paolillo

¿Qué diría España si Rodríguez Zapatero participara en actos del PSOE vestido con uniforme militar?

La categorización del gobierno de Venezuela como una “dictadura” es compartida por la mayoría de la gente que cree en la democracia republicana. Naturalmente, es rechazada por los beneficiarios del régimen. Pero esos no importan, porque cuando las dictaduras caen –y todas, tarde o temprano, caen–, huyen como ratas en el hundimiento de un barco. Los que importan son los que, sabiendo de lo que se habla, mantienen una actitud de condescendencia con el régimen. Es lo que pasa con el actual gobierno de España.

Hace poco conversé al respecto con un muy alto funcionario del gobierno del presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Su argumento fundamental fue que el gobierno del comandante Hugo Chávez es “el que más elecciones ha tenido” durante los últimos años en América Latina. De ahí dedujo que Venezuela es un país democrático. Quizá más –aunque eso no me lo dijo– que Brasil, Chile, Perú, Paraguay, Uruguay, Suecia, Alemania, Estados Unidos, Inglaterra o la propia España. Le expresé que es cierto que el régimen de Chávez tiene legitimidad de origen, pero que eso no alcanza para decir que un país es democrático. Si no hay separación de poderes, si no se respeta la libertad de expresión, si los derechos individuales elementales de los ciudadanos son pisoteados, si los que disienten son encarcelados, si el Poder Legislativo es un mero instrumento del Poder Ejecutivo y si los jueces y los fiscales hacen únicamente lo que dice el caudillo –y si no lo hacen, van a parar a prisión– entonces eso no es una democracia por más v

otos que quien manda haya tenido en un primer momento. También Hitler y Mussolini fueron apoyados en las urnas por millones de alemanes e italianos y nadie se animaría hoy a afirmar que condujeron democracias ejemplares.

Pues esta semana, un general del Ejército venezolano acaba de ofrecer nuevos y contundentes elementos para restarle mérito a la opinión de mi interlocutor español. El jueves 22, durante una conferencia de prensa, el general Antonio Rivero explicó por qué pidió la baja y pasó a retiro el 17 de marzo, después de casi 26 años de revistar en la Fuerza Armada Nacional (FAN) de Venezuela. Rivero pasó por todos los escalafones y puestos militares durante su dilatada carrera, fue director nacional de Protección Civil y Administración de Desastres designado por Chávez y, al momento de su retiro, era el jefe de Estado Mayor de la Quinta División de Infantería de Selva.

El general Rivero denunció que militares cubanos han tomado de hecho la conducción del Ejército y, en general, de la FAN venezolana. Ellos participan en la “planificación y conformación de la organización” de las fuerzas armadas de Venezuela a un nivel de intromisión tal que éstas ya están copiando y aplicando el modelo de las fuerzas armadas de Cuba, un país gobernado por una férrea dictadura familiar desde hace 51 años.

Los oficiales cubanos son los que capacitan y entrenan a sus colegas venezolanos. “He podido estar presente y he podido directamente evaluar” eso, dijo Rivero. Los cubanos son quienes dictan los “cursos de francotiradores”, un aspecto “sumamente importante para la capacitación, formación y adiestramiento militar”.

Pero más importante que eso, Rivero reveló que los oficiales cubanos imparten, hacen el seguimiento y supervisan los “elementos doctrinales militares a niveles de comando y estado mayor”. Ellos ya opinan y ordenan en el Comando Estratégico Operacional, en la Ingeniería Militar, en la Inteligencia, en el área de Armamento y en Comunicaciones, “entre otras áreas vitales”.

Rivero explicó que su retiro del Ejército obedeció también a “la politización en el orden partidista y la pérdida de la instrucción democrática que existe hoy en la FAN”. El general consideró inadmisible que Chávez haya ordenado a los militares emplear “consignas de un partido político”.

“El (grito de) ‘patria, socialismo o muerte’ no corresponde a una consigna de carácter militar”, explicó.

El general hoy disidente también admira al libertador Simón Bolívar, pero no deforma su pensamiento. “Si bien Bolívar señalaba: ‘si de la patria llegaran a violarse sus fronteras y declinara el amor que se te brinda, quisiera ser la víctima primera o el último soldado que se rinda’, nosotros, los militares, traducíamos eso como ‘patria o muerte’. Pero la agregación de un elemento político como ‘socialismo’ o ‘socialista’ revierte cualquier naturaleza imparcial, neutral o soberana que pueda tener nuestra FAN para garantizar la objetividad de su actuación en cualquier instancia, dentro del orden militar y dentro del orden civil”, dijo con toda claridad.

El general Rivero cuestionó duramente “el uso de instalaciones militares para actividades de proselitismo de un partido político en particular”, en alusión al partido de Chávez (el Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV), a las que asisten militares de alto, mediano y bajo rango “obligados y en el cumplimiento de la subordinación y de la obediencia”. El alto militar renunciante dijo que eso es “totalmente oprobioso para la institución armada”, que según la Constitución ha de ser “profesional y sin ninguna tendencia política”.

Los oficiales militares venezolanos, precisó, participan “en actos políticos organizados por el partido de gobierno” y Chávez “condiciona la articulación y el servicio de la FAN como instancia pública y privada en razón de la ideología política”.

Con propiedad, Rivero dijo que cuando el Ejército se dispone a cooperar con comunidades e instituciones, la ayuda sólo es autorizada para aquéllas que favorecen al PSUV o a su ideología política. El general recordó que las fuerzas armadas deben relacionarse “con la sociedad en pleno y con todas las instituciones del Estado, sea cual sea su origen político o ideológico”.

Rivero manifestó su completo desacuerdo con el uso del uniforme militar por parte de Chávez, así como que el presidente ostente un grado militar. Chávez, dijo, se viste con uniforme militar “para asistir inclusive a actos de proselitismo político” y “eso contraviene la Constitución”.

“La Constitución señala que ningún militar en actividad podrá ejercer u optar por un cargo de elección popular. El cargo de presidente de la República es un cargo de elección popular. Por lo tanto, en ningún debería portar un grado militar”, enfatizó.

El militar ahora retirado aludió asimismo a un nuevo y grave invento de Chávez: la creación de la milicia. Rivero entiende este paso como “una militarización de la sociedad civil” a la que se habilita, indebidamente, al “manejo de la violencia”, un delicado asunto “restringido estrictamente a los órganos de seguridad del Estado”. El general dijo haber sido testigo del “adiestramiento, hasta forzado, de población humilde, jóvenes y ancianos, en aspectos militares propios de la FAN, aprovechándose de la nobleza y de la ficción o simpatía que pudiera sentir parte de esta población hacia el predio militar y que termina en un detrimento del profesionalismo y propiamente de la institucionalidad que contiene a la FAN”.

¿Qué diría mi interlocutor español si mañana el presidente Rodríguez Zapatero se pusiera un uniforme militar y participara así vestido en un acto del Partido Socialista Obrero Español (PSOE)? ¿Qué diría la sociedad española, qué diría el rey y qué diría él mismo si los predios militares fueran usados para actividades proselitistas del PSOE (o del Partido Popular, da lo mismo)? ¿Qué diría si oficiales franceses o alemanes estuvieran impartiendo órdenes, adoctrinando y, de hecho, dirigiendo a las fuerzas armadas españolas? ¿O qué diría si eso mismo lo estuvieran haciendo militares que obedecen a un dictador, como en Cuba?

Ya sabemos lo que diría él, toda España y todo el mundo: habría un gran escándalo y el gobierno de Rodríguez Zapatero saltaría por los aires por haber violado flagrantemente la Constitución y los principios más básicos de una democracia republicana. Pero Chávez, que sí hace todo eso y mucho más, es un presidente “democrático” y no un dictador. Si después de leer los argumentos del general Rivero para pedir su baja sigue pensando lo mismo, voy a tener que creer que a España, principal inversor extranjero en Venezuela, le importan más los negocios que los principios.
  Fuente: La Nación.com