ENCAPUCHAD
Por: Paciano Padón 
Cada vez más, el nuestro es un Estado forajido, donde el  Presidente,  el Vicepresidente, los Ministros, altos funcionarios del  Poder  Ejecutivo y de los otros Poderes Públicos Nacionales -también   Gobernadores y Alcaldes afectos al régimen- actúan como facinerosos,   malhechores y bandoleros. 
 El Estado no debe ser trasgresor e   infractor en contra de los ciudadanos y sus derechos. Por el  contrario,  lo que justifica la existencia del Estado es la defensa de  los  Derechos Humanos, es evitar que unos hombres  afecten los derechos  de  otros.  El Estado es un garantizador y protector de Derechos  Humanos,  no un verdugo de ciudadanos.
Los errores y desafueros más grandes  serán siempre del Poder Judicial,  porque es el poder del equilibrio, el  que debe garantizar que la ley  sea igual para todos y que su  trasgresión criminal sea sancionada.  Pero no es así por desgracia, está  de rodilla ante el Presidente de la  República, como los otros Poderes  Públicos.  Las decisiones de los  órganos jurisdiccionales con efectos o  trascendencia política, están  bajo el control del Presidente Chávez,  mientras la mayoría de las  sentencias sin interés político son  manejadas por la corrupción y las  tribus judiciales. Ejemplos sobran.  ¿No lo expresan así las decisiones  contra los Comisarios, Álvarez Paz,  la Juez Afiuni y mil más?
El CNE sólo actúa acorde a la  conveniencia del PSUV y por indicación  presidencial. ¿Qué tal las  Circunscripciones Electorales para la  elección de Diputados Nominales?  ¿Qué tal los Generales y otros altos  Oficiales, probadamente inscritos  en el PSUV, delictualmente  militantes del partido de Chávez? A cargo de  ellos el Plan República.   ¿Qué dicen los Rectores?
La Fiscala General burla las leyes,  actúa como salteadora.  El  Contralor no tiene ojos para la corrupción,  no ve el grosero  enriquecimiento de una boliburguesía que bofetea la  pobreza  creciente.  Los Diputados del régimen incumplen las tres  funciones  constitucionales que les corresponde atender: legislar,  controlar y  representar.  Es obvio que no representan al pueblo, ni  siquiera al  PSUV, sólo responden órdenes directas del Presidente, quien  es su  único “representado”.  Ejercen cero control.  Ejemplos abundan.   Aquí  una perlita: a pesar de los 150 mil venezolanos vilmente  asesinados  por el hampa desatada en los últimos años, el control  parlamentario no  ha dado el primer debate sobre las políticas de  seguridad del régimen.  Además, el Poder Legislativo no legisla,  simplemente complace  peticiones.
Las fechorías del Presidente y sus  Ministros no tienen calificativos.   El Jefe de Estado resulta  trasgresor de la Constitución y leyes; lo  hace sin recato, diría que a  veces hasta vanagloriándose de sus  “malandrinadas”.  El derecho a la  reputación vale nada ante las  groseras arremetidas del Presidente.  Él y  sus Ministros embisten  contra la propiedad privada, al igual que  encapuchados, pero sin  capucha.  Es así como, por ejemplo, vimos al  Vicepresidente Jaua  invadir “Las Carolinas”, finca del opositor Diego  Arria, donde se  robaron productos que cargaron impunemente en el  helicóptero del Sr.  Vicepresidente.  Hablan de expropiación, pero es  robo, facinerosa  confiscación en la que funcionarios actúan como  bandidos. Igualmente  asaltan comercios y empresas. Los policías son  responsables -según el  propio Ministro del Interior- de un 20 por  ciento de los delitos  comunes que se cometen en el país.
Cuando los funcionarios públicos son  facinerosos, los policías  malhechores, los Fiscales y Contralores  bandoleros, los Diputados  malandrines y los Ministros rufianes, estamos  ante un Estado  forajido.  Es hora de reaccionar, de expresar sin miedo  nuestra  indignación y reclamo de justicia.  Está bien que en las  elecciones de  septiembre mostremos nuestro repudio al Estado forajido,  pero la voz  de protesta debe escucharse ya, debe tomar la calle. No más   encapuchados sin capucha.
E-Mail: pacianopadron@gmail.com
Fuente: Noticia Urbana 

