“La
Milicia Nacional debe estar armada”, vociferó el Presidente de la
República en su primer programa mediático dominical, luego del sacudón
del pasado 26-S: “…es una unidad permanente sobre el territorio y debe
estar armada, ¿quién ha visto una milicia sin armas?”. Pregunto yo al Presidente: ¿quién ha visto una milicia, un cuerpo armado, sin fundamento constitucional? En
el Título VII, Capítulo III de la Constitución se señala que la Fuerza
Armada Nacional “…está integrada por el Ejército, la Armada, la Aviación
y la Guardia Nacional…”, allí no se habla de esa Milicia Nacional, que
es un invento inconstitucional que actúa o pretende actuar como guardia
pretoriana de quien se cree dueño del país, de quien entiende que las
instituciones están para servirle, y no para servir a los ciudadanos y a
la República.
Llama
la atención y produce una enorme rabia, generada por la impotencia, que
el Presidente haya hablado de armar la Milicia Nacional, en presencia
de jefezotes militares, sin que éstos abrieran la boca. De paso los regañó: “Las milicias han sido olvidadas por los comandos militares y se encuentran desarmadas”. Ninguno de los generales profirió palabras. Fue
entonces cuando recordé a Andreína, a la joven periodista Andreína
Flores, quien con valentía -sin otra arma que su palabra, su derecho y su razón- se atrevió a hablarle al Presidente, formularle una pregunta y defender su derecho a hacerla. Ninguno
de esos generalotes -uniformados y bien papeados, seguramente que con
chequeras bien respaldadas- se atrevió a decir nada, o a preguntar como
lo habría hecho Andreína: ¿qué norma constitucional crea ese cuerpo
armado llamado Milicia Nacional?, ¿por qué siguen distribuyendo armas en
un país armado hasta el cogote, donde asesinan a los ciudadanos a
mansalva?
Lo
que más indigna de la situación venezolana actual, es la inobservancia
de la Constitución de la República de parte del Presidente, quien la
pisotea como le viene en gana. Preocupa el desmontaje de
la institucionalidad, al colocar bajo su imperio todos los poderes
públicos; inquieta el desprecio absoluto de todos aquellos que él
considera opositores, a quienes sin rubor alguno insulta como quiere y
atropella sin límite, cercenando sus derechos, quitándoles sus
propiedades, sometiéndolos al escarnio y al desprecio público;
sobresalta la corrupción y la ineficiencia sin parangón en nuestra
historia republicana.
El
Teniente Coronel está tocado por el reciente resultado electoral que le
fue adverso, que desafió su hegemonía, que le hizo recordar que en este
país vivimos muchos venezolanos que no queremos se haga sólo la
voluntad de uno. En el mismo programa donde anuncia armar
la Milicia Nacional, anunció la expropiación de Agroisleña, empresa
proveedora de 70 % de los insumos agrícolas, que otorga financiamiento
directo a más de 18 mil productores del campo, y amenazó con otras
expropiaciones, entre ellas 720 mil hectáreas, en octubre y noviembre.
Ante
tanta arbitrariedad, el resultado de las elecciones del pasado 26-S es
una luz, somos el pueblo indignado que comienza a perder el miedo. Ya
sabemos que si algo tenemos garantizado es el secreto del voto, que tal
vez es lo único bueno del sistema electoral. Otro desafío mayor en el
terreno electoral, está planteado para el 2012. Para allá
vamos. Antes que llegue el momento de poner fin a los desmanes
inaceptables, tenemos que frenar al Presidente de la República,
enfrentar sus abusos y atropellos contra el Estado de Derecho. Es tarea de los diputados, pero también nuestra. La calle y el mundo deben saber de nuestra indignación.
La Fuerza Armada Nacional no debe callar. No puede permitirse una fuerza militar armada en contra de las disposiciones constitucionales. Los
generales, y junto a ellos los otros oficiales institucionales de la
Fuerza Armada Nacional, no deben callar. Están obligados a hablarle al
Presidente, lo contrario es complicidad, la misma complicidad que ha
permitido que en los cuarteles se grite “Patria socialista o muerte”. La FAN no debe seguir callando, no debe callar.
PACIANO PADRÓN
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