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domingo, 21 de noviembre de 2010

General Peñaloza: Hugo Chávez fue detenido por golpista el 5 de diciembre de 1989

General de División, Carlos Peñaloza
ND.- En una reveladora entrevista aparecida este viernes en la Revista Zeta, el ex Comandante General del Ejército, General Carlos Peñaloza, asegura que el 5 de diciembre de 1989 ordenó la captura de varios militares que preparaban un golpe de Estado contra el presidente Pérez para el día siguiente, día en que CAP regresaba de un viaje a Davos. Entre los golpistas se encontraban "Chávez y el actual alto mando chavista."

Dice Peñaloza: "Estos golpistas eran unos bates quebrados", porque usaban claves "primitivas", fáciles de detectar. La que utilizaron para denominar al jefe del plan (HChF) era Júpiter. "Cualquier aficionado a la mitología griega sabe que este era el rey de los dioses", agrega.

"Los golpistas, confiados en la protección que habían disfrutado hasta ese momento se movían como peces en el agua y cometían infinidad de errores. Pero ya los tenía en la mano y los dejé nadar a sus anchas."

Peñaloza cuenta que luego de detener a los golpistas, tuvo un enfrentamiento verbal con el propio Presidente Pérez a su regreso de Davos. Pérez la había ordenado que liberara a los detenidos pero él se negó. Finalmente, CAP lo autorizó a que fuera el único que podía "decidir el destino de" los golpistas.

Según el General, "decidir el destino" significa decidir su siguiente asignación. Dice el General, en una aclaratoria por email con Noticiero Digital, que "a Hugo Chávez Frías lo envié a vender pollos en la proveeduria de Maturin sin comando de tropas y sometido a vigilancia permanente por la DIM. Cuando a su promocion le correspondió asistir al curso de estado mayor no me opuse porque consideré que era negarle su derecho a la educacion y ademas parecería una ensañamiento contra él. En el curso lo rasparon en una materia junto con otros cinco oficiales y autoricé que reparara porque ese era un derecho en dicha escuela. Cuando renuncié a mi cargo a comienzos de junio de 1991, la lista de ascensos no había sido concluida. Si me hubiera tocado decidir, no lo hubiese recomendado para ascenso."

El general Peñaloza explica en la entrevista por qué cree que Hugo Chávez ingresó a Ejército "con la siniestra misión de reclutar jóvenes militares para un eventual golpe contra la república democrática." Recuerda que quien formó a Chávez en las ideas comunistas fue José Esteban Ruiz Guevara, un guerrillero que peleó al lado de Douglas Bravo y Alí Rodríguez Araque en Falcón y que con el proceso de pacificación del primer gobierno de Caldera abandonó la lucha armada y se radicó en Barinas. Dice el general Peñaloza: Ruiz Guevera, a quien combatí militarmente en Falcón, era vecino de la familia Chávez en Barinas y sus hijos jugaban pelota con Hugo y Adán Chávez.

Lea a continuación la entrevista al General Carlos Peñaloza en Zeta (19 noviembre 2010), realizada por Rafael Poleo

RP: De sus declaraciones y escritos en las últimas semanas se desprende que como Director de la Academia Militar usted comprobó que el teniente Hugo Chávez, adscrito a ese instituto, utilizaba su posición para conquistar cadetes y enrolarlos en un proyecto golpista a largo plazo, misión que Chávez cumplía allí por instrucciones del Partido Comunista. ¿Es correcta esa interpretación?

CP: El presidente Chávez ya era comunista al igual que su hermano Adán cuando ingreso a la Academia Militar. Él fue catequizado siendo un zagaletón en Barinas por José Esteban Ruiz Guevara. Ruiz había combatido contra el ejército al lado de Douglas Bravo, Ali Rodríguez Araque (Cdte Fausto), Domingo Urbina y un grupo de cubanos en la Sierra de Falcón. Yo tuve el honor de enfrentarlos en una unidad donde estábamos además los subtenientes José Machillanda Pinto, Oswaldo Suju Raffo y Venancio Reverón. En nuestra área de operaciones en los alrededores de Santa Cruz de Bucaral y las Cuevas del Toro los derrotamos. Cuando nos retiramos las guerrillas habían desaparecido. Habíamos cumplido la misión asignada.

Después de la pacificación de Caldera, Bravo y Fausto se negaron a pacificarse pero Ruiz agarró sus bártulos y se fue a su pueblo en Barinas donde fundó el partido comunista local. Por esos años Adán y Hugo Chávez fueron enviados por sus padres desde Sabaneta a Barinas para atender el liceo estadal. Como buenos zagaletones los muchachos jugaban caimaneras en la calle con sus vecinos, los hijos de Ruiz. Éste como buen comunista los había bautizado como Vladimir (por Lenin) y Federico (por Engels), lo cual es típico entre los rojos de nuestro país.

Además de jugar pelota Adán y Hugo fueron adoctrinados por Ruiz quien tenía una cuota que llenar en el sistema de reclutamiento establecido por Douglas Bravo. Su supervisor inmediato era Fausto. Ambos se hicieron comunistas rabiosos junto con otro alumno destacado, Luis Velázquez Alvaray hoy prófugo de la justicia. En sus horas libres Ruiz los usaba para distribuir copias del diario comunista “El Clarin”, panfletos comunistas y pintar graffitis subversivos en las paredes.

Al terminar el bachillerato Adán, el mayor y mas estudiosos e inteligente, ingresó sin problemas a la Universidad de Los Andes. El otro muchachón no era bruto, pero odiaba los libros y le gustaba la pelota. Por sus notas le era imposible aprobar los exámenes de admisión universitarios. Adán le dijo a Ruiz que una posibilidad era enviarlo a la Academia. Ruiz el corruptor de menores, se comunicó con Fausto que estaba llegando y a través de los contactos se enteraron que la Academia Militar necesitaba un pitcher para enfrentar al odiado equipo de la Efofac. Ese fue el pasaporte de Hugo, quien demostró ser un lanzador mediocre, pero un demagogo insigne aunque fue un golpista anodino.

Chávez no puede ser acusado de violar el juramento de fidelidad a la patria y a la constitución venezolana, porque cuando entró ya había jurado servir a otras patrias. Él ya estaba casado con Fidel. Para mi Chávez no solo no es militar, sino que no es venezolano.

RP: Como Director de la Academia Militar primero y como Comandante General del Ejército después, usted vio como Chávez desarrollaba exitosamente su misión política dentro del Ejército. ¿Podría medir la dimensión de ese éxito en términos de oficiales conquistados para un golpe de militares comunistas?

CP: Cuando recibí la dirección de la Academia, el maestro de ceremonias en el coctel de bienvenida en el casino de oficiales era un capitán larguirucho desgarbado. Recuerdo que andaba con un conjunto de arpa cuatro y maracas, Era la primera vez que lo veía. Acto seguido recitó muy bien “Florentino y el diablo”. A mí me llamo la atención lo engolado de su voz y lo afectado de sus manerismos, que no es común entre los militares. Me pareció que quería imitar a Renny Ottolina. Me dije para mis adentros este muchacho es un gran animador. Al terminar lo felicité. Me respondió bienvenido a su Academia mi general!.

A los pocos días me di cuenta que la Academia no era mia, sino de él. No había que ser Sherlock Holmes para darse cuenta que el tipo estaba en algo raro. Solo faltaban pruebas sólidas. Al investigar su record en el Instituto me di cuenta que había pasado como instructor cinco años lo cual no es ordinario. Él era un buen oficial, pero no extraordinario. En ese momento me pregunté: ¿por qué este oficial ha permanecido tanto tiempo aquí sin ser ninguna maravilla?

A los dos meses lo entendí. Había un cadete cuyo papá había estudiado conmigo en el liceo. En un día de visita mi amigo, a quien no identifico porque su hijo sigue en la carrera, me dijo: “Carlos Julio mi hijo me dice que aquí hay un capitán Chávez inculcando ideas comunistas”. De inmediato en septiembre de 1984 pasé la novedad al comando del ejército y procedí a sacarlo de la Academia y a escribir un informe que supuestamente terminaría con su carrera. Pero cosas extrañas estaban sucediendo. Con Chávez no hay nada normal.

RP: ¿Por qué sus advertencias e informes fueron desestimados por otros altos generales y por el propio Presidente de la República, Carlos Andrés Pérez?

CP: Mi primer informe fue destruido en la secretaria del comando del Ejército antes que el comandante general José Antonio Olavarría lo viera. Mi recomendación de enviarlo a una unidad sin comando de tropa donde pudiera ser vigilado por la DIM fue ignorada. Durante el resto del mandato de Olavarría el capitán no tuvo cargo y estuvo libre para andar por los cuarteles predicando su ponzoña marxista. Estoy seguro que Olavarría no tenía idea de lo que estaba pasando. Yo sé quién manejó esto entre bastidores, pero guardo su nombre que revelaré en un libro que estoy escribiendo. Si a mí me pasa algo antes de la publicación del libro, el nombre de esta persona está en manos de amigos autorizados para publicar la obra, pase lo que pase.

El caso de Carlos Andrés ocurrió tres años después siendo yo Comandante del Ejército. Al llegar a esa posición supe que Chávez trabajaba en el propio Palacio de Miraflores a poca distancia del despacho presidencial. Discretamente le hice ver a Pérez lo que yo sabía. Luego de averiguar me dijo que todos sus asesores, incluyendo el ministro de la Secretaria Dr. Carmona y el jefe de la DIM general Herminio Fuenmayor lo avalaban y aseguraban que yo estaba equivocado.

Todo esto me pareció sospechoso, yo soy un gocho que nunca he trabajado en inteligencia pero cuento con buen olfato. Algo no cuadraba. Pero era el comandante del Ejército y tenía un servicio de inteligencia. Le dicté instrucciones y al poco tiempo note que la información que recibía eran refritos y desinformación.

Era obvio que mi servicio de inteligencia estaba infiltrado. El director de inteligencia general Alexis Sánchez Paz, recomendado para el cargo por el jefe de Estado Mayor general Carlos Santiago Ramírez, no me inspiraba confianza. Por fortuna yo tomo decisiones rápidas. Con dinero de la partida secreta establecí una red de inteligencia paralela con gente de mi más estricta confianza y logré infiltrar a los golpistas.

A finales de noviembre tenía su plan de operaciones en mi poder, mientras que mi dirección de inteligencia me seguía trayendo desinformación. El DIM estaba absolutamente perdido. En público el general Fuenmayor masculló que no había posibilidades de golpe porque el DIM no lo había descubierto. Ja!

Los golpistas confiados en la protección que habían disfrutado hasta ese momento se movían como peces en el agua y cometían infinidad de errores. Pero ya los tenía en la mano y los dejé nadar a sus anchas.

A comienzos de diciembre me anunciaron que el presidente se iba de viaje a Davos y casi simultáneamente me llegaron las últimas instrucciones de coordinación para activar el plan golpista. En esas partió CAP y cuando llegó la orden estableciendo el día D para el dia 6 de diciembre de 1989 coincidiendo con el regreso de Pérez me sonreí.

Estos golpistas eran unos bates quebrados.

El jefe del plan fue detectado porque la clave que le asignaron era estúpida: Jupiter. Cualquier aficionado a la mitología griega sabe que este era el rey de los dioses. Las demás claves eran igualmente primitivas. Rápidamente trabajando con el Inspector del Ejército establecimos los nombres de los complotados y su orden de batalla. Afortunadamente mi dirección de inteligencia no sabía lo que estaba pasando. De saberlo hubieran alertado a los golpistas.

El 5 de diciembre ordené la captura de los sospechosos y después informé al presidente encargado, Dr. Izaguirre. Lo hice así porque estaba seguro que la presidencia también estaba infiltrada. Izaguirre llamo a CAP a DAVOS y Pérez ordenó que dejarán en libertad a los detenidos entre los cuales estaba Chávez y todo el actual alto mando chavista.

Al otro dia llegó CAP y me llamó enfurecido para preguntarme porque desobedecí su orden. Yo le contesté que si no lo hubiera hecho, él y yo estaríamos presos o muertos. Pero él insistió en que dejara en libertad a los conspiradores.

Yo le dije 'yo no lo voy a hacer, hágalo Ud.' y le puse mi cargo a la orden. Ante esto el contemporizó y me dijo ¿qué es lo que Ud. quiere? Le respondí 'los quiero presos, pero si Ud. insiste, yo me quedo solo si Ud. me autoriza a que yo sea el único que pueda decidir el destino de ellos'. La respuesta fue seca: “Proceda general”. Pérez nunca me llamó ni por mi apellido ni por mi nombre.

RP: Basándonos en que la actual alta oficialidad pasó por sus manos en la Academia o en el Ejército, en términos aproximados, ¿cuántos oficiales captó Chávez desde la Academia? Y en la actualidad, ¿cuáles son las proporciones reales del respaldo militar a Chávez?

CP: Es difícil de precisar, pero no son una mayoría. Asumiendo que ellos controlan y filtran a los que ingresan como cadetes asegurándose que todos son rojos rojitos ellos tienen la mayoría de los subtenientes y tenientes activos.

Dado el descontento existente esa mayoría no debe ser mayor del 60%. En los grados medios desde mayor a coronel graduados en democracia ellos son una minoría clara. Tal vez un 10%. Entre los generales que han crecido como conejos solo los mayores generales y los generales en jefe son rojo rojitos y son una minoría pequeña. En promedio entre los generales no deben tener mas de 30%.

En total los oficiales adictos al PSUV deben representar alrededor de un 40% del total. Esta cifra es elevada, pero falta considerar el factor fundamental.

Los militares venezolanos no están dispuestos a salir a la calle a matar a sus compatriotas. El caracazo fue una amarga lección. Si el piso se empieza a mover y los comisarios políticos cubanos empiezan a empujar a los tenientes coroneles a sacar las tropas, probablemente los fusilen en el acto. Los militares son fieles al pueblo. Cuando sienten que el pueblo se encabrita y el piso se mueve los militares dejan de ser leales. Las barraganas que creen estar casados con él saldrán corriendo aterrados. El grito de patria o muerte desaparecerá y la libertad volverá a nacer junto con la dignidad. Aun no estamos allí, pero Esteban azuzado por Fidel arrastra a latigazos a sus barraganas hacia el desastre. Antes de lanzarse hacia el vacío huirán con sus churupitos mal habidos. Esa ha sido y será la historia de Venezuela hasta que acabemos con los caudillos.

Las declaraciones del jefe del Comando Estratégico cumpliendo órdenes de Esteban, quien a su vez no resiste como hombre una orden ilegal del loco senil de la Habana crearan una desbandada. Los altos niveles del generalato lo saben y preparan sus maletas y están comprando propiedades en el extranjero para curarse en salud. Observen con cuidado las solicitudes de baja o de reposo medico de los tri y cuatri soleados a medida que avanzamos hacia el 2012. Si llegamos allá solo le quedaran los Rangel Silva, Alcala Cordones y similares. Ellos son los únicos que tienen que tener miedo y que a lo mejor se atrevan a sacrificarse, pero lo dudo. Los demás volverán al seno de la democracia y serán perdonados porque fueron engañados. No creo que haya una cacería de brujas. Sería estúpido.

Los militares tenemos una deuda con la patria por los desatinos cometidos en los últimos años. Las diabólicas órdenes del mandadero de Fidel llevan al país al del abismo. Esa deuda debe ser saldada, si queremos salvar nuestra honra e impedir que Venezuela se hunda.