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martes, 14 de diciembre de 2010

En defensa de la Fuerza Armada Nacional // Por: Fernando Ochoa Antich



En defensa de la Fuerza Armada Nacional

Fernando Ochoa Antich

Tratar de defender a la Fuerza Armada de los señalamientos, bien escritos y mejor razonados, del extraordinario periodista Elides Rojas, en su artículo “Piratería Militar”, no es nada de fácil. Se hace aún más difícil debido a que sus planteamientos son absolutamente ciertos y no tienen forma de refutarse. De todas maneras, voy a tratar de explicar mi punto de vista. La primera gran verdad, es su análisis sobre las causas del triunfo electoral de Hugo Chávez en 1998. Sorprendentemente, muchos de los votos que condujeron al poder a Hugo Chávez se originaron en la muy equivocada percepción que sobre el gobierno de  Marcos Pérez Jiménez tienen millones de venezolanos al considerar que dicho régimen fue eficiente en la administración de los recursos nacionales. Nada más fuera de la realidad. La crisis de 1958 fue política, consecuencia del plebiscito y su ambición de permanecer en el poder, pero en el fondo tuvo por causa una profunda crisis económica.

         Elides Rojas enumera algunos de los grandes fracasos de este gobierno: las dos crisis de Vargas, el colapso eléctrico y la casi paralización del Metro de Caracas. Habría que agregar otros muchos más: la destrucción de PDVSA, la incapacidad para resolver el problema habitacional, la ruina de los hospitales, la total falta de mantenimiento de la infraestructura vial y pare usted de contar. La responsabilidad de la Fuerza Armada en este desastre es indiscutible. Hugo Chávez ha presentado su gobierno como  militar. El Alto Mando y sus integrantes se lo han permitido. No han querido escuchar lo delicado de esta posición. Será imposible evitar que el fracaso del régimen comprometa el prestigio de la Fuerza Armada. Nuestra institución ya vivió esa experiencia a la caída del gobierno de Marcos Pérez Jiménez. Fue necesario muchos años de disciplinada subordinación al poder civil para que la Fuerza Armada pudiese reivindicar su prestigio ante los venezolanos.

         Hasta aquí coincido totalmente  con Elides Rojas. Lo que creo faltó en su artículo fue diferenciar a la Fuerza Armada como institución de las personas que, en un momento determinado, la pueden constituir y dirigir. Eso ocurre con todas las demás organizaciones del Estado. Pensemos sólo en la Corte Suprema de Justicia. Su actuación en estos años ha sido inaceptable. Eso no quiere decir que una Corte Suprema bien constituida no cumpla una extraordinaria función dentro de la sociedad. El problema que angustia a Elides Rojas no es un problema de militares, sino de estos militares en particular. Aún el problema es más complejo. ¿Es realmente el gobierno de Hugo Chávez un régimen militar? Tengo grandes dudas. Es verdad, que la camarilla impulsora de este proceso tuvo su origen en la Fuerza Armada, aunque está ya demostrado que algunos de esos oficiales entraron a la Academia Militar enviados por organizaciones de izquierda.

         Los venezolanos conocen que la camarilla que realmente decide en las acciones que toma el régimen es una alianza de amplios grupos de izquierda que desean copiar la Revolución Cubana. Este es un punto fundamental a analizar. Es imprescindible responderse esta pregunta: ¿Hasta que punto llega la influencia de los Castro en la orientación del régimen chavista? Es total. Nadie lo duda. La reforma constitucional, que fue rechazada por los venezolanos, se inspiró en esa experiencia. El conjunto de leyes, absolutamente inconstitucionales, que la Asamblea Nacional, ha venido aprobando a trocha y moche, se inspira totalmente en el pensamiento fidelista. Esa es la verdad. La Fuerza Armada nunca es consultada. De todas maneras, si las nuevas generaciones militares no quieren comprometer aún más su destino deben tener, durante las elecciones del año 2012, una posición absolutamente institucional: cumplir y hacer cumplir la Constitución Nacional.

Caracas, 12 de diciembre de 2010.