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jueves, 17 de febrero de 2011

MI AMIGO EL MAGISTRADO // Por: Enrique Prieto Silva

Jueves, 17 de febrero de 2011

Magistrado Aponte, no es nuestra intención recoger en este escrito, todas las decisiones tomadas por usted, que solo salen a luz como amaneceres sin luz, y en todos los casos solo sirven al interés del régimen de gobierno y a la cacareada “revolución” que usted, coronel y abogado que se formó como demócrata, sabe que nunca ha existido ni puede existir por falta de seso y base conceptual.


Enrique Prieto Silva
Martes 15 de febrero de 2011

MI AMIGO EL MAGISTRADO
El ejercicio de la docencia universitaria en disímiles ramas del saber, nos coloca en una disyuntiva poco entendible a mas de confusa, al extremo de creer que todo el conocimiento que integra nuestra sapiencia, o back ground como se le nombra en el diario coloquio del entendido, no es más que una suerte de amasijo que indudablemente nos lleva al desconcierto tendente a la paranoia. Pero por fortuna, ese mismo coloquio solo tasado en nuestra mente nos hace colegir con fe, induciendo la base de esa sapiencia hasta convencernos de lo profundo y fehaciente de nuestro razonar. He aquí el dilema al que nos conducen situaciones reales de este acontecer político de nuestra patria, que en doce años nos ha llevado a una grave inconsistencia social, que por fortuna seguimos enfrentando con sindéresis y valentía, por cuanto sabemos que otros, engreídos y petulantes, quieren hacernos creer que su verbo y palabra cuentan con los dotes de la verdad, sin darse cuenta de la rastra miserable que les da apariencia solo les sirve para creer que suben y se empinan.
     Se nos ha hecho muy difícil abordar el tema que nos motiva, es decir, criticar al ciudadano coronel hoy magistrado presidente de la Sala de Casación Penal del TSJ Eladio Aponte Aponte, por cuanto el recuerdo, la amistad y ética del profesionalismo, parecieran no insertarse en una manga que nos permita criticar sin dañar nuestro ego, al menos el íntimo, pero engullirse toda la sarta de desvíos en que ha incurrido “mi amigo el Magistrado”, nos venía atosigando en lo interno, toleradas por las antiguas relaciones amistosas comunes y más aún las profesionales, en las que compartimos críticas a deficiencias y desvíos jurídicos en los que hoy incurre nuestro amigo.
    Era posible nuestra duda, por el presagio del proverbio chino que atormenta con lo maligno de la crítica vehemente en una relación humana, principalmente por el irrespeto a la amistad, pero siempre hay un colmo que irrumpe y rompe barreras, que nos obliga a escoger entre el silencio mudo de la hipocresía, que evidentemente atormenta, o el alerta que desnuda la relación hipócrita que se vuelve intolerante. Es lo que hacemos, comenzando por decirle al amigo, que el orgullo personal del servidor público se hace incompatible con la irreverencia política desbordada y sumisa. Que no es mejor servidor el servil, ni más erudito el que utiliza el saber para la petulancia. Pero de mayor gravedad, cuando el sabio utiliza su conocimiento para satisfacer la vanidad del poderoso plagado de vicios malévolos, desviados por un pensamiento indefinido e iluso, llámese proceso, proyecto o revolución. Ello solo sirve a la vanidad y a la idolatría, pero retoza en la relación humana desgraciada, cuando se tiene el poder para decidir entro lo justo y lo legal y se usa para la maldad tildada de justicia. Más grave aún, cuando no se escatima el uso del intelecto para suplantar alegremente y sin recato, la prisión de algunos no comulgantes con pautas malignas por la libertad, en aras de un ideal político sin sentido de justicia ni de lógica.
     Magistrado Aponte, su especialidad en el máximo tribunal de justicia venezolano, ha venido enlodándose desde que en los últimos 19 años, abogados como Alejandro Angulo Fontiveros y otros, en la Sala de Casación Penal que usted hoy preside, se subrogaron el poder para decidir sobre lo bueno y lo malo del poder político del país. Situación hoy degradada por la orientación que ha querido darle la presidente de ese Máximo Tribunal, con su deplorable tesis del poder del Estado único e indivisible.
      Antes, para ex magistrado Angulo Fontiveros, Chávez no cometió delito con su acción el 4F, porque según él, actuó contra un gobierno ilegítimo, mientras que los 4 oficiales generales y almirantes del 11A si lo eran, porque actuaron contra un gobierno legítimo. ¿A qué legitimidad se refiere? ¿Recuerda usted que ese mismo ex magistrado cuya lerda línea usted sigue ridiculizó su sentencia en el caso del teniente Sicat, o es que ahora usted se convenció que estuvo equivocado al sentenciar? ¿Olvida o cambia a conciencia o ex profeso la bobada de este ex magistrado, quien en una suerte de jurista simplón dio a luz la expresión de que “cuando la política entra al tribunal por la puerta la justicia salta por la ventana”? ¿No es esta una confesión de su malsana práctica jurídica, y hoy quiere convencernos de su dilata conversión doctrinaria que acomodó a su tendencia política y deformó la jurisprudencia? ¿Es esta la línea que usted sigue? Cada quien es libre de tomar el camino que cree sea el mejor, pero no tiene el derecho a salpicar al conglomerado con una injusticia política malsana.
       No alcanza el espacio para recordarle todo lo que usted cree se olvida, pero he de decirle que la conciencia de un amigo se atosiga de tolerancia cuando cree que la férula política atrofia y ensordece la mente de quien se cree colmado con el hálito de la verdad.
Casos de su autoría que debo recordarle:
1.La admisión del recurso de revisión de la sentencia de la Sala Plena que declaró que no eran enjuiciables los generales en el ante juicio de mérito del 14 de agosto de 2002. Pero de mayor gravedad, que su ponencia declaró nula la sentencia absolutoria. Olvidaron los magistrados, que el recurso de revisión en materia penal solo procede en casos de sentencias que condenen al reo; y el recurso de casación es una institución establecida con el fin de garantizar la corrección sustancial y la legalidad formal del juicio previo exigido por la constitución, para asegurar el respeto a los derechos individuales y a las garantías de igualdad ante la ley e inviolabilidad de la defensa en juicio, así como también el mantenimiento del orden jurídico penal, por una más uniforme aplicación de la ley sustantiva. En ningún caso, como ocurrió, se puede aludir al recurso de casación para enmendar errores o bagatelas políticas del enjuiciador. Es decir, procede cuando beneficia al sentenciado. Fue su ponencia un “horror jurídico”
2.En el caso del general Uson se le instó a inhibirse para decidir en una solicitud de avocamiento, por cuando había sido usted como fiscal militar quien impulsara el juicio. Ud. declaró improcedente todo el entramado. Más grave aún, usted inició el juicio a sabiendas de que no era materia de justicia militar, alegando un supuesto e inentendible “control difuso”. El juicio no fue legal, como lo determinó la Corte Interamericana de los DDHH.
3.Se le solicitó su avocamiento en el juicio a los Comisarios, dada la sarta de irregularidades y desvíos jurídicos inocultables en los que incurrió la juez. Usted se hizo el inmutable a sabiendas de que era un juicio político sin pie ni cabeza. Más grave aún, salió una sentencia amañada fuera de lapso, ratificada por interés político de la Corte de Apelaciones y usted en solo ocho días leyó los más de 3.000 folios del expediente, para declarar sin lugar la solicitud de casación, con el fin político de declarar firme la sentencia y la inhabilitación de los injustamente sentenciados. La marca de la injusticia intolerable pesará en su conciencia.
4.En el juicio de los “paramilitares” también conocido como el de los “paracachitos”, donde se forjó una virtual rebelión militar sin armas y sin ejecutoria, nos fue difícil creer la declaración del ciudadano colombiano  Grismaldo Plaza, quien en audiencia pública ante el Tribunal el 2 de septiembre del 2005 denunció que: “A mi me llevaron a una reunión donde estaba el Fiscal Militar Eladio Aponte Aponte, Lisandro Bautista, el sub-Director del DIM y el Director del CICPC, reunión que se realizo en el DIM. Allí me ofrecieron a cambio de mi libertad que mencionara a un grupo de oficiales y me entrenaron para lo que yo iba a decir”. “Revoco en mi defensa a la Tte Florangel Salazar y que me nombren a otro abogado. El señor Ministro Carneiro me dijo en el hospital cuando me llevaron `lo felicito por acusar a esos oficiales’” Admitiendo lo extraño de esa declaración, usted como magistrado debió inhibirse de todas las actuaciones posteriores al respecto, peo no lo hizo.
5.Se le abrió juicio militar al general Baduel por un delito que no es de naturaleza militar como lo establece la Constitución en su artículo 261. Usted avaló el caso y se ha hecho de la vista gorda, a sabiendas de la ignorancia generalizada sobre esta materia, que usted si conoce porque trabajó en la reforma sin concluir del Código Orgánico de Justicia Militar.
Muchos más han sido los casos donde se le ha solicitado al TSJ el avocamiento por las excesivas anormalidades en los juicios, pero todos los casos han sido desechados. Pero extrañamente, usted interviene de oficio para avocarse al conocimiento del segundo viciado juicio al diputado Pilieri, y lo más grave es que legaliza la arbitraria detención luego que este fuera absuelto. No dice nada sobre un segundo juicio por la misma causa sin atender la sentencia absolutoria. Pero el barbarismo está en ordenar un nuevo juicio sin pronunciarse sobre una sentencia que no salió porque era favorable al enjuiciado, y cambia de jurisdicción para complacer la malévola conducta de los políticos que usted admira.
     Magistrado Aponte, no es nuestra intención recoger en este escrito, todas las decisiones tomadas por usted, que solo salen a luz como amaneceres sin luz, y en todos los casos solo sirven al interés del régimen de gobierno y a la cacareada “revolución” que usted, coronel y abogado que se formó como demócrata, sabe que nunca ha existido ni puede existir por falta de seso y base conceptual. Debo decirle, que su actitud ha logrado ubicarlo como el máximo juez penalizador de la disidencia política, a quien todos lo sienten pero nadie sabe quién es. Afortunadamente no se le pondera como militar, que sería el colmo de la vergüenza institucional, pero como jurista está labrando una funesta audiencia cazadora  dotada del poder omnímodo que ha tasado el líder de la “revolución”.
      Concluimos recordándole algunos párrafos de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia:
“Es de la competencia del Tribunal Supremo de Justicia: …Solicitar de oficio, o a petición de parte, algún expediente que curse ante otro tribunal, y avocarse al conocimiento del asunto cuando lo estime conveniente; …La Sala requerida examinará las condiciones concurrentes de procedencia del avocamiento, en cuanto que el asunto curse ante algún tribunal de la República, independiente de su jerarquía y de especialidad, que la materia vinculada sea de la competencia de la Sala, sin importar la etapa o fase procesal en que éste se encuentre, así como las irregularidades que se alegan hayan sido oportunamente reclamadas sin éxito en la instancia a través de los recursos ordinarios. …adoptar cualquier medida legal que estime idónea para restablecer el orden jurídico infringido”.
Entiéndalo bien amigo Eladio: “orden jurídico infringido”, no “orden político requerido”
FUENTE DEL TEXTO: Analítica.com
Remisión y comentario: 
Mi apreciado General y amigo, le felicito por exponer ante la justicia soberana, que reside en el pueblo, las condiciones morales y profesionales de este esperpento* que pulula y merodea en los campos de lo que debería ser un máximo tribunal de justicia.
Jesús E Hung

esperpento.


1. m. Hecho grotesco o desatinado.

2. m. Género literario creado por Ramón del Valle-Inclán, escritor español de la generación del 98, en el que se deforma la realidad, recargando sus rasgos grotescos, sometiendo a una elaboración muy personal el lenguaje coloquial y desgarrado.

3. m. coloq. Persona o cosa notable por su fealdad, desaliño o mala traza.



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