PAGINAS Y RECORTES

martes, 17 de mayo de 2011

MIS SESENTA AÑOS. Por: Vinicio Guerrero Méndez



MIS SESENTA AÑOS
      (El corazón del hombre)
Vinicio Guerrero Méndez
No contamina al hombre lo que entra por la boca, sino lo que sale de ella; eso es lo que realmente contamina al hombre. (Mateo15:11)     
Aprovecho este articulo para rememorar las causas por las que insisto he podido lograr esta vez, cumplir con perfecta salud y agradecido a Dios mis sesenta años.
Coman todo lo que se vende en la carnicería sin hacer problema de conciencia, porque del Señor es la tierra y cuanto contiene. (1corintios 10:25) Si yo doy gracias a Dios por lo que como ¿Por qué me van a criticar por comerlo?  Entonces ya coman o beban o hagan lo que sea, háganlo todo para gloria de Dios. (1corintios 10:30-31).
A veces surgen situaciones en las cuales parece que se ha llegado al fin. Por Dios, hace doce años creí que no viviría más cuando de repente abrí mis ojos y me encontré en ese hospital. Tenía entonces 48 años y apenas quince días atrás finalizada mi carrera profesional. En aquel serenísimo silencio de la sala de terapia, ese frío lugar angustiado por lo que me sucedió, me dirigí al Señor. Lo invoque como jamás en mi vida y me eche a llorar. Pedí según su voluntad  una nueva oportunidad para vivir con la confianza que desde ese momento volvería a escuchar y aprender sus enseñanzas y serle útil en lo que me restara de vida.  Podía percibir la llegada de un tranquilo sueño, aun cuando mis ojos permanecían abiertos, me quedé profundamente dormido esa noche.
Una vez recuperado  Leí muchos profetas de la Biblia, busque a Pablo y hasta rebusque en el antiguo testamento y consulte a Salomón hasta encontrarlo y como él,  pedí a Dios sabiduría y fortaleza para entenderlo todo como nos la ofrece en Santiago “Si alguno de ustedes le falta sabiduría, pídala a Dios y la recibirá. Porque el da a todos generosamente y sin reproches” (Sant. 1:5) En ocasiones sentía que me daba respuesta a mi petición cuando buscaba algo de mi interés relacionado a la recuperación de mi salud; veía con asombro algún versículo oportuno como éste del mismo libro: “No los salvo ni hierbas ni remedio alguno sino el poder de la palabra de DIOS. (Sabiduría16:12).                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                               Es increíble, el hombre no tiene que ser religioso contra su voluntad. Todo aquello que no puede ser explicado por la razón humana es justificado por la acción divina. Leí como se regenera un águila y tome de todo la conciencia para vivir. Combatí el miedo que no es otra cosa  que negarse a razonar. Cuando menos seguro nos sentimos, más terrible nos parece la causa del tormento. Aparté de  lado lo que me hacia daño y acercando lo que fuera a bien. Incluso decidí aislarme por un tiempo de todo hasta llegue a quedarme solo y visitar sitios muy aislados para meditar como parte de mi acercamiento a Dios quien ha sido mi compañero inseparable y del que por obediencia le cumplo en secreto, lo pautado. No hay nada más poderoso que la oración. Es el camino directo a Dios y la más perfecta es El Padre Nuestro.  Por ello le doy gloria y gracias en este articulo por la libertad que me concedió al no sentirme atado a nada que sea obstáculo para mi salud y mi vida. No necesito fármacos para vivir ya que no padezco ningún tipo de enfermedad ni dolor. Consumo lo que me apetezca  sin temor a enfermedades y bebo lo que me agrade sin abusar incluso cualquier bebida alcohólica que sienta placer al consumir. Hoy creo que la sangre de Cristo sirve para lavar mis sesenta años que este 20 de mayo me concede. Ahora comprendo que las promesas de Dios son hechas, no a las edades, sino a la gente, a las personas, a los hombres. Tal es el sentimiento que siento por Él que como hijo del tiempo, no puedo  más que reiterar que Dios es único y solo a él he de  adorar.
¡La oración! No la dejes nunca por nada. Ella da brillo a tus ojos, ardor a tu corazón, fuerza a tu voluntad. Persevera todos los días, sin desistir y Dios te escuchará.
Afectuosamente,
Imperfecto.
VINICIO GUERRERO MENDEZ