PAGINAS Y RECORTES

sábado, 13 de agosto de 2011

La Adoración al hombre. Por: Vinicio Guerrero Méndez




La Adoración al hombre
Vinicio Guerrero Méndez

Así dice el Señor: “Maldito el hombre que pone su confianza en el hombre, y de la carne hace su apoyo, y se aleja de Dios su corazón”.    (Jeremías 17,5)  Bendito el varón que confía en el Señor, y cuya confianza es Dios.  (Jeremías 17:7-8)

En este hermoso, bendito y santificado día sábado por el Señor; finaliza para mí según sea su voluntad este largo pero provechoso ciclo  de articulista en mi vida. Mis futuras ocupaciones pienso no me permitirán volver a tomar la pluma en mis manos. Si por cualquier eventualidad deba hacerlo que  sea por la voluntad de Dios y no mía. Hoy bendigo en el nombre del Señor este artículo que les presento y a todas aquellas personas que creyeron en mí y especialmente a mis lectores. Reciban un saludo afectuoso.
Habiendo adorado todo lo demás en la faz de la tierra y en los cielos, el hombre no dudó en honrarse a sí mismo con dicha adoración. El salvaje de mente sencilla no hace una distinción clara entre bestias, hombres y dioses.
Era muy común que antiguamente se le diera adoración -o pleitesía- al emperador, los reyes, o alguien superior.  En cuanto a este punto, considerar como divino al emperador no era el centro del asunto. La pretensión era tomada como divina y en consecuencia merecedora de aceptación absoluta.
La adoración del hombre por el hombre alcanzó su máximo cuando los gobernantes temporales requerían tal veneración de sus súbditos que, para sustanciar dichas demandas, influida por los halagos se declaraban seres descendidos de la deidad.

Hoy quisiera hacerle una de las preguntas fundamentales de esta vida: ¿Dónde descansa verdaderamente tu confianza? Sólo hay dos lugares para depositarla: puede ponerla en los seres humanos  o en Dios. Ahora bien si el objeto de su confianza o devoción es un ser humano, su figura, o un bien material se le llama idolatría; entonces sería imposible ponerla en Dios. Cuando la pone en Dios, ya no es posible ponerla en las personas.
El hombre en su afán de egolatría y la desesperación del fracaso se obstina en un camino que no es bueno y arrastra masas por caminos excesivos y exagerados en busca de amparo y refugio  donde no los hay. Las palabras de su boca son de engaño y otros artificios para   segar mentes a la realidad. Eso constituye un acto del mal porque representa el camino errado para lograr fines justos. Jamás se logra nada intentando buscar apoyo, en la fuerza humana eludiendo impacientemente el designio divino. La relación entre pecado y enfermedad es estrecha.
Más tarde que pronto el sentimiento se verá sombreado por el enojo de la decepción y el engaño causado y tales consecuencias podrían asomar la ira.  Esa en muchos escondida entre puños y dientes apretados preparándose para una eventual explosión.
La confianza última en los humanos es maldición para la vida si en lo más íntimo  estamos afianzados a otras cosas. Eso es hipocresía. Y Dios juzgará sus verdaderas intenciones, pues él conoce perfectamente lo que hay en nuestro corazón.  En suma, el bienestar total de una persona depende de la total confianza en Dios, solo en Dios te permitirás desarrollar una fe que no se mueve pero que mueve montañas. Hasta siempre.
 ¡La oración! No la dejes nunca por nada. Ella da brillo a tus ojos, ardor a tu corazón, fuerza a tu voluntad. Persevera todos los días, sin desistir y Dios te escuchará.
Afectuosamente,
Imperfecto.
VINICIO GUERRERO MENDEZ