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viernes, 30 de marzo de 2012

LA PATRIA SOCIALISTA DEL GENERAL EN JEFE. Por: Enrique Prieto Silva.


LA PATRIA SOCIALISTA DEL GENERAL EN JEFE
Jueves 29 de marzo de 2012
El hábito no hace al monje, como tampoco el monje hace al hábito. Proverbios que vienen al caso, en actos y hechos de activistas “revolucionarios”, quienes creen que el ocupar cargos de alto nivel gerencial o profesional, les da la dote necesaria para su ejercicio. De mayor relevancia cuando se trata de militares “toeros” autodidactas, que creen que sus soles, laureles o estrellas reemplazan al cerebro. Criticamos entonces, el decir de Dn. Simón  Rodríguez, de que “inventamos o erramos” ya que debemos agregarle: “cuando no haya invento”, porque es de necios, inventar lo inventado, como hacen los alumnos del mentor “revolucionario” que creen que es posible inventar el agua tibia.
El conocimiento y la experticia docente y profesional durante muchas décadas en la formación de criterios y profesionales universitarios civiles y militares, nos obliga a aclarar al colectivo sobre los errores o entuertos que surgen de criterios planteados por el general en jefe Jesús González González, rector de la UNEFA, al declarar, que “la Constitución venezolana es socialista, por lo que los estudiantes universitarios deben ser formados como ciudadanos socialistas, para que acompañen a la Patria que estamos construyendo sobre la base de la Constitución”. Diríamos nosotros: “formarlos como ciudadanos civilistas, para que ayuden a mejorar la patria construida, cumpliendo con la Constitución”
A requerimiento de la UNEFA, ejercimos condicionalmente en dos términos las cátedras de “Seguridad, Defensa y Desarrollo” y “Derecho Procesal Civil” en el postgrado de Ciencias Jurídicas, que nos sirvió para enterarnos del deterioro de dicho centro universitario, otrora entre los más prestigiosos del país, donde se restringe el ingreso de docentes “muy escuálidos”, que pudieran “catequizar políticamente” a los estudiantes contra la “revolución”. Muchos alumnos, especialmente en los postgrados, a medio cursar se retiran por lo vulgar de la mediatización política y la idolatría al “comandante presidente”; que con costosas habilidades de diseño gráfico y engaño visual, atosigan al visitante con pancartas, afiches y estúpidas frases alegóricas de lo que sus mentores creen es una “revolución” y una “patria nueva”.
Lo que antes fue un magisterio del saber científico, hoy es un jolgorio para la exaltación del invento cubano del siglo xx, al extremo de elevar al infinito los avances de su “revolución”. La enseñanza se ha transformado en una estúpida revisión como pauta aceptada, de los países que se han apartado del modernismo, y que, al igual que en el nuestro, sus gestores han llamado “revolución”, tratando de inculcarlas como ortodoxia. Nos pareció mediocres y ridículos foros y actos “obligatorios”, como “la doctrina económica del Che Guevara” y “el ataque del imperio a Siria”, dictados por “expertos” económicos de Cuba y demócratas de Siria.
Debe entender el general González, que cuando hace el ridículo, pone en entredicho el grado militar y como rector, demuestra supinéz. En clases sobre “Venezuela, Estado Moderno” discutimos que, según el artículo 2 de la CRBV, “Venezuela se constituye en un Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político”. General, Estado social, no es socialista-comunista como lo platea la “revolución bolivariana”. Al término social, agréguele que  Venezuela será siempre un Estado democrático, participativo, electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandatos revocables; donde el Poder Público se distribuye entre el Poder Municipal, el de los Estados y el Nacional, dividido en Legislativo, Ejecutivo, Judicial, Ciudadano y Electoral, donde cada una de las ramas del Poder Público tiene sus funciones propias. La Constitución y las leyes definen las atribuciones de los órganos que ejercen el Poder Público, a las cuales deben sujetarse las actividades que realicen; y que, todo acto dictado en ejercicio del Poder Público que viole o menoscabe los derechos garantizados por esta Constitución y las leyes es nulo, y los funcionarios y empleados públicos que lo ordenen o ejecuten incurren en responsabilidad penal, civil y administrativa según los casos, sin que les sirvan de excusa órdenes superiores.
Enrique Prieto Silva