PAGINAS Y RECORTES

viernes, 20 de abril de 2012

ESCRITO EN PIEDRA. Por: Vinicio Guerrero Méndez



ESCRITO EN PIEDRA
Vinicio Guerrero Méndez

 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estas en los cielos, santificado sea tu nombre.                                                                                                       (Mateo 6:9)


            Cierto día asistí a una conferencia muy interesante relacionada a la comunicación con Dios. Muchas de las personas allí presentes insistían que Dios estaba dentro de nosotros, otros que en todas partes.
         Básicamente me gusta hurgar en libros y dondequiera que alcance mi curiosidad. También pensar, pensar y pensar, hacerme preguntas tales como ¿que hago aquí? Hablo muchísimo con Dios y le pregunto ¿Dónde estás? He llegado a creer que contesta mis preguntas porque he tenido respuestas impresionantes. Esta me llegó cuando menos lo esperaba. Fue aquel día mientras ayudaba a un señor accidentado en plena vía pública bajo un tránsito infernal. Muy angustiado y nervioso agradeció mi ayuda mientras los demás conductores tocaban sus bocinas para hacerlo a un lado. Viendo esto comprendí que a quien menos llevamos  dentro de nosotros es a Dios. 
Tal acontecimiento solo sirvió de preámbulo a Dios para prepararme su respuesta: “Dios está en el cielo”  
         Si, Dios está en el cielo. Jesús nos lo enseñó cuando recitó la única oración para hablar con Dios: “Padre Nuestro que estas en el cielo…” esa es su morada, ese su reino. Posteriormente alguien lo dejó escrito sobre  una piedra blanca de mármol, en Jerusalén, Palestina, en el Monte de los Olivos en la lengua que Jesús hablaba a su pueblo, el arameo; para que el hombre no lo olvidara jamás.
Lo que más me impresiona de esta bella oración es que la traducción del arameo al español (sin pretender interferir con la iglesia) es la forma como la invocaba Jesús. Bello, profundo y verdadero. Imaginen ahora a nuestro querido Jesús en el Monte de los Olivos de rodillas, su rostro suplicante y humilde, sus brazos a manera de columnas descansando sobre esta piedra. Su cálida mirada, fija hacia el cielo infinito. El silencio cede tiernamente su espacio y su semblante refleja un brillo muy especial  debido  quizás al resplandor de la luna ante ese maravilloso encuentro con el Padre.
Ahora imagínate  a ti mismo recitando ese bello y original Padre Nuestro a su lado, si al lado de Jesús orando en su compañía la verdadera y más poderosa oración. Comencemos y verás como cambiarán muchas cosas en tu vida:
Padre-Madre, respiración de la Vida, ¡Fuente del sonido, Acción sin palabras, Creador del Cosmos! Haz brillar tu luz dentro de nosotros, entre nosotros y fuera de nosotros para que podamos hacerla útil. Ayúdanos a seguir nuestro camino respirando tan sólo el sentimiento que emana de Ti.
Nuestro Yo, en el mismo paso, pueda estar con el Tuyo, para que caminemos como Reyes y Reinas con todas las otras criaturas. Que tu deseo y el nuestro, sean uno sólo, en toda la Luz, así como en todas las formas, en toda existencia individual, así como en todas las comunidades. Haznos sentir el alma de la Tierra dentro de nosotros, pues, de esta forma, sentiremos la Sabiduría que existe en todo. No permitas que la superficialidad y la apariencia de las cosas del mundo nos engañen, Y nos libere de todo aquello que impide nuestro crecimiento.
No nos dejes caer en el olvido de que Tú eres el Poder y la Gloria del mundo, la Canción que se renueva de tiempo en tiempo y que todo lo embellece. Que Tu amor esté sólo donde crecen nuestras acciones.
¡¡¡ Que así sea!!!
La oración! No la dejes nunca por nada. Ella da brillo a tus ojos, ardor a tu corazón, fuerza a tu voluntad. Persevera todos los días, sin desistir y Dios te escuchará.
Afectuosamente,
         Imperfecto.
VINICIO GUERRERO MENDEZ