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jueves, 27 de agosto de 2015

Verdades dolorosas. Por: Fernando Ochoa Antich @FOchoaAntich


Verdades dolorosas

Fernando Ochoa Antich.

Las polémicas declaraciones del coronel José Martín Raga no deben  verse como un acto particular de indisciplina sino como la expresión de una manera de pensar de un creciente número de miembros de la Fuerza Armada Nacional que deben estar enfrentando una compleja situación profesional y familiar particularmente difícil. Estas opiniones no surgen como consecuencia de una  imprudencia sino que se generan por una profunda decepción,  acumulada a través del tiempo, y demostrada por el creciente número de sus twitter hechos públicos  por la  periodista Gitanjali Wolferman. El coronel Raga tiene suficiente experiencia para conocer de antemano que esa declaración le produciría un conjunto de delicadas consecuencias personales y familiares. De todas maneras,  se atrevió a mantener que en la Fuerza Armada se  critica  las gestiones de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro por no haber sido capaces de conducir  a Venezuela por el camino del desarrollo y haber permitido que surgiera una camarilla “de nuevos ricos” que son los que realmente controlan el poder.

Las principales críticas que el coronel Raga le hace al régimen revolucionario son las siguientes: cree que la designación de superministros es equivocada ya que terminan siendo ineficientes ante las múltiples funciones que deben desempeñar; sostiene que la guerra económica ha sido producto de la propia incapacidad de la Fuerza Armada al no custodiar las fronteras como corresponde; acepta que la corrupción está en todos los niveles del gobierno, en medio de una gran impunidad, ya que siempre los funcionarios acusados por este delito  son rotados a otras funciones, “los envían de agregados militares, embajadores, gobernadores o candidatos a diputados”; critica las ineficiencias de los altos funcionarios del gobierno que no han impulsado el desarrollo agrícola comprometiendo totalmente la producción nacional y finaliza con severas observaciones del funcionamiento de la Fuerza Armada. En definitiva concluye que todos estos aspectos negativos han comprometido totalmente el proceso revolucionario…

Todas estas críticas y otras que por espacio no señalé son más que justificadas y me imagino que son temas de conversación permanente en los cuarteles. En lo que no puedo estar de acuerdo, por razones de principio, es que el coronel Raga, un oficial activo, manifieste públicamente que es chavista y socialista. Esa posición contradice el contenido del artículo 328 de la Constitución Nacional que establece claramente que la Fuerza Armada “en el cumplimiento de sus funciones está al servicio exclusivo de la Nación y en  ningún caso al de persona o parcialidad política alguna”. Además, al reconocer ilegalmente que la Fuerza Armada es chavista, como lo hacen Nicolás Maduro y muchos de los jefes militares de este momento, se compromete la esencia misma  de nuestro sistema político al desconocer los artículos 2 y 6 constitucionales que establecen como obligatorio el pluralismo político. Una Fuerza Armada al servicio de un partido político, como ocurre actualmente en Venezuela, conduce al fin de la democracia,  al régimen totalitario y al partico único.

Es importante que los miembros de la Fuerza Armada reflexionen sobre la profunda crisis venezolana con una visión mucho más amplia que la utilizada en su declaración por el coronel Raga. Todas sus observaciones  son ciertas, pero nuestra  situación política, económica y social  es mucho más grave  pudiendo comprometer el destino de nuestro país por varias décadas. Piensen en la permanente escasez de productos de primera necesidad. Al hacerlo, hay que entender que se despilfarró el mayor ingreso petrolero de nuestra historia, se endeudó a Venezuela en más de 200.000 millones de dólares y actualmente las reservas apenas alcanzan a 15.000 millones de dólares, encontrándonos casi a las puertas de un default. Analicen el problema de  la inseguridad que viven nuestras familias y en seguida se darán cuenta que, en 1998, las estadísticas señalaban 13 asesinatos por cada 100 000 habitantes y que, en el 2014, se ha incrementado a 82 asesinatos por el mismo número de habitantes. Las causas están a la vista: siembra de odios, politización de los jueces, organización de los colectivos armados, control de las cárceles por los pranes y creación  de los territorios de paz. Una verdadera tragedia nacional.
                                                                     Caracas, 23 de agosto de 2015.