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sábado, 17 de octubre de 2015

Las irresponsables declaraciones de Maduro I Por: Fernando Ochoa Antich. @FOchoaAntich


Las irresponsables declaraciones de Maduro
I     
Fernando Ochoa Antich.
         Estoy convencido que Nicolás Maduro se engaña a sí mismo con las masivas campañas de propaganda que, a través de todos los medios, realiza el gobierno nacional. Es la única explicación que encuentro a sus inaceptables declaraciones. Atreverse a decir, conociendo que en nuestro país hubo cerca de 25.000 asesinatos en el año 2014, que si triunfa la oposición se incrementará el delito; o mantener, en medio de una inflación cercana al 200 %, que contra Venezuela existe una campaña financiera que busca desestabilizar su gobierno o sostener que el desabastecimiento, o la falta de luz eléctrica y de agua que sufren nuestros hogares son consecuencia de la guerra económica, de los paramilitares o del saboteo de la oposición es, para decir lo menos, sorprendente. También llego a pensar que su falta  de percepción de la realidad puede surgir de una ortodoxa  visión ideológica que no le permite interpretar el significado de la caída del Muro de Berlín en la década de los noventa del siglo XX y, ahora, el reinicio de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos.
         En mi anterior artículo mantuve que el delicado fenómeno de las “megabandas” tenía su origen en la desacertada forma con la cual el chavismo había enfrentado la delincuencia. Los venezolanos conocemos perfectamente  bien que el indetenible incremento de la violencia se origina por dos razones fundamentales: la permanente prédica de odio y resentimiento mantenida por los gobiernos chavistas; y  la equivocada política de seguridad, caracterizada por los ineficientes  operativos y las permanentes destituciones de los ministros del Interior. Las consecuencias están a la vista: Venezuela superará doloromente este año los 24.980 asesinatos ocurridos en el 2014.  Uno de los retos que tiene la oposición democrática es demostrar que el delito se puede combatir. Hacerlo exige tomar las medidas que han venido recomendando  los más reconocidos criminólogos venezolanos y extranjeros. El primer paso es aplicar una profunda reforma en nuestro sistema educativo que permita sembrar importantes valores que fortalezcan la unidad nacional y la cohesión social.
         Venezuela tuvo al inicio de los gobiernos civiles una de las más prestigiosas y eficientes policías de investigación criminal de la América Latina y del mundo. Me refiero a la Policía Técnica Judicial, su primer nombre y como realmente se recuerda popularmente.  Su eficiencia se logró mediante el respeto de un conjunto de valores y normas. La primera, reconocer la capacidad técnica y el mérito como los únicos elementos exigidos para obtener ascensos y cargos. La segunda, limitar al máximo su vinculación con los partidos políticos. La tercera, una conveniente asignación presupuestaria que permitía garantizar buenos salarios y el fortalecimiento de los necesarios medios de trabajo, tales como laboratorios y equipos para ser verdaderamente eficientes en las investigaciones criminales. Cuarto, perseguir cualquier factor que pudiera ser considerado como un elemento de corrupción, tanto en las investigaciones como en el funcionamiento de la organización policial. En verdad, sus investigaciones fueron tan exitosas que hicieron historia.
         Repetir esta experiencia en toda la estructura que lucha contra el crimen es el único camino posible para poder transformar la dolorosa situación que vive actualmente Venezuela. El sistema de represión del crimen comienza con la prevención del delito por las policías uniformadas, continúa con la apertura de la investigación por la Fiscalía correspondiente en caso de ocurrir un delito grave, el cual  debe ser investigado por la policía científica a objeto de poder determinar las pruebas que comprometen la responsabilidad personal para que el juez de la causa  sentencie la pena que corresponda a objeto de ser cumplida en un centro penitenciario. En nuestro país, esa estructura está profundamente debilitada por una total pérdida de sus valores institucionales, una absoluta politización de sus miembros y una creciente corrupción administrativa. La oposición democrática cuenta con suficientes especialistas, en cada uno de estos campos, para poder transformar esta realidad en un relativo corto tiempo. El primer paso es lograr un gran cambio político en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre…
Caracas, 11 de octubre de 2015.

@FOchoaAntich