PAGINAS Y RECORTES
▼
miércoles, 9 de junio de 2010
Para defender la economía, solo se necesita votar el 26 S..// Por: René Núñez (*) // PORTACHUELO
solo
se necesita votar el 26 S…
PORTACHUELO
Por: René
Núñez (*)
La misión de un gobierno democrático es la de armonizar esos variados y
complejos intereses en beneficio de la
prosperidad, del progreso y desarrollo; por ende, de la calidad de vida
integral de los nacionales. De la defensa tanto de los intereses privados como de
los públicos. En estos tiempos de los espacios integrados, el sector privado juega
un rol protagónico y primario en la economía, mientras que el público, el Estado,
tiene uno secundario; reservándose fundamentalmente actividades esenciales como
la de la educación, la seguridad social, la seguridad jurídica, el cobro de
impuestos, y la delicada y determinante responsabilidad de asegurar la igualdad
de los ciudadanos ante la ley, mediante una independiente y transparente
administración de justicia. Los pueblos que lo han entendido son quienes hoy
tienen un alto desarrollo humano. En cambio, los que todavía viven discutiendo
y aplicando modelos distintos fracasados
son cultivadores de pobreza, de desigualdades sociales, y de injusticia
generalizada. Los países con bajo desarrollo humano han estado gobernados por
dirigentes populosos vendedores de esperanzas y de utopías. Venezuela, uno de
ellos. Desafortunadamente los venezolanos no hemos tenido la suerte de contar
con gobiernos serios, decididos y
convencidos del desarrollo nacional.
Para nadie
es un secreto que en estos
últimos 11 años el régimen de turno ha sobrepasado la raya de la mediocridad y
de la insensatez, ha saltado las normas con la complicidad de parte importante
de una clase política y social interesada en servirse así mismo; dilapidadora
del dinero ajeno, promotora de ocupación y expropiación de bienes productivos
privados, sin que los poderes públicos competentes lo hayan impedido.
Contra la
declarada guerra al progreso y al desarrollo nacional, nos queda la opción del voto en las próximas elecciones del 26 de
septiembre para imponer una mayoría en la Asamblea Nacional capaz de por lo
menos detener el atraso: político, económico, social, científico, tecnológico,
moral y ético en que se encuentra sumida nuestra sociedad, ahora mas que nunca
cuando se nos niega las posibilidades de mayores y mejores empleos a través de
la empresa privada, que con todos los defectos y mal tratos laborales sigue
siendo más productiva y cumplidora de los compromisos con los trabajadores en
comparación con la empresa estatal. Se
está ante un régimen que no ha sabido administrar con eficacia y transparencia casi
un billón de dólares recibido por renta petrolera en 11 años de mandato; para
colmo, ha duplicado la deuda interna como la externa, y lo peor, hipotecado las
empresas básicas con ventas a futuro de petróleo, aluminio, acero, hierro, etc.;
sin ponerse al día con los pasivos laborales.
Votar en
las próximas elecciones parlamentarias a favor de la democracia significa un compromiso ciudadano en apoyo
al trabajo como medio productor de riqueza. La defensa de la empresa y de la
propiedad privada. El apoyo al emprendimiento y la iniciativa del ciudadano
común. El apoyo a los valores de la profesionalidad, del logro, de la
meritocracia, de la excelencia. El apoyo al orden, al respeto, a la disciplina,
a la confianza, al la civilidad. La defensa de las cosas que te pertenecen,
pero a la vez, el respeto de las cosas que no son tuyas.
Si algo
nos deja esta mala experiencia de gobierno maula e irresponsable es la sabiduría para evaluar, valorar el
pasado de cara al futuro. La importancia del sistema de libertades. De nuestra
democracia con sus diferencias, antagonismos e imperfecciones. La plena
convicción de que solo la democracia garantiza la posibilidad de la
rectificación, de la recuperación, del castigo a los malos gobiernos, de darnos
siempre posibilidades de mejores opciones electorales. Esa convicción ha de ser
asumida por todos: dirigentes, partidos, gremios, universidades, comunidades,
organizaciones no gubernamentales, padres de familia. Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierda, reza el adagio
popular. El voto es el instrumento de cambio que se tiene a la mano. Para
ejercerlo cada cierto período con inteligencia. Por eso los comicios por venir
son determinantes para invocar una nueva Venezuela con una democracia fuerte.
Con un Estado de Derecho de respeto y de aplicación plena. Con la garantía de
un sistema de libertades absoluta. Con una economía produciendo a plena
capacidad para reducir la dependencia externa. Con una seguridad social digna. Sin
discriminación alguna. Si otros pueblos sin o menos recursos naturales y
humanos que los nuestro lo han logrado. ¿Por qué no nosotros? Ya basta de
excusas y de echar la culpa a otros.
(*) Internacionalista
Edición 1109. Le invito a oír a “Diplomacia de Micrófono” de 1 a 2 de la tarde por LA MEJOR FM 91.5; también
por www.lamejorfm.com.ve