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jueves, 24 de marzo de 2011

La tragedia de Libia, el proyecto chavista y la Fuerza Armada Nacional // Por: Fernando Ochoa Antich



La tragedia de Libia, el proyecto chavista y la Fuerza Armada Nacional

         Dejémonos de tontería. La desmedida ambición de poder de Muamar Gadafi tenía que conducir a Libia a la tragedia que actualmente vive. Era imposible evitarla. Los pueblos se ilusionan con los líderes carismáticos y casi mágicos que  basan su prestigio en esa habilidad casi inexplicable que les permite engañar por mucho tiempo a los humildes, creándoles esperanzas de redención que nunca llegan, y que siempre terminan en regímenes violatorios de las libertades públicas y de los derechos humanos. Ese es más o menos el caso de este criminal paranoico. El bombardeo inclemente y el asesinato en masa de civiles indefensos, produjo tal escándalo en la opinión pública internacional que fue imposible evitar la intervención del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

         La resolución fue aprobada en la práctica por todos los miembros, permanentes o no, del Consejo de Seguridad. Las cinco abstenciones, Rusia, China, Brasil, Alemania e India, fueron saludos a la bandera por razones de forma y no debe entenderse, de ninguna manera, como un respaldo a la posición intransigente de Muamar Gadafi que impedía una negociación con los sectores de la oposición política. El fondo de la resolución es transparente y no tiene duda: se ha declarado una exclusión aérea que limita el sobrevuelo de  cualquier tipo de avión sobre Libia, pero que al mismo tiempo deja abierta la posibilidad del empleo militar en caso de ser necesario para obligar a la negociación y limitar los ataques de las tropas mercenarias de Gadafi en contra de la oposición.

Un punto fundamental para entender la crisis que vive actualmente el régimen libio es tratar de analizar las causas que originaron esta insurrección popular. Esas explicaciones simplonas, como las dadas en declaraciones públicas por el presidente Chávez y el canciller Maduro, son totalmente insuficientes y lo que ratifican es un compromiso ideológico. No es verdad que la protesta popular es consecuencia de una supuesta conspiración imperialista que busca dividir el territorio libio para controlar sus riquezas petroleras. El problema es mucho más complejo: se origina en el natural cansancio de un pueblo en un liderazgo que se ha prolongado por más de cuarenta años, sin resolver los graves problemas de atraso cultural, político y económico del pueblo libio.

Es verdad, que existe una corriente de libertad que impulsa a la lucha a los pueblos árabes cansados de regímenes personales y antidemocráticos, pero también es cierto que en  ningún otro país la represión alcanzó los niveles de Libia. Esta realidad debe tener una explicación. En mi artículo de la semana pasada traté sobre el tema. La inexistencia en Libia de una moderna institución armada, profesional y apolítica, hizo la gran diferencia con la solución pacífica de las crisis en Egipto y Túnez  El real poder de Muamar Gadafi y de sus hijos se sustenta en la organización de  una milicia constituida por nacionales, absolutamente politizados, y mercenarios extranjeros que sienten que su compromiso no es con el Estado libio sino con el  gobierno y su líder.

La pregunta que tienen que hacerse los venezolanos, ante tan dolorosos acontecimientos,  es si el régimen chavista no tiene entre sus objetivos copiar una estructura de poder similar a la establecida por Gadafi en Libia. Es verdad, que las circunstancias sociales y políticas venezolanas son muy diferentes, pero es imposible olvidar que las conspiraciones militares de la década de los ochenta y noventa tuvieron estrechas vinculaciones ideológicas con ese régimen. Tampoco, se puede dejar de recordar el fuerte rumor que existió, durante las elecciones  de 1998, sobre el respaldo económico de Gadafi a la campaña electoral de Hugo Chávez. Si observamos, con absoluta objetividad, la orientación antidemocrática del régimen debemos empezar a preocuparnos. 

No es por casualidad que el régimen chavista se ha dedicado a debilitar la independencia de los poderes y a controlar férreamente a  los medios de comunicación. De todas maneras,  hay dos aspectos que deseo resaltar porque considero que son las pruebas más consistentes de la cercanía ideológica del chavismo al régimen de Gadafi: la tendencia de Hugo Chávez a querer prolongarse eternamente en el poder y el progresivo esfuerzo de reemplazar a la Fuerza Armada, de orientación profesional y apolítica, por una organización dominada por la existencia de una milicia ideologizada, con presencia de mercenarios cubanos. Más claro no canta un gallo. Ojalá, mis compañeros de armas valoren los riesgos que enfrentan Venezuela y su Fuerza Armada. Respeten y hagan respetar la Constitución Nacional.

Caracas, 20 de marzo de 2011.
fochoaantich@gmail.com.