PAGINAS Y RECORTES

lunes, 18 de marzo de 2013

La VIDA y la MUERTE. Por Carlos E Méndez.

Marzo 17, 2013
Por Carlos E Méndez
La VIDA y la MUERTE

Se vuelve a nacer cuando nacen de nuevo las esperanzas. Y, se muere, cuando mueren las ilusiones o se nos extingue la vida. El presidente no completó su sueño dorado de convertir a Venezuela en otra Cuba y/o mar de su felicidad. Lo que los Castro nos regresaron fueron sus restos, pero la leyenda dirá que reposan en una cripta en la patria de Marti, por la que sacrificó, despojó y humilló a la patria del libertador de naciones: Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela.
Los muchachos de Venezuela luchan para forjarse un destino, lo cual los impulsa a estudiar y trabajar duro por un futuro promisor. Es lo que se estila en las sociedades libres donde los jóvenes aspiran a incorporarse al progreso global. Al presidente, se supone le enseñaron estos mismos principios, pero también lo dogmatizaron con la filosofía comunista sobre que las injusticias sociales solo se pueden superar a través de regimenes militaristas y estatistas que expropian a los afortunados para repartirles migajas a los menesterosos. Las fracasadas revoluciones Stalinista, Maoísta y Castrista, no le indicaron nada. Muy por el contrario, en Fidel halló al abuelo al que tal vez nunca conoció; lo asocio con el bandolero de su pariente Maisanta, y construyó su propia leyenda a costa de realazos.
Su enfermiza obsesión por ese sofisma populista, lo condujo a trastocar la historia patria para ampliar la división de clases y sacar ventaja electoral, lo cual significó el éxodo de cientos de miles de compatriotas y la muerte a manos del hampa desbordada, guapa y apoyada, de no menos de doscientos mil venezolanos en su mayoría jóvenes de los sectores más humildes del país. El corazón de los chavistas, irónicamente se les fue a morir a Cuba. La providencia le dio la virtud de nacer en el Edén; en Venezuela. Pero la serpiente caribeña lo arrastró a su guarida y lo indujo a comer del fruto prohibido. Su Petro fortuna le granjeó muchos amigos dentro y fuera del país, quienes seguirán aplaudiendo sus quijotadas cual focas de circo, y añorando la reencarnación de su mesías (con minúscula).

Carlos E Méndez

- El miedo tocó a la puerta; la fe abrió y no encontró a nadie -