Enrique Meléndez: Periodista, Escritor y Reportero, venezolano, Licenciado en Comunicación Social y Filosofía, en la Universidad Central de Venezuela; con estudios de posgrado en el Instituto de Altos Estudios de la América Latina de la Universidad de La Sorbona, París III, de Francia, Columnista del Semanario La Razón, en Venezuela, y autor de un diario político-filosófico, titulado: "Diario de la Quinta República: cronología de la destrucción de Venezuela", cuyo primer volumen está publicado en la biblioteca virtual de Amazon.
ESENCIA
sábado, 24 de diciembre de 2022
Libertad para los presos políticos Enrique Meléndez. Opinión. Ciudadanía. Venezuela.
sábado, 17 de diciembre de 2022
El enemigo no está en Miami. Por: Enrique Meléndez. Opinión. Ciudadanía. Economía. Venezuela.
El enemigo no está en Miami
Enrique Meléndez
Según Nicolás Maduro, la estampida del dólar, que a comienzos de noviembre se cotizaba todavía en el entorno de los cinco bolívares, y que a esta altura sobrepasa el entorno de los 15 bolívares, forma parte de una de las estrategias de la guerra económica, que los factores de la derecha han desatado sobre Venezuela desde Miami. Por supuesto, siempre hay un chivo expiatorio, a quien se le culpa por una errática política económica, que adoptó este régimen, basada en el rentismo petrolero y en los controles de precios y de cambio, mientras se perseguía al empresariado nacional; lo que quebr ﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽ebr que se han licuado precio por abajo repentinas del BCVó el aparato productivo; prueba de ello se encuentra en las propias cifras de Conindustria, que hablan de una caída de 12 mil industrias, que existían en el país para 1999, a menos de 2 mil. Empezando por ahí, tomando en cuenta el hecho de que el socialismo de Hugo Chávez se dedicó a eso: a perseguir al empresariado nacional; siendo el caso más patético el de Franklin Brito, aquel productor del estado Bolívar, que murió como consecuencia de una huelga de hambre, a la que se sometió, luego de que su finca fuera invadida por las huestes de un alcalde chavista de uno de esos municipios guayaneses, y a quien le cobró una venganza, por problemas personales; invocándose aquella medida de rescate de tierras.
Hace cuarenta años el bolívar era una de las monedas más fuertes del mundo financiero internacional; incluso, llegó a estar por encima del franco francés; pues cuando arribó François Mitterrand a la presidencia de ese país, se produjo una devaluación, producto de un cierto nerviosismo que cundió en el mundo empresarial del momento; aun cuando este señor había prometido no meterse con la propiedad privada; de modo que así pudo gobernar por un par de períodos. Esto lo digo, porque en ese instante el bolívar se consideraba una moneda exótica; pues mientras al franco lo respaldaba el avanzado parque industrial francés, al bolívar sólo lo respaldaba nuestra industria petrolera; en tanto que el valor del bolívar doblaba el valor del franco; sólo que aquí no se anduvo por el camino de Mitterrand, en cuanto al respeto a la propiedad privada; cuando más bien se anduvo por el de Fidel Castro, y que fue en la trampa, en la que cayó la llamada nobleza criolla; encabezada por un Arturo Uslar Pietri, y quien luego diría, que Chávez era de una ignorancia delirante. Yo recuerdo un titular de El Nuevo País, que decía que uno de los Boulton había realizado una cena, para recabarle fondos a Chávez a 50 mil bolívares por cabeza. Entonces se pensaba que Chávez iba a ser como Carlos Andrés Pérez en su segundo gobierno; que se rodeó de los cerebros más calificados del país; una vez aprendida la lección; que incluía el hecho de que, asimismo, ahora se consideraba, que había sido un error poner de balón, para darle patadas, a su programa de gobierno; pues a la larga había dado resultado, partiendo de las cifras que se manejaban en ese entonces, y donde se reconocía que era verdad lo de la certeza de la aplicación de su programa de gobierno: ¿cuándo nos percatamos de eso? Quizás cuando Rafael Caldera asumió que había que ir por ese camino, y entonces vino a implementar, lo que se conoció como la Agenda Venezuela, a la cabeza de Teodoro Petkoff; momento en el que no dejó de producirse una serie de devaluaciones, sobre todo, porque fueron gobiernos, como decía el viejo Héctor Malavé Mata, que tendían a monetizar el déficit fiscal, y eso a la larga presionaba sobre el tipo de cambio: lo que se dice ahora, si devalúo, obtengo más recursos fiscales, y así puedo cumplir con mis compromisos laborales con entera comodidad, sólo que recursos sin respaldo, y de allí el círculo vicioso, que se forma entre la devaluación y la inflación, pues al haber dinero en el circulante monetario sin respaldo, la moneda pierde poder de compra, lo que desata los precios altos; que trae como consecuencia el que el sector laboral exija un aumento de salarios, y así sucesivamente.
Es decir, aquí vemos que, a pesar de que se le fue el gazapo a Caldera de Chávez de liberarlo, sin esperar a que se le aplicara sentencia firme; que lo dejaba inhabilitado desde el punto de vista político, y por lo cual se le tiene satanizado; al menos, en aquel momento rectificó en su línea antineoliberal, reconoció que había que levantar el famoso control de cambio, y entonces se adoptó la política de flotación de la moneda en unas bandas, entre un precio por arriba y un precio por abajo, con intervenciones repentinas del BCV en el mercado cambiario; lo que frenó esa serie de devaluaciones, que habían arrancado desde la época de Luis Herrera Campins, y que habían dado lugar a que de 4,30 bolívares, que costaba un dólar, para el momento en que éste asume la presidencia, Caldera le entregará a Chávez un dólar por encima de los 600 bolívares. Ojo, no hay que pasar por alto que el bolívar ha perdido 14 ceros; producto, precisamente, de las continúas devaluaciones.
El hecho es que esta gente, al parecer, juegan a la devaluación de un modo perverso; pues prefieren que el país se muera de hambre por su codicia; si se parte del hecho, de que las pocas divisas, que obtienen, quizás, por la vía del mercado de la criptomoneda, no lo colocan en el sistema bancario; como lo venían haciendo a lo largo de 2022, y que les permitió mantener el dólar en el entorno de los cinco bolívares, sino que ahora lo hacen en el mercado negro; mientras el BCV lo avala; si se toma en cuenta el hecho de que éste ha venido rodando el valor del dólar oficial, conforme ha venido subiendo el precio del paralelo; hasta observarse que para el día de hoy 15 de diciembre a los empleados públicos, así como a los jubilados les acaban de depositar el 25% de los aguinaldos, que faltaba, a la tasa del dólar actual, que duplica la del mes de noviembre, cuando se comenzaron a cancelar. Eso significa, según las cuentas, que se han sacado, y que se detallan por las redes sociales, que se ha licuado el 25% de dicho beneficio laboral: pobres tradiciones navideñas.
Enrique Meléndez: Periodista, Escritor y Reportero, venezolano, Licenciado en Comunicación Social y Filosofía, en la Universidad Central de Venezuela; con estudios de posgrado en el Instituto de Altos Estudios de la América Latina de la Universidad de La Sorbona, París III, de Francia, Columnista del Semanario La Razón, en Venezuela, y autor de un diario político-filosófico, titulado: "Diario de la Quinta República: cronología de la destrucción de Venezuela", cuyo primer volumen está publicado en la biblioteca virtual de Amazon.
De: Enrique Melendez O. melendezo.enrique@yahoo.com
Date: sáb, 17 dic 2022 a la(s) 06:02
Subject: artículo
sábado, 19 de noviembre de 2022
El precio de un juez. Por: Enrique Meléndez. Opinión. Ciudadania. Justicia. DDHH. Venezuela. Mundo.
El precio de un juez
Enrique Meléndez: Periodista, Escritor y Reportero, venezolano, Licenciado en Comunicación Social y Filosofía, en la Universidad Central de Venezuela; con estudios de posgrado en el Instituto de Altos Estudios de la América Latina de la Universidad de La Sorbona, París III, de Francia, Columnista del Semanario La Razón, en Venezuela, y autor de un diario político-filosófico, titulado: "Diario de la Quinta República: cronología de la destrucción de Venezuela", cuyo primer volumen está publicado en la biblioteca virtual de Amazon.
sábado, 5 de noviembre de 2022
El puntofijismo. Por: Enrique Meléndez. Opinión. Politica. Ciudadanía. Venezuela.
Enrique Meléndez
El pasado 31 de octubre se cumplieron 64 años del acuerdo, al que se llegó con el Pacto de Puntofijo, que constituía el sistema político, que habría de signar el tipo de gobierno, que regiría de ahí en adelante al país, caracterizado por la posesión del poder en manos de tres partidos: AD, Copei y URD, y quienes pasarían a gobernar, tan pronto se celebraran las elecciones, a la cabeza de un presidente que, a la larga, vino a ser Rómulo Betancourt. Hasta entonces había gobernado una dictadura, que había llegado en hombros de AD en una forma calculada, a raíz del golpe de Estado contra el gobierno de Isaías Medina Angarita en 1945; que significó una ruptura histórica, sobre todo, porque a partir de allí se desmantelaba la estructura del poder andino; esquema bajo el cual se había gobernado al país, basado en un presidencialismo totalitario, y el cual se alternaba mediante unas elecciones, que llamaban censitarias; es decir, basadas en el Censo Electoral (REP); lo que se conoce hoy en día como el Registro Electoral Permanente, sólo que allí estaban excluidas las mujeres y los analfabetas, esto es, más del 80% de la población; pero, además, como su nombre lo indica, se trataba de gobiernos marcados por el regionalismo andino desde que asume Cipriano Castro el poder en 1899. “Nuevos hombres, nuevos ideales, nuevos procedimientos”. Lo que, asimismo, iba a decir la gente, que llega con Rómulo Betancourt en ese 45 también en un octubre, con el apoyo de la logia militar que comanda un coronel de nombre Marcos Pérez Jiménez: una revolución cívico-militar, como se le conoce en ese momento, sólo que ese lema implicará una apertura mucho más democrática, y que se sustanciará en el proceso constituyente de 1946; que dará lugar a la Constitución de 1947, donde entonces pasan a ser incluidas las mujeres y los analfabetas, es decir, toda la ciudadanía venezolana en edad de sufragar, y se contemplará la alternancia en el poder a través de procesos electorales, que se celebrarán cada cinco años; que es donde se afincan algunos, para calificar a Betancourt como el padre de la democracia, dado que el REP pasa a crecer en un 90%, por supuesto, bajo sus auspicios; procesos electorales, decía, que serán los dolores de cabeza de Pérez Jiménez, una vez que derroca al gobierno de Rómulo Gallegos en 1948; pues en 1952, año en el que finalizaba el período administrativo de Gallegos, debían celebrarse unas elecciones, para el período presidencial 1953-1958, y como se trataba de un hombre, al que no le gustaba medirse en esas condiciones; puesto que no contaba con la trayectoria y la experiencia de un político; tanto más que le rendía culto al cesarismo, es decir, al militarismo; inventa lo de la una Asamblea Constituyente; que convoca para el 31 de noviembre de 1951, y que se la va a ganar, por lo demás, el partido URD, sólo que este señor desconoce los resultados electorales, y se produce una alteración de los mismos, de modo que el FEI, esto es, el partido de Pérez Jiménez pasa a ser mayoría en ese proceso constituyente; mientras que en 1957, cuando se presenta la fecha para la celebración de un nuevo proceso electoral presidencial, inventa lo de un plebiscito; que termina también arrebatando; el que lo pierde; sólo que se considera que, a partir de aquí, se le verán las grietas a su régimen, para que caiga en enero de 1958, y que será el antecedente más inmediato para la configuración del Pacto de Puntofijo.
Entre tanto, se ha venido conformando en la clandestinidad entre los partidos políticos, AD, URD, PCV y Copei (aun cuando esta organización todavía actúa en la legalidad, y se asoma la candidatura de Rafael Caldera para unas posibles elecciones del año 1957); lo que se va a conocer como la Junta Patriótica, que será el otro antecedente, para que lleguemos al pacto, y que sale de la reunión, que congrega a Betancourt, Jóvito Villalba y Rafael Caldera, tan pronto éste último se vea en la necesidad de abandonar el país, y asilarse en Nueva York, perseguido por la dictadura perezjimenizta; donde se conseguirán entonces los tres, por coincidencias de la historia. Hasta el instante Betancourt y Villalba se detestaban; porque Villalba había sido un enardecido opositor a ese primer gobierno de Betancourt; aun cuando habían sido como hermanos, cuando estudiaban Derecho en la UCV, y Caldera para ellos representaba la derecha más recalcitrante. De modo que celebran una cena navideña, en tanto que corre diciembre, casa de Betancourt. ¿Hallacas, pernil?
Allí ha debido estar al menos Gustavo Machado, máximo líder del PCV para ese momento, ya que su partido era parte integrante de la Junta Patriótica; el hecho, es que no andaba, seguramente, por los predios neoyorkinos; además, de que, lo más probable, es Betancourt no hizo mucho esfuerzo por convocarlo; como no lo convocó para la firma del pacto en la famosa quinta, que dio lugar a su nombre Puntofijo, y lo que interpreto yo en este caso es que Betancourt no lo hizo; primero, porque ya portaba en su conducta ese anticomunismo feroz, que adoptó desde su temprana juventud; habiendo militado una temporada en las filas comunistas; aparte de que la doctrina marxista-leninista no hablaba de un sistema democrático de libre elección, sino de una dictadura del proletariado; lo cual no iba con la mentalidad de Betancourt, y la prueba la dio, cuando atendió la visita oficial, que le hizo Fidel Castro, en una forma muy fría y distante. Ya lo veía que no se trataba sino de un aventurero.
Pero éste le cobrará a Betancourt; ya sabemos lo de sus intentos de invasión al país, bajo focos guerrilleros; además de la decisión del PCV de ir a una lucha armada, que no lo dejará gobernar tranquilo. Se trata de un período presidencial muy agitado. Hay quien ha dicho que fue un error no incluir en el pacto al PCV. La circunstancia es que también parece que esta gente se autoexcluyó. En última instancia ellos hablaban de un “pacto burgués”; además de la creación ejércitos populares, a la manera de Lenin.
Enrique Meléndez: Periodista, Escritor y Reportero, venezolano, Licenciado en Comunicación Social y Filosofía, en la Universidad Central de Venezuela; con estudios de posgrado en el Instituto de Altos Estudios de la América Latina de la Universidad de La Sorbona, París III, de Francia, Columnista del Semanario La Razón, en Venezuela, y autor de un diario político-filosófico, titulado: "Diario de la Quinta República: cronología de la destrucción de Venezuela", cuyo primer volumen está publicado en la biblioteca virtual de Amazon.
FOTOGRAFIA SUPERIOR: Por cortesía de TalCual
sábado, 29 de octubre de 2022
La Crisis de los Misiles. Por: Enrique Meléndez. Información. Opinión. Política. Militar. Ciudadanía. Internacional. Mundo.
La Crisis de los Misiles
Enrique Meléndez
Por estos días se están cumpliendo 60 años del famoso episodio de la Guerra Fría, conocido como la Crisis de los Misiles de Cuba, que puso a temblar al mundo, en especial, porque se trataba de la amenaza del desencadenamiento de una guerra nuclear, y que ponía en peligro a la humanidad, dado el alcance destructivo del arsenal atómico, que se iba a activar en esas circunstancias, no sólo para las principales ciudades de los EEUU, hacia donde apuntaban los dichosos misiles, que la antigua URSS venía instalando en Cuba, sino también para la propia URSS; que reaccionaba, en ese sentido, porque EEUU había instalado unos misiles en Turquía, que apuntaban asimismo hacia sus principales ciudades. Estamos en plena Guerra Fría, derivada de la II Guerra Mundial, y de donde había nacido un mundo, que se dividía en dos bloques de poder, y a los que les dio por repartirse zonas de influencia en el resto de la geografía mundial; de modo que América para los americanos; mejor dicho, la América Latina venía a ser el solar de EEUU; cosa que entonces generó una conciencia nacionalista embrutecida y embrutecedora (Octavio Paz), y en uno de sus principales exponentes se convirtió Fidel Castro.
Por supuesto, siempre a los latinoamericanos nos ha producido una gran envidia el desarrollo descomunal del hermano mayor del Norte en materia de ciencia, tecnología y armamento, y el que se traduce en una codicia por nuestras materias primas; que es lo que nosotros negociamos con ese hermano mayor, a cambio de tecnología y modo de vida; que, por lo demás, encanta a esos nacionalistas, y quienes la reproducen hasta en la vestimenta; por entonces Cuba le vendía la mayor parte de su producción azucarera a los EEUU; cuyas empresas explotadoras pertenecían a firmas estadounidenses, y así que eso fue lo primero que llegó expropiando Fidel Castro; aunque ya ese es otro tema. El maestro Gallegos en su famosa novela La Brizna de Paja en el Viento refleja ya ese tipo de personaje, en que se va a convertir Fidel Castro: un político demagogo, y que llega al poder, mediante una acción hazañosa; una especie de montonera moderna, al lado de unos camaradas guerrilleros, bajados de una sierra; desde donde habían partido sus acciones bélicas, a quienes irá eliminando poco a poco en su carrera de sátrapa (Camilo Cienfuegos, Ernesto Che Guevara, Arnaldo Ochoa) y, en ese sentido, asume esa postura nacionalista, de la que hemos hablado, y que tantos adeptos tuvo en la América Latina; sobre todo, además, por una oratoria muy pegajosa y un talle de galán de cine; en un momento, como lo hace ver Guillermo Cabrera Infante (Cine o Sardina), en el que el cine se ha convertido en el espectáculo favorito de las masas. Pero, además, un galán desaliñado; muy diferente al tipo ejecutivo, que se conocerá en el sistema capitalista, y al que el marxismo le clavará el nombre de “hombre del sistema”. Aquí estamos más bien ante un líder ordinario, barbudo y vestido de uniforme verde oliva; para hacer más singular su disfraz de revolucionario. Todo el mundo comunista estaba fascinado con aquel comediante la política, y que retaba a los EEUU en sus narices; aparte de toda la intelectualidad latinoamericana. Fue famosa la visita que le hizo el filósofo más prestigioso de la actualidad de entonces, Jean Paul Sartre. Pero obsérvese, si no es brutalidad la de un hombre, que se cree mesiánico, a propósito de sus veleidades de actor político que, al romper relaciones comerciales con EEUU, la producción de azúcar, que le vendía a este país, entonces se la compra la URSS, pero a precios de gallina flaca, y por aquí comienza la desventura de este señor, y la que llevará a la ruina al pueblo de aquella isla; que estaba condenado al éxito, gracias a su cercanía con EEUU.
Claro, los EEUU también le echaban leña a la candela, con aquella estrategia de Teodoro Roosevelt del Gran Garrote: a la América Latina hay que llegar con un pan en una mano y un garrote debajo del brazo. Son como niños estos señores. Si se les deja solos, enseguida se matan entre ellos; lo que no deja de justificar las posiciones nacionalistas y, sobre todo, Cuba, que siempre estuvo a punto de ser anexada al hermano mayor, y en donde hubo mucha resistencia; que fue lo que no ocurrió con Puerto Rico, que sí llegó a serlo. El propio hecho de EEUU de instalar unos misiles, apuntando hacia la URSS era una provocación, y que iba a tener una respuesta, valiéndose la URSS de un temerario tercermundista. Ahora, la mayor de las payaserías de Fidel Castro en este caso fue el hecho de enojarse y de distanciarse por un tiempo de los jerarcas de la URSS; cuando Nikita Khrushchev negoció con John Kennedy el retiro de los misiles de Cuba; a cambio del retiro de los EEUU de Turquía y de la no invasión a la isla, que estaba entre los planes del gobierno de Kennedy.
El hecho es que 60 años después parece como si estuviéramos en el mismo escenario; a partir del capítulo de la invasión rusa a Ukrania. Por cierto, el escritor checo Milán Kundera hablaría en este caso de la vuelta de nuevo del paso del mundo por las doce constelaciones; mientras que Marx diría que, si en aquella oportunidad, se trataba de una tragedia, que terminó en una farsa, ahora estamos frente a una farsa que se puede transformar en una tragedia; a partir de la amenaza de Putin de activar el arsenal atómico; pero, además, bajo el intento, por parte de éste, de restaurar aquel mundo bipolar, en contraposición a ese proceso de democratización, que se venía dando a partir de la caída del Muro de Berlín; cuando entonces se pensó que se llegaba al final de la historia; todos los pueblos marchaban hacia la democracia como sistema de gobierno; cuando más bien hay los casos de dictaduras disfrazadas de democracias, como ocurre con el propio Putin y sin ir muy lejos nosotros mismos, y donde se dan casos más bien de retrocesos, y donde no deja de haber la política del culto a la personalidad: oclocracias, como las ha definido Rafael Tomás Caldera.
Enrique Meléndez: Periodista, Escritor y Reportero, venezolano, Licenciado en Comunicación Social y Filosofía, en la Universidad Central de Venezuela; con estudios de posgrado en el Instituto de Altos Estudios de la América Latina de la Universidad de La Sorbona, París III, de Francia, Columnista del Semanario La Razón, en Venezuela, y autor de un diario político-filosófico, titulado: "Diario de la Quinta República: cronología de la destrucción de Venezuela", cuyo primer volumen está publicado en la biblioteca virtual de Amazon.
ANEXO:
sábado, 15 de octubre de 2022
El diablo en misa Enrique Meléndez. Opinión. Información. DDHH. ONU. Ciudadanía. Exilio. Venezuela.
Nicolas Maduro mientras interviene virtualmente ante la Asamblea General de Naciones Unidas.PRENSA MIRAFLORES (EFE/PRENSA MIRAFLORES)
El diablo en misa
Enrique Meléndez.
Resultaba una paradoja la presencia de Venezuela en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, tomando en cuenta el carácter tiránico del régimen de Nicolás Maduro. Uno está vivo, porque pasa desapercibido. Pero es terrible la situación que se vive, sobre todo, en nuestras cárceles, en lo que se refiere a los presos políticos. El último informe de la ONU, que ha dado mucho de qué hablar, es bastante revelador a ese respecto. Allí se detallan los métodos de tortura, que están empleando los órganos represivos de Maduro, y los que van desde la aplicación de electricidad en los órganos genitales, hasta el abuso sexual, no sólo a la víctima, sino también a sus familiares bajo la figura del acoso y del chantaje. Aquí no ha habido paz con la miseria; al contrario de lo que sucedió con Hugo Chávez, que tuvo una cárcel paradisíaca, y donde no le faltaba el sexo femenino a su lado, como se reveló en su momento. Yo recuerdo que durante su prisión en el cuartel San Carlos, todos los fines de semana se hacía allí una parrillada, con motivo de una parranda con música llanera. Todas las organizaciones relativas a defensa de los derechos humanos pendientes de Chávez y sus conmilitones, que ni siquiera le fuera a pasar un rasguño. Por supuesto, aquí viene al caso la frase muy citada de Anna Arendt: uno no conoce la naturaleza del mal sino bajo los totalitarismos. Decía que este informe ha dado mucho de qué hablar; como se observó en el caso del periódico estadounidense Washington Post, que le dedicó uno de los editoriales, y donde detalla la modalidad de las torturas. Entonces, venía a resultar una hipocresía votar por ese país y, de acuerdo, a lo que señalan los comentarios periodísticos lo facilitó el hecho, de que la votación era secreta; aparte del testimonio de los familiares de las víctimas, que pesó demasiado en ese informe.
Pero también está lo otro, y es el fenómeno de la diáspora de nuestros compatriotas, cuya odisea para llegar, sobre todo, a los EEUU es terrible, y que es mejor no abordar, porque resulta demasiado conmovedor, sobre todo, en lo que atañe a lo que se cuenta del trayecto de la selva del Darién; comparable a la famosa Emigración a Oriente, en tiempos de José Tomás Boves; aunque se prefiere atravesar este infierno, que el otro que dejan atrás; una diáspora cuyos números ya superan el caso de Siria, en cuanto a desplazamientos humanos, y que tampoco ha dejado de ser objeto de tratamiento periodístico. El hecho es que al régimen de Nicolás Maduro eso lo tiene sin cuidado; hasta llegar a grados de cinismo, como lo expresado por Diosdado Cabello, quien dice que en esa selva hay mejor wifi, que en muchas partes de Venezuela. He allí algo que repercute a nivel internacional; porque se trata de una burla malsana, a propósito de una tragedia que su soberbia no le permite ver. He allí el por qué a los tiranos se les califica de duros. “El hombre duro de Venezuela”, así calificaba la comunidad internacional a Chávez. Por supuesto, que esto los indispone en esa comunidad. Los internacionalistas se preguntan cómo todavía el régimen de Nicolás Maduro; que no Venezuela, obtuvo 88 votos. ¿Diplomacia petrolera? No hay que pasar por alto, además de eso, que allí hay representaciones de Estados con regímenes de la misma calaña del de Maduro, y, como los mancos, se buscan para rascarse.
Entre tanto, en las radios comunitarias hay un bombardeo propagandístico, invitándonos a los venezolanos, a que nos quedemos en este hermoso país, construyendo nuestros ideales republicanos, en lugar de ir a otros lugares, para construir los de los otros países; como si aquí estuviera lloviendo café en el campo, parodiando la famosa canción de Juan Luis Guerra; cuando la gente prefiere arriesgar su vida, antes que seguir viviendo; donde hay una desproporción muy grande entre el ingreso de la familia, y el costo de la vida. ¿Qué nos da de esa ecuación? Hambre, miseria; malestar social, y esto le hace mella a la imagen de un país. Incluso, la especie de prosperidad, que se había expandido en el mundo, con el cuento de que se había reactivado la economía, se desvaneció, y en eso quizás prive el hecho de que en esa diáspora se ven compatriotas durmiendo en las calles de algunas ciudades de México y EEUU.
Pero es que, además, resulta una pretensión de parte del régimen de Maduro entrar a un organismo, para el que no está llamado. ¿El diablo en misa? Por otra parte, tiene encima el informe de la Alta Comisionada de la ONU, Michelle Bachelet; donde también enfoca todo lo relativo a la violación de derechos humanos; aun cuando hay algunos voceros de organizaciones, dedicadas a la observación del respeto a los derechos humanos, que advierten que ese informe se queda corto, con respecto a lo que sucede en la realidad, sobre todo en materia de cárceles; aun cuando durante la visita de la señora Bachelet el régimen trató de enmascarar algunas cosas. Además, resulta demasiado truculento, en ese sentido; empezando por hacer de la mentira una política de Estado; pero que no está a la altura de la conciencia del espíritu de la hora actual, que en términos civilizatorios ya habla de una postmodernidad. Esta gente no se da cuenta, de que el orden y conexión de las cosas, es lo mismo que el orden y conexión de las ideas. Claro, ellos se arrogan el derecho de decir: en el país de los mentirosos yo digo la verdad. Un régimen serio, como el de Fidel Castro, no asumiría tal tipo de pretensión; pero como se trata de un régimen de carácter tribinilero, se lanza por ese camino y, aún así, para sorpresa de muchos, saca 88 votos; 88 países que no son amigos de Venezuela, como sí de sus intereses. ¿Para qué quiere el régimen de Maduro estar en un organismo, creado para la defensa de los derechos humanos? He allí la famosa fábula del engaño, que le hizo la fealdad a la belleza; para vestirse con su traje; de modo que a la belleza, no le quedó más que vestirse con el traje de la fealdad, y así quedaron confundidas en el mundo.
Enrique Meléndez: Periodista, Escritor y Reportero, venezolano, Licenciado en Comunicación Social y Filosofía, en la Universidad Central de Venezuela; con estudios de post-grado en el Instituto de Altos Estudios de la América Latina de la Universidad de La Sorbona, París III, de Francia, Columnista del Semanario La Razón, en Venezuela, y autor de un diario político-filosófico, titulado: "Diario de la Quinta República:cronología de la destrucción de Venezuela", cuyo primer volumen está publicado en la biblioteca virtual de Amazon.
ANEXO:
IMAGEN SUPERIOR: Por cortesía de El País / Venezuela queda fuera del Consejo de Derechos Humanos de la ONU
lunes, 10 de octubre de 2022
Del comunismo al gangsterismo. La naturaleza del régimen de Maduro. Por: Humberto García Larralde, economista, profesor jubilado. UCV. Venezuela
Del comunismo al gangsterismo. La naturaleza del régimen de Maduro
Humberto García Larralde, economista, profesor (j), Universidad Central de Venezuela, humgarl@gmail.com
Preocupación permanente del liderazgo opositor en su lucha por la democracia ha sido saber a qué nos enfrentamos. El aprendizaje ha sido duro. La ilusión de que el régimen bolivariano entraría en razón ante las protestas y denuncias de derechos violados, o que se deslegitimaría con la abstención electoral, se estrellaron contra la férrea determinación de Chávez de ignorar reglas de juego que consideraba de la "democracia burguesa". Como "revolucionario", estaba comprometido con la "refundación de la patria", tarea histórica que no admitía concesiones al adversario –ahora enemigo— en respeto al juego político tradicional. Evitó ser desarmado en la prosecución de su misión desmantelando las instituciones de la democracia liberal y rompiendo con el orden constitucional que él mismo había prohijado al comenzar. Su carisma, el deterioro de los partidos tradicionales y las prácticas populistas que le permitió financiar la renta petrolera, lograron cautivar a amplios sectores de la población, galvanizados tras de sí por una retórica maniquea que proyectaba a quienes lo enfrentaban como enemigos del pueblo.
Resultó que Chávez no era sólo un líder heterodoxo, difícil de encasillar conforme a cánones conocidos. No era demócrata. ¿Dónde ubicarlo, entonces? Su prédica populista, confrontacional, intolerante y militarista, junto a otros aspectos de su conducta, suscitaron la obvia tipificación de fascista. Pero, no en los términos denigratorios con que cierta izquierda descalifica a sus detractores, sino en atención a los rasgos fundamentales que caracterizan lo que algunos analistas[1] llaman "fascismo genérico": la lucha política entendida como la guerra por otros medios, la invocación de épicas mitificadas que animan al "verdadero" pueblo –noble, puro y homogéneo— al combate contra sus enemigos, tanto internos como externos, la pasión por encima de la razón como fuerza movilizadora y un patrioterismo extremo. Ello se acompañó con la violencia callejera como medio de lucha, la regimentación partidaria en movimientos paramilitares "de camisa", la militarización de la sociedad y el culto a la muerte --"Patria, socialismo o muerte". Todo ello cobijado en una falsa realidad construida con base en un discurso maniqueo lleno de odios contra los adversarios, el cercenamiento de las libertades, el sometimiento de la población a la voluntad de un carismático líder, la discriminación de la disidencia y la imposición de una verdad única. Dada la distancia con respecto al fascismo clásico de los años '20 y '30 del siglo pasado, y en atención a las particularidades que le tocó vivir, cabe el uso del término "neofascista" en referencia a Chávez.
Pero con su alegre entrega a la tutela de Fidel Castro y el protagonismo de un núcleo de la vieja izquierda entre sus partidarios, Chávez asumió un porte filocomunista para su "revolución". Le permitió heredar clichés e imaginarios de la mitología comunista, dándole mayor cuerpo a sus inflamas contra el "imperio". Propuso implantar un "socialismo del siglo XXI", con lo cual se granjeó simpatías entre sectores izquierdosos a nivel mundial. Dio pie a que se tildase a su régimen de comunista o "castrocomunista". Sin embargo, salvando la deriva hacia categorías retóricas afines al marxismo, su comportamiento político cambió muy poco con respecto a la matriz fascista original. Puede argumentarse, al respecto, la similitud del comunismo con el fascismo en cuanto a su naturaleza proto-totalitaria.
Empero, hay una importante diferencia que incide en la calificación del régimen chavo-madurista actual. El fascismo no fue un movimiento doctrinario. Careció de una visión omnicomprensiva de la realidad a partir de la cual entresacar las claves de la conducta partidaria. Sus posturas ideológicas se construían en respuesta a los imperativos de lucha contra quienes identificaba como enemigos. El comunismo, al contrario, se cimentaba en una escolástica marxiana adosada con prescripciones políticas de Lenin en su lucha contra el régimen zarista, sistematizada por Stalin. Entre sus implicaciones doctrinarias, destaca un criterio de verdad que se define por su funcionalidad para con la revolución. Si la superación del capitalismo por el socialismo es inevitable, como pronostica el materialismo histórico, todo lo que facilita tal desenlace es, por tanto, verdad, impermeable a desmentidos empíricos independientes. Ello legitima la conducta y la moral comunista ante todo cuestionamiento externo. A despecho de las pretensiones "cientificistas" del propio Marx, la prédica comunista terminó siendo un asunto de fe. Esta confianza en una teleología inexorable llevó a la conformación de un poderosísimo instrumento de lucha política en la forma del Partido Comunista, tan útil a las ansias de dominio de Stalin. Horroriza la admisión de culpa de viejos bolcheviques ante las acusaciones fabricadas en su contra durante los juicios de Moscú (1937) –que llevaron a muchos a ser condenados a muerte—por no debilitar el rol histórico del Partido.
El disparate chavo-madurista no comulga en nada con tal disciplina bolchevique. No obstante, su criterio acomodaticio de "verdad" favorece la absolución y legitimación de la profunda y deliberada corrupción de cúpulas militares, jueces y de muchas policías, para convertirlos en cómplices del régimen de expoliación que resultó del desmantelamiento del ordenamiento constitucional y del Estado de Derecho. No olvidemos que Maduro se formó políticamente en la escuela de cuadros en Cuba. Se sostiene hoy gracias a una alianza entre cofradías mafiosas amparadas en las fuerzas más retrógradas y perniciosas del planeta –Putin, la teocracia iraní, Ortega, las narcoguerrillas colombianas y Cuba. Sus multimillonarias fortunas emergen a cada rato en las pesquisas de valiosos periodistas de investigación y/o a través de escándalos que estallan en la prensa internacional. Y, con la complicidad militar y la impunidad que otorga una justicia abyecta, ha podido activar prácticas de terrorismo de Estado para aplastar a sus detractores. El blindaje ideológico "absuelve" los tratos más crueles contra quienes luchan por sus derechos, recogidos en reportes de la ONU, la OEA y de respetadas ONGs: persecuciones, detenciones, desapariciones, maltratos a familiares, robos, torturas y muertes. La responsabilidad directa de Maduro, Diosdado Cabello y Vladimir Padrino en estos crímenes, atribuida en el último informe de la Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos sobre la República Bolivariana de Venezuela del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, no es óbice para que personajes tan depravados se yerguen sobre un pedestal de pretendida "supremacía moral revolucionaria" para denostar a quienes los acusan por arremeter contra los "intereses del Pueblo". ¡El mundo al revés!
El menjurje de tan nefastos componentes –fascio-comunismo militarista y mafioso— dibuja un régimen en descomposición capaz, no obstante, de legitimarse a sí mismo y ante sectores muy primitivos de "izquierda" con su retórica "revolucionaria". Su mejor calificativo es el de "gansteril". Como se ha visto obligado a liberalizar aspectos de su manejo de la economía, se han producido reacomodos en su interior que podrían favorecer las posibilidades de cambio. Pero poco indica que el poder tan cruel que se ha atrincherado en Venezuela para conservar, como sea, sus privilegios, haya cambiado en su esencia.
Ello plantea la pregunta obligatoria, ¿Puede negociarse una salida basada en elecciones confiables con este poder? No hay más remedio que intentarlo. Pero la única esperanza de que sus personeros accedan a acuerdos que rescaten la democracia, es que se negocie desde una posición de fuerza. El canje reciente de los narcosobrinos presos en EE.UU. por estadounidenses mantenidos como rehenes por Maduro indica que, de parte del gobierno de aquel país, predominan criterios e intereses que no coinciden, necesariamente, con los de la lucha por la democracia en Venezuela. Pone de manifiesto que la constitución de esa fuerza capaz de arrancarle al chavo-madurismo concesiones que faciliten el retorno a la democracia es, sobre todo, asunto de los propios venezolanos.
[1] Stanley Payne, A History of Fascism 1914-45, Routledge, London and New York, 1997; Robert Paxton, Anatomía del fascismo, Ediciones Península, Barcelona, España, 2005
ANEXO:
Del comunismo al gansterismo.pdf
domingo, 18 de septiembre de 2022
La Exxon Mobil en el Esequibo. Por: Enrique Meléndez. Opinión. Información. Petróleo. Venezuela. Internacional.
IMAGEN SUPERIOR: Foto REFERENCIAL por cortesia de PETRÓLEO AMÉRICA
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- Sammy Landaeta Millán. Coronel de la Fuerza Aérea Venezolana, en Situación de Retiro, según resolución N°7446 de fecha 26 de julio de 2000 (Propia solicitud). Licenciado en Ciencias y Artes Militares (Opción Aeronáutica). Especialista en Administración de los Recursos de la Aviación. Maestría en el Empleo del Poder Aéreo. Diplomado Estado Mayor Conjunto N°14. Diplomado Curso Especial de Seguridad y Defensa para Ejecutivos. Piloto Aviador Militar. Piloto de Helicópteros Militares. Piloto de Helicóptero Comercial. Especialista en Búsqueda y Salvamento -SAR- Cursó estudios de Maestría en Ciencia Política en la USB. Presentó el Trabajo de Grado: "Política Militar, Misión de la FAN y Soberanía Nacional, a partir de 1999." Fue asignada la fecha de defensa pero el primer Jurado lo mandó a corregir -nos pronunciamos por escrito y presuntamente no gustó la motivación.- Se corrigió y se redujo el estudio a 50% y se presentó de nuevo a la Coordinación. Designaron dos Jurados adicionales y se INHIBIERON. El Dr. Frederick Welsch -Tutor de la tesis - salvó su voto. No obtuvo el Grado. ¿ORDEN DE LA REVOLUCIÓN?