Cita con “los palurdos” 20 12 2010
A finales del siglo XIX algunos
historiadores llamaban la atención sobre una importante dicotomía y el
consiguiente conflicto entre el feudalismo y la monarquía absoluta (el estado
fuerte, centralizado, capitalismo).
Uno de los argumentos se apoyaba en la
idea de que el estado fuerte, centralizado, capitalista, era una necesidad para
desplazar al feudalismo, exterminar a los “señores” feudales locales y a los
gremios que eran organizaciones fuertes.
Los socialistas comunistas, marxistas,
de ese entonces, apoyaban tal como lo hacen ahora en este supuesto régimen
rojito, el estado fuerte, centralizador, capitalista, por que no distinguían ni
lo hacen ahora, entre la “burguesía” rojita, boliburguesa corrupta que usa al
gobierno, al estado, para su propio provecho y la burguesía que concurre a los
mercados, a los intercambios comerciales. Son cómplices de la corrupción.
Entonces deducimos que el feudalismo y
el gobierno (estado) centralizado, capitalista, no eran contrapuestos. El
feudalismo le dio paso al estado centralizado, capitalista, a un monarca, a un
supremo señor feudal.
Se me hace que la socialdemocracia de
izquierda, el capitalismo de estado, 58-98, instaurado en este país, con
garantías económicas suspendidas, lógicamente le ha dado paso a este nuevo
señor feudal, capitalista de estado, centralizado, y/o para algunos, mejor
decir continuidad y, una vez mas, los adoradores de marx, los rojos rojitos, no
aprecian ninguna distinción como no lo hicieron en el siglo XIX.
Recordemos que el estado centralizado,
fuerte, capitalista, del siglo XIX, como el de ahora aquí, no quito los altos
impuestos (ahora tampoco, los agrava) y eso restringe el comercio, estableció
gran y variada cantidad de controles y pesados tributos.
Recordemos, también, que la revolución
francesa se hizo para cambiar tanto el feudalismo como el estado centralizado
y/o quitar y/o rebajar tantos y tan elevados impuestos y obtener mayores grados
de libertad, igualdad y fraternidad. Mayor y mejor democracia participativa.
Al final quedo, tal como lo
observamos, establecida la contienda entre la libertad y los señores feudales y
las monarquías.
La libertad, el libre mercado y el
capitalismo, floreció, tomo cierto auge, con más facilidad, en los países en
donde la ciudadanía, con acciones contundentes, con coraje cívico, impidió un
mayor desarrollo y control tanto del feudalismo como de los estados centralizados,
monárquicos, por ejemplo Inglaterra, Italia, Holanda.
En USA este tema se desenvolvió de
manera un poco diferente y con aspectos muy particulares y no lo abordamos, por
ahora.
Pero
debemos recordar a “los palurdos”. Productores del campo que ofrecieron,
como auténticos varones, sus vidas, persistente resistencia, guerra abierta
contra los “señores feudales” (para ese entonces: los alquiladores de tierras y
el gobierno con sus impuestos; “guerra anti-arriendo” y excesivo costo de los
créditos.1840). ¿Se repite hoy con los productores en el sur del lago de
Maracaibo, Mérida, Táchira, Lara, Trujillo, etc.? ¿Y por que no en los demás
estados?
Este nuevo “señor feudal” rojo rojito,
tal como se viene presentando, gobierno centralizado, expoliador, excluyente,
impositivo, injusto y opresor, pretende, entre otros objetivos, repetir los
mismos desafueros de sus antecesores señores feudales, contra los siervos de la
gleba, tal como hacen sus amos, los hermanos castro cubanos en la isla
caribeña.
En actos pomposos y en cadena de
medios de comunicación concede, demagógicamente, ciertas liberalidades y
“dadivas” a los “cuerpos de los esclavos” (ahora en gulag y laogai), de los supuestamente
oprimidos, pero todo producto del trabajo de esos esclavos, de esos siervos, de
sus talentos, de su imaginación, de su inteligencia, de su que hacer, como sus
bienes, sus obras, etc., quedan en manos del “señor feudal”, de su gobierno
capitalista, centralizador, monárquico.
En realidad los actuales esclavos,
siervos, confinados en refugios semejantes a gulag, laogai, ilusionados con
tantas promesas y dadivas ocasionales, solo tocaron entonces y tocan hoy con
sus manos temblorosas una ilusión de libertad y de tener una casa y un trabajo
por lo mínimo; pero están y seguramente estarán como los confinados de vargas
99, como ayer, privados del fruto de su trabajo, de su esfuerzo, de su desvelo
en el anonimato de una supuesta comuna o comité y/o simplemente en el olvido
y/o victimas de una mafia burocrática.