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LA DEMOCRACIA
LIBERAL VS.
EL NEO-COMUNISMO COLONIAL (II)
Por: Cesar Guillen Citterio
La crítica a sí misma, constituye uno de los resortes
principales de la sociedad democrática. Pero la auto condena de sí misma es fuente de debilidad y siempre
ha sido su lado flaco ante los ataques
arteros e infames. Una sociedad y sus
individuos no pueden pensar nunca que son infalibles, pero tampoco pueden dar a
entender que se equivoca siempre, esto último debilita y paraliza.
La llamada democracia igualitaria (base supuesta del
comunismo) donde se asume que todos los hombres que la practican se parecen
entre sí, con tanta libertad quieren las
mismas cosas, como consecuencia la diversidad es desterrada y aparece la
desigualdad natural. Así mismo la libertad se restringe para imponer entonces
la igualdad obligada, más que aceptada: (Modo de vida de los altos funcionarios
Boliburgueses en comparación con la calidad de vida de las bases y comunas
Chavistas)
Pero el que ejerce el poder de darle igualdad y libertad
a todos en su esencia ya no puede ser igual al resto de la sociedad a la cual
dirige. Nace de esta manera el estado omnipresente, omnipotente y omnisciente
que conocemos tan bien, el estado protector, contratista, educador, moralista,
medico, empresario, librero, compasivo y depredador, comerciante, publicista,
periodista, banquero, padre y carcelero que despoja y subvenciona. Ninguna tiranía, ninguna monarquía ha tenido
tal poder en el pasado.
La realidad es que
ese tipo de régimen en vez de ir
adquiriendo un poder de aceptación, es cada vez más desobedecido y
aborrecido por quienes esperan todo de
él. Agotado por las exigencias, obligado a resolverlo todo, a repartir lo que
no ha producido y a reponer lo que ha malgastado en la primera fase del
despilfarro populista llega el momento donde debe retractarse de lo dicho y lo
hecho para comenzar a hacer todo lo contrario. Sobre todo en la economía y las
finanzas, pues el manejo del dinero público, no perdona el despilfarro y los
malos negocios.
La democracia se basa en
la uniformidad, pero también descansa en la libertad. He allí el
verdadero objetivo de un sistema de gobierno equilibrado y justo. Es decir la
uniformidad dentro de la diversidad. La idea de que un sistema de autoridad
política debería derrumbarse porque es incapaz de hacer vivir dignamente a sus
ciudadanos solo puede albergarla un demócrata.
Paradójicamente las causas de descontento menor, corroen
y perturban a las democracias más rápidamente que las gigantescas
desigualdades, hambrunas, miserias y represión criminal de los regímenes
comunistas, porque sus sociedades oprimidas y coaccionadas no tienen ningún
mecanismo ni derecho real de reaccionar:
“Una sociedad es más vulnerable mientras más problemas resuelve, y su
permanencia más segura mientras menos los resuelve.”