oct 22, 2012
Bony Pertiñez, esposa de Iván Simonovis confiesa encontrar en su fe
católica la fuerza para enfrentar 8 años de adversidades. Dentro de un
mes el comisario más respetado del país cumple ese tiempo preso en los
calabozos del Sebin. Junto a él sufren su esposa y dos hijos que eran
apenas unos niños cuando su padre fue encerrado en El Helicoide; hoy son
jóvenes que no dejan de interrogarse acerca de la pesada carga que
lleva la familia.
RCL.- Bony, qué ha significado la fe en tu vida durante toda esta dura etapa?
BS.- La fe es el camino, lo que me ha dado fortaleza para seguir
adelante, para no rendirme, sobre todo en algunos trechos cuando crees
que has perdido toda esperanza. Igual para Iván. A veces me dice que es
más fácil renegar de todo que seguir creyendo y confiando. Yo lo animo y
le digo: “Estamos vivos y hemos visto tantos amigos cercanos que han
asesinado o se han muerto, que ya no nos acompañan y sin embargo
nosotros estamos aquí, resistiendo”. Creo firmemente que esa fuerza
viene de Dios y no sólo debemos buscarlo cuando lo necesitamos.
RCL.- Cómo lo llevan tus hijos?
BP.- Es difícil para ellos. A veces piensan que a nosotros todo nos
sale mal, que le pedimos a Dios y no escucha. Una amiguita de ellos,
frustrada cuando se enteró del resultado electoral, dijo “ahora ya no
creo más en Dios”. Yo le decía que lo importante es levantarse,
continuar, pensar en tanta gente sonidaria, que permanece al lado de uno
en los cuales hay que ver a Dios. Tal vez sean las formas en que Dios
se manifiesta y nos recuerda que sigue a nuestro lado. Por más que el
gobierno ha sido implacable, cruel, inclemente con nuestra familia, sin
embargo hemos conseguido gente maravillosa, que está cercana a Dios y no
nos deja solos.
RCL.- Me dijiste que Iván a veces se pregunta cosas…
BS.- Iván tiene un hermano sacerdote que lo vino a visitar
recientemente. Vive en Europa, en unos pueblitos muy pequeños, iniciando
órdenes franciscanas. Cuando él viene conversan mucho, Iván le hace
reclamos y es normal que esto ocurra, pero igual se refugia de nuevo en
su fe. En la soledad de su calabozo, donde ni siquiera puedes ver la
luz, si no te amparas en tu fe, si no te aferras a Dios, a la Virgen, a
tus santos, qué más te queda?
RCL.- Dicen que Dios envía aquello que podemos soportar…
BS.- Ahí tengo una queja (risas), a veces le digo “Dios, ya basta, ya
aprendí las lecciones”. Pienso que estas son situaciones que debemos
aprovechar para valorar lo que en verdad es importante en la vida. Como
familia, siento que nosotros hemos crecido. Veo tantas amigas que pelean
con los esposos por tonterías, familias que se quejan por nimiedades.
Hoy le damos prioridad a las pequeñas grandes cosas que verdaderamente
tienen significado.
RCL.- El tiempo de Dios es perfecto?
BP.- Esa frase no queremos escucharla en la familia! Mi hija se
molesta cuando la oye pero le digo que esa frase no tiene nada que ver
con nuestra fe. Tal vez debe haber todavía algo más que tenemos que
aprender, no solo nosotros como familia sino también la sociedad
venezolana. Lo veo como una oportunidad, no sólo para crecer como
familia, sino para que nunca más esto se repita con nadie. No entiendo
tanto resentimiento contra nosotros. Mi esposo está preso por un delito
que no cometió mientras que Hugo Chávez estuvo preso por uno que sí
cometió, intentó un golpe de Estado, hubo muertos, gente asesinada
cobardemente. Él tuvo todas las garantías mientras Iván se deteriora
físicamente sin poder ver el sol sino a raticos en todo un mes. Ellos
están llenos de resentimiento y eso es lo que no voy a permitir entre
los míos.
RCL.- Por qué ustedes son católicos?
BP.- La familia de Iván es muy católica desde siempre, al punto que
tiene un hermano sacerdote. No así en mi caso. Mi papá era católico,
pero mi mamá es protestante. Todos los amigos de ellos eran católicos y
le decía” tías” a las amigas de mamá pues yo no tenía ninguna. Ellas me
enseñaban las oraciones, me contaban historias de los santos y un día,
cuando a mamá se le perdió el anillo de compromiso –un valioso anillo de
brillantes- una de sus amigas me dijo: “Te voy a enseñar a rezarle a
San Antonio, que hace aparecer las cosas perdidas”. Yo tenía como siete
años y me aprendí la oración a San Antonio que se convirtió en mi santo
preferido -papá se llamaba Antonio y mi esposo se llama Iván Antonio-.
Apareció el brillante de mamá. Ella es una protestante muy sui generis, pues tiene santos, cree en la Virgen…yo bromeo diciéndole que es la protestante más católica que conozco.
RCL.- Iván tiene alguna devoción especial, como tú por San Antonio?
BP.- No, él dice que lleva sus conversaciones directamente con Dios, a
veces un poco fuertes (risas), pero ellos se entienden. Lo importante
es que también cuida su fe. Esa es la misión, no perder la fe. Muchos
quisieran que nos quebráramos, que nos alejáramos de Dios y
abandonáramos la fe, pero eso no va a pasar. No es una opción para
nosotros. Él tiene una tía que viene una vez al año pues vive muy lejos y
lo conforta. Rezamos juntos en la cárcel, lo hacemos en familia. Es una
experiencia que debemos vivir en familia, la religión debe tener un
puesto en el seno familiar.
RCL.- Sabes que hay muchísima gente rezando por ustedes, no?
BS.- Claro y lo agradecemos tanto! Cada vez que salgo a la calle, voy
a la farmacia, al mercado alguien me entrega una estampa, una medalla,
un rosario. Tengo una caja gigante llena de todo eso. También una
especie de altar con tantos santos y vírgenes que me han regalado, pues
creo que están repletos de energía positiva que nos transmite la gente.
Es la fe de la gente que nos anima y nos respalda.
RCL.- Cómo se ha manifestado la solidaridad de la Iglesia institucional?
BP.- Desde el momento en que a Iván lo detuvieron, el Cardenal
Castillo Lara -que murió hace 5 años-, el Cardenal Urosa, Mons Luckert,
todos ellos han estado pendientes, solidarios. Nos apoyan ante cualquier
petición de medida humanitaria. Están allí para lo que puedan ayudar.
Incluso en el momento en que las condiciones de reclusión de Iván se
hicieron infrahumanas, recuerdo que el Cardenal Castillo Lara quiso
verlo, estar allí para interceder por Iván, pero le impidieron entrar a
la Disip. El Cardenal Urosa designó un párroco para que los presos
puedan tener asistencia espiritual, recibir los sacramentos y asistir a
Misa al menos una vez por mes. No hubo una oportunidad en que yo los
haya buscado que no me hayan atendido, sacerdotes, obispos, los
cardenales Castillo Lara y Urosa. Siempre han estado allí para nosotros.
Estoy muy agradecida.-
Redacción RCL