RECONDUCCIÓN
Y REINSTITUCIONALIZACIÓN DE
LOS CUERPOS DE SEGURIDAD VENEZOLANOS.
Stanislaw Dubis
C.
Valencia. España.
01/11/2022
La
totalidad de los entes administrativos del Estado Venezolano ha sido destruida con
saña inimaginable por la narcodictadura. El objetivo, conocido por todos, no es
más que colocarlos a su servicio para poder llevar
a cabo sus planes delincuenciales sin interrupciones de ningún tipo:
económicas, legales, de autoridad o seguridad.
Con
la finalidad de evitar tergiversaciones en los conceptos que analizo, me gusta
dejar sentada su definición fundamental antes de entrar en el desglose de
ideas. Entendemos por reconducción: “volver a llevar a una
situación normal, cualquier cuestión, objeto o proceso”. Por reinstitucionalización:
“conferir carácter o sentido de institución”. Quienes hemos vivido y
sufrido el proceso de involución del Estado venezolano,
no necesitamos aclaratoria adicional.
En uno de mis escritos anteriores hacía un esbozo muy amplio de las bases sobre las cuales debería reconstruirse nuestro país. Allí no mencioné nada sobre los cuerpos de seguridad por considerar que es, en mi criterio, una de las tareas más complejas y complicadas que tendrá en sus manos la nueva administración venezolana en el momento que eso ocurra. Esto es prioritario e impostergable para quien asuma el control del Estado Venezolano.
Los
cuerpos de seguridad de Venezuela se han convertido
en el refugio de individuos que los utilizan para su lucro personal. Tan grande
es la desfachatez de sus acciones que en las redes sociales la gente bromea en
cuanto no saben a quién temer más, si a un policía o un GN. Razones hay muchas,
justificación ninguna. Con fundamentada razón los llaman “delincuentes de
uniforme” para diferenciarlos de los malandros. La naturaleza y esencia
de instituciones orientadas a garantizar la paz ciudadana han sido
completamente desvirtuadas. Lo que es peor, sin excepción, se han ganado el
rechazo y hasta odio de los venezolanos. En mis palabras, yo diría que han
hecho hasta lo imposible para lograrlo.
Reconducir
a las Fuerzas Armadas, SEBIN; las policías administrativas, de inteligencia,
etc. va a demandar de un enfoque profesional muy especial. No porque sean
instituciones complicadas en su esencia, sino por
lo gravemente deterioradas que se encuentran. Estas consideraciones van desde
los aspectos más fundamentales como: formación básica, valores y principios,
profesionalismo, equipamiento, hasta lo más
complicado que son sus conceptos legales y operacionales.
A
mediados del mes de octubre, un buen amigo compartió conmigo un artículo de la Sra. Mirla
Pérez publicado en La Gran Aldea, el 20/10/2022, titulado El sentido vital frente al mal absoluto.
Recordé dos frases que me impactaron y que aplican perfectamente en el
contenido de la temática que manejamos, el primero: Frente al mal, no se
puede ser dubitativo. El segundo
referido al holocausto de la II Guerra Mundial: ...eliminación progresiva
de líderes, reemplazados por jefes que obedecen ciegamente sin razonar.
Sin
excepción, los cuerpos de seguridad de Venezuela han sido penetrados por la
corrupción, la impunidad, la anarquía; prodigado todo eficaz y eficientemente
por el pseudoliderazgo político. Han sido totalmente dañados y en ello ha
formado parte fundamental, el reemplazo progresivo de líderes por jefes que
obedecen ciegamente y sin razonamiento a los mandatos de los narcodictadores y
sus objetivos. El respeto y obediencia al imperio de la ley ha sido subyugado por intereses personales. Los altos jerarcas
militares y de los cuerpos de seguridad del Estado, de estos últimos veinte
años, en mi consideración, han cometido el grave delito de traición a su
juramento y la patria.
Para
alcanzar el propósito de reconducción institucional de los cuerpos de seguridad
del Estado, yo propondría, el indispensable apoyo de organismos
y corporaciones internacionales, pero al mismo tiempo recuperar aquellos
líderes que aún son respetados de cada área, individuos de impecable
trayectoria profesional, de visión y sin compromisos políticos de ninguna naturaleza
excepto los institucionales.
Creo
que es absolutamente indispensable que los responsables sean juzgados por
tribunales (temporales) institucionales competentes, conformados por jueces
internos y externos impolutos y que sus decisiones tengan impacto legal,
incluyendo pena capital para los delitos calificados como de traición a la
patria.
Por
favor, no se horroricen ante mis palabras. Deténganse a pensar si los inculpados merecen
misericordia ante el daño infligido a Venezuela. Hay que romper esquemas y
referencias (no me gusta el término de paradigma). Lo he dicho antes y no me
cansaré de repetirlo: no se trata de venganza, es sed de justicia, es lo que me
motiva. Es mi sentido de patriotismo lo que me impulsa a escribir y proponer
ideas, tal vez radicales, pero indispensables ante la realidad-país que nos
arropa.
¿Es
mi propuesta imposible de materializar? Si los venezolanos hubiésemos internalizado el concepto de “Dios, Patria
y Honor”, tal vez no estuviésemos en estas
circunstancias de la vida, pero como se dice popularmente, es lo que hay y
tenemos que afrontarlo si queremos salir del “atolladero”.
Estamos
viviendo tiempos muy complejos a nivel mundial. Es bien difícil afrontarlos,
pero si lográsemos hacerlo con un país distinto al que tenemos, nuestras
posibilidades de sobrevivir esta debacle moral tal vez serían mayores. Bueno,
digo yo…
REMISIÓN: