Editorial
Lección mal aprendida
La dramática situación que padece el
pueblo venezolano reproduce en tiempos de las redes sociales y su
comunicación, instancia de un fenómeno lamentablemente repetido en la
historia de América Latina. Un gobierno populista y demagógico, cuando
empieza a perder pie se vuelve crecientemente autoritario. Nada nuevo,
salvo la constatación de que nuestra región no está a salvo de recaídas
en fenómenos que algunos llegaron a creer superados y parte del pasado.
20 feb 2014
La lucha que lleva adelante buena parte del
pueblo venezolano, con sus estudiantes a la cabeza del reclamo de
Libertad, conmueve, porque enfrentar a un régimen como el de Maduro se
hace al riesgo de la propia vida, como ha quedado tristemente
demostrado. Una consigna que levantaron estos días un grupo de muchachos
gráfica nítidamente la determinación de estos jóvenes: "Mamá, me voy a
luchar por Venezuela, si no regreso me fui con ella."
Mientras tanto, por nuestro país las respuestas del
gobierno, del Frente Amplio y de la Federación de Estudiantes
Universitarios del Uruguay (FEUU) aunque no sorpresivas fueron
deplorables. La clásica hemiplejia moral de la izquierda quedó expuesta
de forma repugnante defendiendo a un gobierno que avasalla la libertad
de expresión, de reunión, la separación de poderes y las más elementales
garantías para las personas.
Cuesta creer que en pleno siglo XXI y después de la
última traumática experiencia que atravesó nuestro país haya uruguayos
que defiendan a un régimen que reprime con violencia manifestaciones
estudiantiles, que encarcela líderes opositores, que censura a la prensa
y todo en nombre de que "el proceso cívico-militar no se va a dejar
amedrentar" como manifestó la Ministra de Defensa de Nicolás Maduro. Los
demócratas de cualquier país no pueden callar sin ser cómplices. Si un
gobierno extranjero legítimo en su origen y en su ejercicio no nos gusta
mala suerte, es la decisión de su pueblo y en tanto tal, inapelable.
Pero un régimen autoritario no es producto de la autodeterminación sino
de la usurpación, y este es el caso.
Cuesta creer que la izquierda criolla siga anclada en
su pensamiento de hace cincuenta años sin haber entendido que, como
decía Wilson Ferreira, el problema no es que sea una dictadura de
derecha o una dictadura de izquierda, el problema es que sea una
dictadura.
La falta de piedad con los muertos, con los millones de
venezolanos que padecen la violencia de un gobierno controlado a
control remoto desde Cuba no debería encontrar respaldos salvo de los
totalitarios de ayer y de hoy. Las declaraciones del Frente y de la FEUU
no son solamente tristes por totalitarias y cargar con un sesgo
ideológico que impide ver la realidad, son inhumanas por ponerse del
lado de quien mata, tortura y encarcela, lo que francamente nos
horroriza.
Son muchos los temas en que el Frente Amplio tiene
opiniones distintas dependiendo de dónde y con quién se trate, pero cabe
preguntarse qué tan sinceras son sus convicciones democráticas si son
capaces de defender un régimen como el de Maduro. Se dirá, y
seguramente es cierto, que muchos legisladores frenteamplista en su
fuero íntimo están con los estudiantes venezolanos y no con los tanques
del ejército, pero al tener una posición pública contradictoria hacen
mucho daño.
América Latina ya ha padecido lo suficiente de
dictaduras de izquierda y de derecha como para que tengamos que señalar
cosas tan obvias como que toda dictadura es mala. Es decepcionante que
en vez de afrontar los desafíos reales del desarrollo, de la inclusión,
de la educación, entre otros, se pierda tiempo teniendo que defender al
sistema democrático. ¿No debería ser a esta altura un consenso
compartido por todos?
En 1999 en un spot publicitario del Nuevo Espacio
Rafael Michelini decía: "El coronel Chávez atropella la democracia en
Venezuela, tiene olor a dictadura. Sin embargo, una parte del Frente
Amplio lo aplaude y otra parte disimula, sin ánimo de criticarlo. En la
izquierda deberíamos saber que los golpistas son siempre golpistas. ¿O
no aprendimos nada?" Hoy que la situación es mucho más clara que
entonces, porque ya no solo tiene olor, sino color y gusto a dictadura,
el Frente Amplio y sus colaterales siguen aplaudiendo. Lamentablemente
queda clara la respuesta a la pregunta de Michelini: no aprendieron
nada.
FUENTE: El País
REMISIÓN: Germán Guillén. / Opinion politica acerca de la situacion venezolana desde la Republica Oriental del Uruguay!!
REMISIÓN: Germán Guillén. / Opinion politica acerca de la situacion venezolana desde la Republica Oriental del Uruguay!!
IMAGEN SUPERIOR: Maduro visitó Cuba y se reunió con Fidel / Noticias al Día