Desde que se iniciaron las actividades petroleras fue evidente que había un cortocircuito entre las empresas transnacionales y sus trabajadores con el resto de la sociedad venezolana. Curiosamente, esa situación persistió después de la estatización. Los ciudadanos en general no se interesaron en conocer esa compleja industria y los petroleros tampoco se preocuparon en divulgar suficientemente la actividad que realizaban. Esta realidad la aprovecharon políticos de la extrema izquierda para sembrar la mentira de que Pdvsa era un Estado dentro del Estado, una Caja Negra manejada por individuos despreocupados por el país.
Después de los sucesos en defensa de la meritocracia en Pdvsa, ocurridos entre febrero y el 11 de abril del 2002, un grupo de sus trabajadores decidió crear la Asociación Civil Gente del Petróleo para estrechar relaciones con el resto de la sociedad. Esta iniciativa estuvo liderada por Juan Fernández, María De Oteyza y Mireya Ripanti. El documento constitutivo, registrado el 3 de julio del 2002, lo firmamos veintidós trabajadores de Pdvsa y filiales. Quien esto escribe agradece que fue invitado a formar parte del grupo fundador a pesar de que me jubilaba en tres meses. La directiva, electa por los firmantes, quedó integrada por los tres citados, presidida por Fernández.
Paralelamente se constituyó Unapetrol, presidido por Horacio Medina, con el objetivo de defender a los trabajadores previendo las retaliaciones por la participación en la lucha por la meritocracia. Este sindicato fue reconocido por la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), pero no por el Ministerio del Trabajo. Ambas organizaciones intentaron dialogar con Alí Rodríguez, nuevo presidente de Pdvsa, para evitar la injerencia política partidista dentro de la empresa. Fue en vano. El paro cívico del 2 de diciembre 2002 fue respaldado motu proprio por los petroleros. Como consecuencia, fuimos despedidos unos 23.000, inclusive algunos que estaban en el exterior, en reposo médico, de vacaciones o jubilados, como este escribidor de cuartillas. Hoy unos están en la diáspora, otros confinados en Venezuela. Muchos pasando penurias, al igual que la mayoría de los compatriotas.
El período 2003-2004 fue de innumerables atropellos contra la sociedad civil y contra los petroleros en general. Juan Fernández, como representante de Gente del Petróleo y de grupos de la sociedad civil, jugó un importante papel en las relaciones con los partidos de la oposición, contribuyendo a conciliar posiciones Los petroleros nos organizamos alrededor de un Comité Guía para la toma de decisiones. El 7 de diciembre 2004 renunció Fernández a la presidencia de la asociación. El 21 de diciembre, dictaron medida privativa de libertad a Mireya Ripanti, Edgar Paredes, Horacio Medina, Juan Fernández, Lino Carrillo, Juan Santana, Gonzalo Feijoo y a Edgar Quijano, quienes tuvieron que refugiarse en el exterior.
Quien esto escribe fue electo como coordinador nacional de Gente del Petróleo en diciembre del 2004, permaneciendo en el cargo, con elecciones periódicas, hasta el 30 de mayo del 2014. A partir de esta fecha, Beatriz García ha sido la coordinadora. Se modificaron los estatutos para adaptarlos, ya que no estábamos en la empresa, se eligieron equipos coordinadores en Caracas y en las áreas petroleras, así como delegados que eligen al coordinador nacional y se reúnen periódicamente para la toma de decisiones importantes.
En Unapetrol, ante la ausencia obligada de Horacio Medina, Antonio Méndez asumió las riendas en Venezuela. Este sindicato defiende ante la Organización Internacional del Trabajo las violaciones de nuestros derechos. No ha podido realizar elecciones internas por acatar la disposición de la CTV de no aceptar injerencia del gobierno.
Gente del Petróleo y Unapetrol en la resistencia
En estos veinte años, ambas organizaciones han estado presentes en las marchas de protesta, participado en asambleas de ciudadanos, formando testigos electorales, cooperando en esos procesos, realizando sugerencias a los partidos e insistiendo en la unidad y selección de candidatos idóneos. Han denunciado ante la Fiscalía General, la Contraloría y la Defensoría del Pueblo las violaciones a los derechos humanos. Así mismo, la utilización de grupos paramilitares afectos al régimen para agredir a los opositores.
Han hecho público la falta de mantenimiento de las instalaciones petroleras, los accidentes ocurridos como consecuencia de tener gerentes ineptos, designados solo por ser afectos al régimen; el aumento desproporcionado de la nómina, la drástica caída de la producción y refinación, el manejo del petróleo como instrumento político y no como un negocio que apalanque el desarrollo del país.
Han señalado que Pdvsa es utilizada para realizar infinidad de actividades, en lugar de concentrarse en su actividad medular. Es pública la corrupción imperante. La empresa pasó de ser una compañía petrolera que tenía programas de responsabilidad social, a una empresa de responsabilidad social que marginalmente tiene alguna actividad petrolera.
No se han limitado a realizar denuncias, sino también a elaborar planes para la recuperación de la industria petrolera. Nuestros miembros Beatriz García, Rafael Gallegos, Eugenio Montoro, Gilberto Morillo, Julio César Arreaza, Nelson Hernández, Manuel Barreto, Juan Fernández, Horacio Medina y Eddie Ramírez escriben periódicamente sobre tópicos de interés petrolero y político. Este mes saldrá el libro Gente del Petróleo y Unapetrol: veinte años de lucha por la meritocracia y la democracia, escrito por Beatriz García y Eddie Ramírez, con valiosos testimonios de veintiún compañeros.
Dos décadas después, algunos compañeros partieron a otro plano, pero siguen presentes. Agradecemos a los comunicadores sociales que han cubierto nuestras actividades y a todos los que nos han apoyado. Nuestras organizaciones siguen comprometidas en la defensa de los principios y valores inculcados por quienes nos antecedieron. Los venezolanos lograremos implantar la democracia y aspiramos a que en todas las dependencias oficiales y en las empresas del Estado se establezca el sistema meritocrático como requisito necesario, aunque no suficiente, para tener un mejor país.
Como (había) en botica
- Hoy, 5 de julio, seguimos luchando por la libertad.
- ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
FUENTE: RunRun.es