ADIÓS A LA IV, ADIÓS A LA V. BIENVENIDA LA NUEVA VENEZUELA. EL LIDERAZGO EMERGENTE.
Stanislaw E. Dubis C.
Valencia. España.
25 de octubre 2022
En mis últimos tres escritos, este incluido, he tratado de mantener una coherencia conceptual en mis criterios sobre los temas que he abordado en cada uno de ellos, hasta llegar a este punto. Sin aspirar exclusividad en el enfoque, o contenido, solo he pretendido llevar a ustedes mi óptica del problema que carcome, cual cáncer incurable, a nuestra amada Venezuela y su sociedad, aprovechando la tribuna que se me ofrece para proponer potenciales soluciones.
La semana pasada, coincidentemente, encontré un par de artículos que me dieron a entender que no cabalgo solitario en la manera de abordar la problemática venezolana y que, al final, de una manera u otra estamos alineados en nuestros análisis de la situación. El primero de ellos de Miguel Peña, en su columna llamada "La cuadratura polítiKa", me llegó por un grupo WhatsApp. El otro, que vengo siguiendo en sus diversos capítulos, es del Cnel. Antonio Guevara F. y se llama: "Creer o no. La versión incorrecta del 4F". Este me llegó por La Protesta Militar del amigo Sammy Landaeta. Ambos interesantes y oportunos.
Para abrir la puerta del contenido al cual deseo referirme en este escrito, creo necesario aclarar dos conceptos fundamentales; líder y liderazgo.
La RAE define a un líder como: "persona que dirige o conduce un partido político, un grupo social u otra colectividad". Es sin lugar a duda un concepto de lo más elemental, básico, pero directo al punto.
Ahora veamos que se entiende por liderazgo. En forma general, se entiende por liderazgo, todas las ejecuciones que lleva a cabo el líder para cohesionar ideas y medios en el logro de un objetivo. En "Dr. Google" encontré una definición bastante sucinta al respecto; sin embargo, no me indica su autor: "El liderazgo es la capacidad de llevar a cabo acciones que tiene una persona, de influir, motivar, organizar y ejecutar tareas para lograr sus fines y objetivos que involucren personas y grupos en un marco de valores. El liderazgo es un potencial y se puede desarrollar de maneras diferentes y formas, ante diversas situaciones, muy distintas unas de otras." Es lo que aprendí en mis ya lejanos años de formación académica: el liderazgo es circunstancial.
Ahora bien, creo que está suficientemente claro la relación y diferencia del concepto entre lo que es un líder, y lo que es liderazgo. Es necesario tenerlo claro para entender mi propuesta.
Desde el gobierno de Rómulo Betancourt (1958-1963), Venezuela ha sido un país prolífico en líderes. Los ha habido de toda naturaleza y para todas circunstancias y gustos. Algunos han sido efímeros, otros con un poco más de trayectoria en el tiempo. Su marca común, casi sin excepción, es que han hecho de Venezuela y sus Instituciones, su propiedad particular. Han "gerenciado" las posiciones que han ocupado a través de los años con un concepto de bodega o "pulpería criolla". Su gerencia, si es que puede llamarse así, ha sido esencialmente personalista y supremamente populista. La gestión que ha realizado la inmensa mayoría de quienes han ocupado cargos relevantes de diversos niveles y naturaleza, ha sido llevada a cabo ignorando la realidad nacional y el mandato de quienes los eligieron. Los resultados no pueden ser más evidentes.
El divorcio político entre el deber ser y la realidad generó un cansancio social que desemboca en hastío y rechazo, manifestado por primera vez el 27/28 de febrero de 1989, en el tristemente célebre "caracazo". Las advertencias, o señales de alerta política fueron ignoradas, desde mi punto de vista por soberbia de quienes ejercían el poder en ese momento y los años posteriores. El liderazgo, repito, estaba divorciado de la realidad nacional. Para nadie es un secreto que el éxito de simpatía y aceptación que tuvo Chávez en el golpe del 4F de 1992 está fundamentado en esos pilares. En conclusión, para mí el liderazgo político de la Cuarta República es, indudablemente, responsable de la penosa senda que nos ha correspondido vivir estos últimos ya casi 24 años.
Ahora bien, un país no es dirigido única y exclusivamente por la clase política. Lo que expreso en el párrafo inmediatamente anterior, se aplica al ámbito militar, económico, educativo, de sanidad, seguridad social, etc. Se gobernaba y se tomaban decisiones ignorando totalmente la realidad-país. Existía la Venezuela que ese liderazgo quería ver y la Venezuela real, la que nos correspondía vivir a diario a "los de a pie".
No les he dicho nada nuevo hasta este momento, es cierto; pero es indispensable repetirlo porque, es de mi personal consideración plantear a las personas que leen mis ideas, que quienes conformaron el "Establishment" de la IV República, nada tienen que buscar en la Venezuela que está por surgir, salvo muy contadas y selectas excepciones.
Con frecuencia leo interesantes "análisis" y planteamientos que hacen en diversas tribunas individuos reconocidos como "líderes" de múltiples sectores de la IV, como popularmente se denomina esa etapa. Señores, para ustedes, mi humilde mensaje: apártense, ya ustedes "cumplieron su rol" en el momento que les correspondió y lo hicieron muy mal. La tarea encomendada la hicieron tan pésimamente, que sin duda son los responsables directos que lo que acontece y pasa en cada rincón de Venezuela en la fecha de este día.
Dígame usted, ¿Qué siguen buscando Ramos Allup, Eduardo Fernández, Henry Falcón, Bertucci, Ledezma, etc.? Lista infinita e interminable de muertos en vida política que han disfrutado la concupiscencia con el narco régimen. Lo han oxigenado estos 24 años. En lo personal, no he visto un solo acierto en sus decisiones, y aún pretenden seguir en la palestra nacional postulándose como "potenciales salvadores" de lo que han fallado en dirigir. Señores, por favor, entiendan, nadie absolutamente nadie, da "una locha" por ustedes. Todo el país está claro en esta realidad, menos ustedes.
La situación de líderes y liderazgo en Venezuela es tan extremadamente crítica y pobre que un obscuro personaje hace alarde de un cinismo infinito, al pretender proponerse como candidato a las elecciones del 2024. Es que nos cree, bien ingenuos o imbéciles, me refiero al pobremente célebre Rafael Ramírez. Por Dios, a que extremo de caradurismo llegan algunos.
Capítulo especial debe dedicarse a quienes integran el variopinto elenco de dañinos payasos de "pseudopolíticos" de este narcorégimen. Soy radical en mi posición. Quien ha ayudado a destruir a Venezuela, no tiene dignidad, moral, ni credenciales para formar parte del equipo que se empeñe en un futuro inmediato en la reestructuración y consolidación, de eso que habrá de ser la nueva Venezuela. ¿Ustedes se imaginan a un Maduro, "Diosdi", los hermanitos Rodríguez, a Padrino, etc., formando parte del equipo para recuperar a nuestro país? Pues, yo no.
Venezuela pide a gritos a un líder y liderazgos emergentes. Requiere de un equipo comprometido a entregarse al servicio del país y no como ha sido hasta ahora, a servirse del país. Se necesitan patriotas, no patrioteros, requerimos de personas libres de referencias políticas o de ataduras del pasado en cualquiera de sus campos: económico: educativo, militar, de salud, policial, etc. En Venezuela hay gente idónea que reúne esas condiciones y las excede, pero primero hay que perder el miedo y afrontar esta ingente e inmediata demanda.
Cada ciudadano debe deslastrarse de la forma de pensar que nos ha hundido en este pantano, que ha convertido a Venezuela en una caricatura de lo que en algún momento fuimos y se perdió en el camino. En las manos de cada venezolano está la decisión de convertirse en el líder de las reformas necesarias para retornar a los estándares de dignidad y respeto personal e individual en los cuales deben criarse hijos y nietos, esa generación que tiene que sentirse orgullosa de su país nuevamente. Si no logramos nuestro compromiso, allí tenemos como referencia a Cuba. ¿Queremos ser imagen y semejanza del pueblo cubano? Cada uno que se responda a esta pregunta…
REMISIÓN: