Enrique Prieto Silva
Lunes, 4 de mayo de 2020
¡No es casualidad!, hemos querido insistir en nuestros mensajes a los militares en general, sin generalizar, porque pareciera que en Venezuela se hubiera eternizado como una endemia, el rancio militarismo que iniciaron los “libertadores” por el cobro por la independencia. Acción que llevó a los gobernantes a establecer cuotas de tierra, de oro y ganado para la tropa y la baja jerarquía, pero que los líderes políticos han querido y quieren entronizarse en el poder, para gobernar al país en el supuesto “legado bolivariano”. Ese supuesto legado que quiso eternizar el difunto Chávez con su “chavismo ¿bolivariano?”
Cuando vemos la parodia de un mando militar, que se atribuye el poder de la soberanía con su eslogan de: ¡Chávez vive, revolución y patria socialista!, con una camada de uniformados que juran levantando el brazo izquierdo: ¡Fieles siempre, traidores nunca!, tenemos que pensar que hay un vacío cerebral, que se atreve a asumir la voz de la Fuerza Armada Nacional, con la gravedad de asumiendo un rol político que no tienen ni pueden tener porque le está vetado constitucionalmente.
Quienes hemos asumido el rol ciudadano de pensar para el bien político del país, y en ese debatir político con el conocimiento militar y el de la historia patria, nos atrevemos a disentir de la errada política militar asumida por la “camada” de generales de uno, dos, tres y cuatro soles, que en lugar de exaltar en el gentilicio el orgullo de ser portadores de las armas de la República, han asumido el rol de comisarios políticos de este gobierno usurpador, que no solo ha defraudado a la patria sino que ha creado la política del hambre para el pueblo.
No nos atrevemos a decir, cual enfermedad es mayor, si la pandemia del coronavirus, o la “endemia bolivariana” fraguada por las mentes torcidas de militares militaristas, que defraudan el profesionalismo del militar que encumbra la Constitución.
En una oportunidad, Gustavo Coronel los llamó “Los
viudos de Chávez”, quienes según él, tienen un
plan para reconquistar el poder, consistente en hacernos creer que chavismo y
madurismo son diferentes. Idea que compartimos, en el sentido de no solo creer,
sino mantener la creencia segura, que son los mismos personajes impulsores del
“chavismo ignaro” o “endémicos bolivarianos” , que luego de lograr reconquistar
la anti política surgida en finales de los 80’ y todos los 90´, lograron
engatusar a los venezolanos para tomar el poder con dulzura engolosinante, después
del 4F, para conducirnos a estos lodos de la Venezuela miserable que tenemos
hoy y que pareciera ser el peor trauma de la república en sus casi 200 años después
de Carabobo.
Cuando hablamos de la “endemia bolivariana”, con mucho pesar tenemos que rememorar el pensamiento crítico, que analiza la fascinante y turbulenta trayectoria de Simón Bolívar, quien a decir de sus hechos y palabras, tuvo una permanente aspiración de llegar a ser consagrado presidente vitalicio de Venezuela y de los otros países que tutelaba, en lugar de gobernar limitado por un tiempo fijo que marcaban las constituciones vigentes.
Aparece el hecho histórico mientras se encontraba desterrado en Jamaica, cuando Bolívar escribió la famosa carta en la que expresaba su desencanto con la primera experiencia republicana de Venezuela, opinaba que las instituciones representativas no eran adecuadas a nuestro carácter hispanoamericano, y sugería establecer un “gobierno como el inglés, con la diferencia de que, a cambio de un rey, tendrá un Poder Ejecutivo electivo y vitalicio, y un senado hereditario”.
Cuatro años después, habiendo liberado militarmente a casi todo el territorio venezolano, convocó a una convención constituyente a reunirse en Angostura, pero seguía pensando que nuestros pueblos no podían equipararse al norteamericano, y por ello exhortó a los delegados a establecer, para Venezuela, un presidente a perpetuidad, un senado hereditario integrado por los generales de la Independencia y una cámara de diputados de elección popular. Los convencionales, sin embargo, no aceptaron sus sugerencias y dispusieron que el presidente debía durar cuatro años en sus funciones.
Pareciera que este fuera el exordio de Chávez, que no es novedad, si sabemos que Venezuela, después de separarse de la Gran Colombia, fueron presidentes los generales de la independencia y solo ha tenido, contados con los dedos de una mano presidentes civiles electos, la mayoría en los truncados años de la reciente democracia.
¡Chávez ha sido el mayor impulsor de la endemia militar!