El
caso del Mayor (Ej.) Milton Revilla Soto:
¿Espía? No, ¡Valiente! y ejemplo a
seguir.
Fue acusado por espionaje y
de traición a la patria. Catalogado como agente de la CIA, de filtrar
información “clasificada” a medios de comunicación opositores y de trabajar
para desestabilizar al Gobierno de Hugo Chávez. Por eso el Tribunal Militar
Primero de Juicio lo sentenció a seis años de cárcel. El mayor del Ejército en
situación de retiro, Milton Revilla Soto se encuentra ahora recluido en Ramo
Verde junto tantos otros militares considerados “enemigos” de la revolución y
de la FANB.
Pero su historia no comienza
ni termina con esa sentencia. El periodista Francisco Olivares señala que los
defensores del oficial ubican el caso como un asunto político: “es un preso
político” dice el diputado Andrés Avelino Álvarez, quien defiende su causa
desde la Asamblea Nacional y en instancias internacionales.
Desde el año 2000 cuando el
mayor Milton Revilla, entonces capitán, fuera designado comandante de la Base
de Protección Fronteriza ubicada en la región del Catatumbo al sur del Lago de
Maracaibo, sus actuaciones no fueron en la dirección que demandaban sus
superiores.
Desde esa posición Revilla
se convirtió en un dolor de cabeza para la nueva ideología que a partir de ese
momento se impondría en la FAN. Allí combatiría al Frente 33 de las FARC que
opera en esa región, denunciaría las irregularidades del Plan Bolívar 2000 y
pondría en evidencia el apoyo que sectores de su propio ejército prestarían a
las FARC. Un incidente no perdonado por Inteligencia Militar fue el haber
denunciado la presencia del etarra, Arturo
Cubillas en territorio dominado por FARC, requerido por la Audiencia
Española por actos terroristas y asilado en Venezuela con protección del
Gobierno. Esa postura le ganaría importantes enemigos dentro de las filas
castrenses. Dicen que la molestia llegó hasta el propio presidente Chávez.
Finalmente es sacado de la frontera en 2004, pero la persecución contra el
oficial no cesaría ni aún después de su retiro en el año 2005. Ya de civil
continuó denunciando las relaciones entre el Gobierno bolivariano y las FARC y
serviría de analista y de fuente de algunos periodistas considerados “enemigos
de la revolución”. Esas actividades le costarían su carrera y finalmente su
libertad.
Ruptura
con las FARC
El septiembre del año 2000,
el mayor del Ejército Milton Revilla al ser designado comandante de la Base de
Protección Fronteriza (BPF) asumió el puesto bajo la concepción que entonces
privaba en el Ejército sobre “defensa integral del territorio” según la cual
debía combatirse a todas las fuerzas irregulares de la zona, en particular a
los grupos subversivos declarados hasta entonces “enemigos” del Estado
Venezolano.
La primera sorpresa recibida
fue que al cuarto día de estar al frente de esa base fronteriza recibió una
carta del comandante Rubén Zamora, jefe del Frente 33 de las FARC que operaba
en esa zona de Río de Oro. Allí Zamora le daba la bienvenida y concluía:
“igualdad en la lucha bolivariana por la libertad de los pueblos”. Al indagar
encontró que Zamora solía tener comunicación directa con el T0-2 solicitando
facilidades para el tránsito de personas, alimentos y combustible hacia su
campamento guerrillero. Según sus denuncias, generalmente desde el Teatro de
Operaciones número 2 se recibían llamadas directas ordenando permitir el paso
de materiales hacia los campamentos de las FARC.
De allí que Revilla extremó
las medidas de control y comenzó a retener mercancía que iba desde Venezuela al
campamento 33 de las FARC. Pero más aún comenzó a interceptar materiales
precursores para la elaboración de cocaína, dinero en efectivo que servía para
el pago de los cocaleros y desmanteló tres laboratorios que se habían instalado
en territorio venezolano. De estas acciones la DIM de la zona le abrió una
investigación y en enero de 2001 lo revelaron del cargo y fue trasladado fuera
de la zona de operaciones. La unidad fue desmantelada.
En febrero de 2002 fue
nuevamente asignado al Teatro de Operaciones Número 2 como segundo comandante
del 131 UTC bajo el comando del general Wilfrido Cruz Weffer. Desde esa unidad
del Ejército logró terminar de quebrar el abastecimiento logístico de la
guerrilla, en especial del Frente 33.
A través de informes de
inteligencia pudo conocer de la relación que existía entre uno de los jefes
logísticos del Frente 33, Nelson Pinilla Daza, y el jefe del DIM en Machiques,
el inspector Edgar Castillo. Pinilla fue solicitado y detenido. Al mismo
momento, Revilla recibió una llamada del propio jefe del Frente 33, Rubén
Zamora solicitando “la libertad inmediata” de Pinilla Daza. Pinilla, quien era
colombiano pero poseía cédula venezolana. Fue sentenciado a tres años de cárcel
por posesión de armas de fuego ya que no se le pudo probar el delito de
“rebelión militar”. A los siete meses de reclusión fue dejado en libertad bajo
régimen de presentación y posteriormente apareció asesinado.
Otro hecho denunciado por
Revilla fue el caso del avión Bronco OV-10 de la FAV derribado por las FARC. El
hecho ocurrió cuando esta nave atacó el campamento del Frente 33 de las FARC
por un error de coordenadas cuando el ataque estaba previsto contra un
campamento paramilitar. El aparato estaba piloteado por el teniente Fabián
Castellano quien se tuvo que eyectar. Fue el mismo grupo guerrillero quienes
condujeron a los militares venezolanos hasta donde estaban los restos del avión
y entregaron el cuerpo sin vida del piloto.
Todas sus denuncias fueron
documentadas y consignadas por Revilla Soto a sus superiores y en diversas
instancias durante esos años.
Los
etarras en la frontera
Entre las denuncias
sostenidas por Milton Revilla se encuentra el registro que realizó en la base
fronteriza, de un grupo de etarras que viajaron a Río de Oro en enero de 2001
protegidos por el entonces inspector del DIM en Machiques, Edgar Castillo. El
mayor Revilla recuerda que el inspector rechazaba que los viajeros fueran
reseñados en el puesto militar a lo que Revilla se opuso. Al principio Revilla
no tenía conocimiento de quiénes se trataba. Más tarde al investigar las
identidades, resultó que el grupo estaba encabezado por Arturo Cubilla quien ha
estado solicitado por el Gobierno español, acusado de actos terroristas.
Motivado a estas denuncias,
al mayor Milton Revilla fue invitado por la Audiencia Nacional Española para
comparecer ante el Juzgado Central de Instrucción, ETA, como testigo protegido.
Para ello Revilla debía aportar las pruebas y documentación del presunto
entrenamiento que este grupo de la ETA estaba realizando en campamentos de las
FARC. La comparecencia debía producirse en julio de 2011 y para ello el
tribunal le confirió el estatus de “testigo protegido”. Sin embargo la
asistencia a declarar no se pudo realizar debido a que Revilla había sido
detenido desde el 8 de junio de 2010 y estaba sometido a juicio con prohibición
de salida del país. A través de sus abogados se solicitó el permiso ante la
Corte Marcial y otras instancias pero la solicitud fue negada.
Detención
de Revilla
El 8 de junio de 2010 en
horas de la tarde el mayor Milton Revilla fue detenido en el Aeropuerto
Internacional de Maiquetía cuando se dirigía a la ciudad de Lima con la
finalidad de participar en una conferencia de la Escuela de Gobierno Tomás
Moro. Al momento de su detención no se presentó ninguna orden de captura o
notificación de por qué era detenido. Posteriormente se conoció que desde hacía
tiempo había estado investigado por la DIM.
Según narra en un escrito,
al momento de su detención todo el interrogatorio giraba en torno a por qué
solía comunicarse con la periodista Patricia Poleo y con el analista Orlando
Ochoa Terán.
Ya retirado desde hacía 5
años como militar activo, Revilla tenía contacto con periodistas y medios de
comunicación a quienes había dado información sobre el tema de las FARC.
El 10 de junio fue
presentado ante el tribunal Tercero de Control Militar imputándosele los
delitos de traición a la patria, espionaje y contra la seguridad de la Nación.
El 23 de julio de 2010,
describe el oficial, se reunió con el fiscal acusador, coronel Freddy Ramírez
Espósito quien le confesó que su caso era netamente político y que en realidad
él no era el objetivo. Para ello debía declarar públicamente, utilizando un
equipo reporteril de Telesur, que como agente encubierto había propiciado un
proceso de penetración de Estados Unidos usando para ello a personas como
Patricia Poleo y a Orlando Ochoa Terán. Dice Revilla Soto haber sido amenazado
por el fiscal, que pagaría con cárcel y suspensión de su pensión si no
colaboraba. Pero durante el intento de grabación Revilla declaró todo lo
contrario a lo pautado y el mismo grupo reporteril optó por retirarse de la DIM
aduciendo que “ello iba en contra de la ética periodística”. Dada su negativa a
colaborar con la DIM pasó 9 meses en los sótanos de ese organismo hasta que
obtuvo una medida cautelar que le permitió salir bajo régimen de presentación.
Finalmente, Milton Revilla Soto fue detenido y se encuentra encarcelado desde
el 15 de febrero del 2012 en la Cárcel Militar de Ramo Verde, Estado Miranda,
Venezuela y sentenciado a 6 años y 7 meses de prisión.
FUENTE:
Gladys Del Pilar Reyes en
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