“NO HAY NADA MÁS PELIGROSO QUE LA VERDAD”
Sí, presidente Chávez, en algún momento de sus tantas alocuciones usted pronunció la frase que sirve de título a estas reflexiones. En días recientes, buscando la conexión perdida con la gente, en la carretera vieja Caracas La Guaira fue interpelado por habitantes del sector Blandin. La gente le reclamó por las promesas incumplidas: viviendas no construidas, incremento desmedido de la inseguridad, la falta de atención en salud y educación, entre otras. Sus intentos de responder desde un rústico y rodeado de su comitiva- dejó ver que su intención no era el diálogo, sino más bien la confrontación.
Cierto, presidente Chávez, “No hay nada más peligroso que la verdad”. Usted llegó a la primera magistratura montado en la las carencias de las clases populares, creándole un cúmulo de ilusiones a la población humilde y en particular a la clase obrera; también le siguieron gente de la clase media profesional y técnica, empresarios tanto del campo como de la ciudad y muchos venezolanos que creyeron en una mejor calidad de vida. Llegó ofreciendo una verdadera democracia, combatir la corrupción, la inflación, la inseguridad y la exclusión, disminuir el déficit de viviendas y la pobreza, entre muchas promesas.
Presidente Chávez, han transcurrido doce años y las condiciones socioeconómicas que usted encontró en la población, han empeorado. La inseguridad personal se ha transformado en el principal problema de la gente, este flagelo ha obligado a cambiar las tradiciones y las costumbres de la población venezolana. Asimismo, a pesar de los altos ingresos petroleros y fiscales en este lapso, las políticas económicas y monetarias de su gobierno han llevado a Venezuela a un estado de recesión que junto a la elevada inflación (la más alta de América) contribuyen al empobrecimiento de la clase media técnica y profesional, lo que lleva a competir estos estratos sociales con la empobrecida clase obrera por los servicios de salud y de educación, provocando así un descenso en la calidad de vida de ambos sectores. La estatización de empresas de producción de bienes y servicios, ha contribuido, por una parte, a la escasez de productos básicos como cemento y cabillas, y por la otra, a incrementar la nómina de empleados del Estado. Las políticas de confiscación de fincas y empresas productivas han coadyuvado a poner en peligro la soberanía y la seguridad alimentaria; la importación de alimentos es elevada en grado superlativo y además, se realiza sin contraloría, lo que favorece la corrupción.
Presidente Chávez, en su búsqueda de reconectarse con la población recientemente en Blandin usted se encontró con el sentimiento actual de la gente humilde, sintió cercanamente el aliento del reclamo de las personas necesitadas de viviendas, de escuelas, de hospitales, de seguridad, etc. En la carretera vieja Caracas La Guaira, se dio cuenta que el país descrito por usted y sus ministros NO ES VERDAD que existe.
Carlos Solórzano Ovalles
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REMISIÒN: R.R