Un coronel dio una versión corregida del 4F, el día que un grupo de comandantes se propuso tomar el poder en Venezuela
Los verdaderos líderes del 4F, la génesis de la revolución bolivariana, que tiene como antecedente principal la intentona golpista contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez, el 4 de febrero de 1992, ya no están en el poder. Fueron cinco comandantes: unos muertos, otros separados de la revolución y uno alejado en un irrelevante cargo diplomático. “La victoria siempre tiene muchos padres. El día de los acontecimientos del 4F había muchos números uno en el tablero de juego del golpe”, dice el coronel Antonio María Guevara Fernández, en un análisis histórico de lo que llevó a los febreristas al poder.
Recuerda el oficial en retiro que “en el quinto piso de uno de los edificios de Fuerte Tiuna, al noreste estaba un número uno, en tanto que al suroeste estaba otro. Ambos tomando decisiones y reportando a otro número uno”.
Afuera, dice refiriéndose al entonces presidente Pérez, “el comandante en jefe, número uno en la constitución y la institucionalidad del momento, ni se rindió ni se entregó, y resistió hasta el final y torció los planes políticos de muchos. Y mucho más afuera, otro número uno en las referencias de la conspiración, esperaba el desenlace que a mitad de la mañana se anunció en una capitulación. La derrota militar de ese día no se podía quedar huérfana. Y Hugo Chávez no era número uno en ese momento”.
De los comandantes del 4F, cuatro egresaron en 1975 de la II Promoción Simón Bolívar: Hugo Rafael Chávez Frías y Jesús Miguel Ortiz Contreras (Nr. 8 y 16 en orden de mérito), están muertos, Chávez murió en la presidencia de cáncer terminal en marzo 2013 y Ortiz en un accidente de tránsito en París en 1995; Yoel Calendario Acosta Chirinos (Nr. 45) y Jesús Enrique Urdaneta Hernández (Nr. 19), se separaron desde hace muchos años de la revolución, mientras Francisco Javier Arias Cárdenas, con un año más de antigüedad (Nr. 14 de la promoción General en Jefe José Ignacio Pulido 1974), es embajador de Venezuela en México.
A juicio del coronel Guevara Fernández “veinte años fueron bastante para Venezuela. Nada que ver con el tango gardeliano. La década de los 70 y la de los 80 fue la vitrina de muchos eventos políticos, sociales, económicos, culturales y militares que el tiempo ha expuesto en todo su esplendor económico y en la propia decadencia política y moral, las secuelas que impactaron en el origen, el desarrollo y el desencadenamiento del 4F y sus efectos inmediatos en el nacimiento de la revolución bolivariana”.
El hito histórico
El coronel Guevara, quien es un duro crítico del chavismo, tiene dos años menos de antigüedad que la promoción de Chávez, pues pertenece a la de 1977 “General de División Gregorio Mac Gregor” y escribió el libro “El Enigma pendiente: las claves de una conspiración”. Considera que “tres decisiones del primer gobierno de Rafael Caldera orientadas hacia la institución militar para amansar el golpismo de capa y espada caminaron paralelas a la pacificación de la guerrilla”.
La primera ocurre el 9 de diciembre de 1970 cuando “se crea el Instituto de Altos Estudios para la Defensa Nacional (IAEDEN) según decreto presidencial número 468. Luego, el 5 de julio de 1971 se activa en todos los institutos militares de oficiales de las fuerzas armadas nacionales un plan de estudios piloto para elevar a nivel universitario todos los procesos de formación profesional: el plan Andrés Bello”.
La otra decisión relevante fue la ordenada en el decreto Nr. 1.587 del 3 de febrero de 1974, con la activación del Instituto Universitario Politécnico de las Fuerzas Armadas Nacionales (IUPFAN). “Tres decisiones proyectadas hacia los militares. Tres disparos políticos para tratar de desmontar los demonios del cuartelazo madrugador en todos los cuadros uniformados”.
En el caso del IAEDEN estuvo “dirigido hacia la diana de los oficiales coroneles y capitanes de navío con altos potenciales para dirigir las fuerzas armadas en los grados de generales y almirantes; para que en el intercambio con civiles de alto nivel, de pupitre a pupitre, se generara la promoción, la investigación y la divulgación de conocimientos de manera permanente en la seguridad, la defensa y el desarrollo integral del país”.
uego, más abajo en los grados, “el IUPFAN que se creó como una alternativa de educación superior con los miembros de las comunidades cercanas, bajo criterios de excelencia con requerimientos de ingreso de altos promedios académicos. Y por último, el plan Andrés Bello. Una de las más importantes reformas al sistema educativo-militar desde los tiempos del general Juan Vicente Gómez”.
A su juicio “la elevación de los programas académicos al nivel universitario y el intercambio con la realidad venezolana del momento desarrolla en los cadetes una visión crítica hacia el entorno que fue alentada convenientemente desde la jefatura de la división de planificación y evaluación, y más arriba en la dirección del instituto, a lo largo de veinte años con oficiales de planta e instructores externos”.
“Estas tres decisiones de Caldera I eran vectores destinados en su fuerza y su dirección hacia los cadetes (Plan Andrés Bello), hacia los oficiales subalternos (IUPFAN) y en dirección a los potenciales generales y almirantes de la institución (IAEDEN) para que dejaran de lado las intrigas de palacio y las conspiraciones hacia el poder. No llegaron a su destino”.
Revela el coronel Guevara que “nunca se dejó de conspirar en el tiempo, y los civiles que habían bajado de la montaña, sin entregar las armas ni rendir cuentas ante la justicia, terminaron de infiltrarse en los cuarteles y en los sucesivos gobiernos por encima de becas, créditos y cursos en el exterior. Ese peligroso coctel con la guinda de la anti política seguía desbordándose abiertamente en el país”.
“Los señores oficiales alumnos de uno de los primeros cursos de altos estudios de seguridad y defensa del instituto militar ubicado por los predios de la calle Cachimbo norte en la quinta Marifini de Los Chorros en Caracas no paraban en los elogios y los comentarios positivos hacia la excelente conferencia que acaba de finalizar. El tema del bolivarianismo y de la venezolanidad fue ampliamente reseñado y magistralmente expuesto por el conferencista”, dice Guevara en relación a Renny Ottolina, animador de televisión y político.
El discurso de Renny
“Como si estuvieran ante las pantallas de sus televisores al mediodía, los cursantes, casi todos los primeros de sus promociones fueron enganchados por el discurso en sus dos vertientes. La referencia hacia El Libertador Simón Bolívar y la consolidación de la nacionalidad. El conferencista: el número uno de la televisión, Renny Ottolina. Ese espacio de hora y media con el que diariamente se metía a todos los hogares venezolanos para construir a través de mensajes asertivos un espacio y una referencia, lo trasladó hasta esos predios de la cátedra libre para intercambiar con los número uno militares, de ese momento”.
“Nacionalismo y pensamiento bolivariano. Dos líneas temáticas que se mercadearon muy bien en los medios desde dos programas excelentes. Desde esa caja mediática, El show de Renny y los Valores Humanos que alentaban el bolivarianismo, el nacionalismo, la siembra del petróleo y la Venezuela posible le empezaron a correr adelante en la vanguardia de la anti política. Los cuarteles de esa época veían y comentaban mucha televisión educativa y cultural”.
“En marzo de 1978, cuando ocurre el trágico accidente aéreo que provoca la muerte de Renny Ottolina, sus posibilidades electorales de cara a las elecciones presidenciales de diciembre estaban en alza. El camino de la excelencia frente a los cadetes y su proceso de formación profesional como números uno, ante los oficiales subalternos en su capacitación universitaria, y con los oficiales coroneles y capitanes de navío potenciales ocupantes de los más altos cargos dentro de las fuerzas armadas nacionales, se había despejado trágicamente en sus referencias hacia una sola persona”.
“Sobre ese desarrollo expuesto, con inteligencias personales presentes en la conferencia del número uno, con referentes del 18 de octubre de 1945, del medinismo, del lopecismo y del gomecismo, y de los remanentes familiares de la revolución libertadora de 1902 se montó toda la conjura civil y militar que venía rodando desde esos tiempos de la calle Cachimbo, el 4F y la revolución bolivariana”, asegura el coronel Guevara Fernández.
Tomado de Infobae.
FUENTE: FRONTERA VIVA