Enrique Meléndez
El título que le ha dado Jorge Rodríguez a los resultados del diálogo de México es el de “Victoria Popular”, a propósito del descongelamiento de los famosos 3 mil millones de dólares que, según sus palabras, estaban secuestrados en bancos de EEUU y Europa; chato populismo, diríamos en este caso; pero, además, donde demuestra que está montado en cólera, a ese respecto; pues él no tiene necesidad de cantar una victoria, que no es tal; empezando porque esos tres mil millones van a ser supervisados por la ONU, en lo que atañe a su uso para el financiamiento de unas áreas específicas: electricidad, educación, salud, que se abordaron durante la ronda, que sostuvieron ambas representaciones allí: oficialismo y oposición; con lo que entonces está diciendo una media verdad; porque el ejecutor de las obras que, en lo esencial, serán de mantenimiento, será el propio gobierno; eso hay que admitirlo; sin embargo lo de la supervisión es lo que le molesta al psiquiatra; de allí que salga con esas fanfarronerías.
Pero también para desconcertar a la gente de la oposición; sobre todo, esa clase media, que vive en condiciones de miseria, y que le pregunta a uno todos los días, que está en los medios de comunicación, que cuando será que saldremos de esta gente; que sobrevive, mejor dicho; con ayuda algunos de ellos de la Venezuela de la diáspora; de modo que ahora las remesas de dinero, provenientes del extranjero, han venido a ser un factor importante en los balances económicos de las cuentas públicas; es decir, estamos ante un fenómeno propio de una economía socialista, que implosiona y manda a la población de los países, donde se implanta, al extranjero; como ocurrió en Cuba o en el mundo comunista, en su conjunto; un régimen burocrático, que se apoya en un capitalismo de Estado, y el cual vive de rentas, como en este caso. No pasemos por alto que el salario mínimo en estos últimos días se ha ubicado en menos de nueve dólares, con motivo de esa devaluación, que no la detiene nadie.
Pero más que por esta situación de miseria, por la que atraviesa el venezolano, con más de 90% de su población en pobreza, éste huye a causa también de esa verborrea incesante y desconcertante, como decía, que atosiga nuestros cerebros. Se trata de una opereta lo que expulsa el psiquiatra Rodríguez por esa boca, y que lo invade a uno, porque estamos ante un gobierno enajenante desde el punto de vista mediático; nos quiere imponer su egolatría a la fuerza. Por supuesto, desde que se presentó Chávez por primera vez, recién estrenado presidente, se comenzó a aplicar esa mediatización. Incluso, por aquellos días se acuñó el concepto de “la revolución como espectáculo”, y en su delirio histórico, Chávez consideraba que estaba viviendo los días del 5 de julio de 1811, y era cuando afirmaba, que todo lo que él decía en aquellas maratónicas peroratas televisivas, iba a pasar a la historia. Así también se instituyó la mentira como una política de Estado; que es lo que maneja para atrás y para delante el psiquiatra Rodríguez. Si de algo lo dotó Dios es el del don de la elocuencia; aunque, como decía el Libertador, talento sin probidad, es un azote. Como también el venezolano huye de esa verborrea de mercader de Quinta Crespo (Caracas) de Nicolás Maduro. “Quincalla verbal”, le decía Arturo Uslar Pietri a Rómulo Betancourt; aun cuando en Betancourt había profundidad, y quien, precisamente, le respondía a Uslar Pietri: “un mar de conocimientos, pero con un metro de profundidad”. En efecto, esta gente no tiene ninguna idea de lo que dice; idea de la idea, como decía Spinoza, un yo trascendente (Kant); que juzga nuestra capacidad de entendimiento, y es por eso que carecen de una tesis política; que sí la poseía Betancourt, y de allí que gobiernan con la filosofía de “conforme va viniendo, vamos viendo”; lo que explica, además, que Nicolás Maduro diga que el salario del venezolano se ubica en 300 dólares.
Pero lo otro, que los tiene montados, es el hecho de que han tenido que ser llevados a ese escenario de la Mesa de la mano, y que era a lo que ellos le daban largas al asunto; partiendo, por lo demás, de la circunstancia, de que esta gente tiene por principio, que “la burguesía” no volverá a gobernar a este país. En el fondo, Alex Saab se debe sentir desdichado en la cárcel, a propósito de la manipulación, que se hace con respecto a su figura; desde colocarle al cognomento de “El Diplomático”, para meter gato por liebre, y a partir de su inmunidad diplomática lograr su libertad; cosa que se la reventaron en los EEUU, cuando intentaron demostrar ante su justicia, a través de una Gaceta Oficial forjada, que sí poseía tal credencial; hasta ser utilizado por este gobierno, para retrasar el desarrollo de estos diálogos, pues entonces se vino a poner como condición su presencia como integrante de la representación oficialista allí, a cambio de volver a los mismos. Por supuesto, también la oposición ha venido de la mano a este proceso, si tomamos en cuenta que la iniciativa, para volver al mismo, ha venido del exterior, y que es lo que no toma en cuenta Diego Arria, cuando dice que todo eso fue un fracaso; empezando por lo de los tres mil millones de dólares, aunque ya esa es otra cosa.
Claro, no deja de tener razón su preocupación, por el hecho de que esta gente aprueba en la Mesa todo lo que se le pone, pero lo no acata, como lo estamos viendo; que, al parecer, Maduro no está muy ganado para la idea de volver a una segunda reunión, pautada para este mes de diciembre, si tomamos en cuenta que acaba de celebrar una reunión con la llamada oposición “Alacrana”; como haciendo ver que desconoce la otra oposición, y a la que considera tan minoritaria, como ésta; una postura que no ha dejado de ser advertida por un Roberto Enríquez, integrante de la representación, y quien ha señalado, que si el diálogo fracasa, es por culpa de Maduro. Quizás, huyéndole éste al espinoso tema de la liberación de los presos políticos, que estaría planteado en esta nueva ronda.
Enrique Meléndez: Periodista, Escritor y Reportero, venezolano, Licenciado en Comunicación Social y Filosofía, en la Universidad Central de Venezuela; con estudios de posgrado en el Instituto de Altos Estudios de la América Latina de la Universidad de La Sorbona, París III, de Francia, Columnista del Semanario La Razón, en Venezuela, y autor de un diario político-filosófico, titulado: "Diario de la Quinta República: cronología de la destrucción de Venezuela", cuyo primer volumen está publicado en la biblioteca virtual de Amazon.