Experiencia de vuelo: narrada por Cecilio Antonio Brizuela Dimas
Promoción E.A.M. 1975 Stte. Francisco José Osorio --- Llamada de vuelo "TAWA"
La Base Aérea “Tte. Luis Del Valle García” y conocida con el acrónimo de BAVALLE se encuentra ubicada en Barcelona, Estado Anzoátegui y en coordinación y sincronía con las Operaciones de Vuelo del Aeropuerto Internacional General José Antonio Anzoátegui, comparte las pistas para las misiones de vuelo propias de la unidad alojada en ella, Grupo Aéreo de Bombardero N° 13, así como para el apoyo a otras misiones de la Fuerza Aérea Venezolana.
Transcurría una mañana como muchas mañanas en la ciudad de Barcelona en un día cualquiera del año 1.980 (no recuerdo la fecha exacta), en el Grupo Aéreo de Bombardeo N° 13 y en las IUH, el Comandante del Escuadrón B-39, Tcnel. (Av) Francisco Ramírez Brito programó una formación de cuatro aviones Canberra. Él era el líder de la formación, designándome a mí como gregario cuatro, cerrando la formación tipo rombo.
Luego de las instrucciones y asignación de la posición de cada integrante de la formación, nos trasladarnos a la sala de equipos de vuelo, ubicado en el hangar de mantenimiento, y de ahí a la rampa de operaciones donde se encontraban los aviones parqueados.
Los aviones Canberra cuentan con dos equipos VHF para las comunicaciones, pero el avión que me asignaron tenía uno solo funcionando. Esta limitación y por el tipo de misión a cumplir se les da prioridad a las comunicaciones con los integrantes de la formación.
Luego de la inspección pre-vuelo de los aviones, hicimos el encendido de motores y procedimos a taxear los aviones para el despegue según las indicaciones del líder. Despegamos y ascendimos al nivel establecido para efectuar los trabajos señalados en la zona al sur de la base aérea, y que previamente había sido determinada por el líder. Realizamos varios cambios de formación, y efectuamos vuelo lento, todo esto en un lapso de aproximadamente una hora, en la zona de trabajo.
Seguidamente, y en función a lo establecido en las IUH, procedimos a descender en formación de rombo y yo, como número cuatro era quien cerraba la formación. De acuerdo con lo programado, comenzamos a realizar varios pasajes sobre la pista del aeropuerto y sobre las instalaciones de la base aérea. En la parte final del vuelo, se tenía previsto realizar un vuelo lento en sentido sur-norte (desde la cordillera hacia el mar).
Nos dirigimos al sur y comenzamos a preparar todos los aviones y en orientación sobre la pista 15-33, iniciamos el pasaje, ya con la configuración de vuelo lento. Al terminar el pasaje, el líder indica subida de tren de aterrizaje. Como estábamos a 500 pies sobre el terreno, aguanté el avión para que, con la subida del tren y el hundimiento propio de la subida, no bajara más de la altura que tenía.
Eso ocasionó que el chorro de los gases de salida de los motores del avión del líder causara una pérdida en el compresor de cada turbina del avión que yo pilotaba, y estando todavía el tren de aterrizaje subiendo, me percaté que la formación se alejaba y no tenía potencia en los motores. Eché un vistazo a los indicadores de temperatura en la cabina y me di cuenta de que la temperatura había ascendido y estaba en el arco rojo. Ya con el tren de aterrizaje casi arriba, procedí a cerrar los aceleradores y palancas de alta presión, subí los “flaps” y comencé un reencendido inmediato.
A todas estas, el avión estaba descendiendo sentido hacia el mar y alerté al navegante (Rodríguez Rico) que se preparara y esperara las instrucciones para la eyección. En fracciones de segundos, encendió la primera turbina, llevé los aceleradores al 50% y la aceleración de la primera turbina hizo que el avión girara bruscamente en sentido contrario al motor que estaba reencendiendo. El avión parecía una hoja de papel ondeando en el viento. Ya con el segundo motor que reencendió y funcionando normal, procedí a aumentar potencia a ambos motores, a una altura casi a ras con el mar, ya teníamos controlado el avión y pudimos salir de la emergencia.
Al parecer los oficiales y pilotos que se encontraban en la rampa viendo los pasajes de la formación, se dieron cuenta de lo grave de la emergencia y me trataban de ayudar por radio para que me eyectara, pero yo solo disponía de comunicación de radio con la formación "Pancho".
Unos instantes, luego de superada la emergencia y con el avión controlado estábamos tomando altura, justo cuando el líder dice por radio ─pégate cuatro─. Creo que el líder de la formación desconocía la realidad de lo acontecido con su gregario cuatro, o no sabía la magnitud de la emergencia que se presentó en mi avión.
Le comenté al navegante, ─ahora, soy yo quien debe dominar las piernas y controlarme como piloto para poder incorporarme a la formación─. Me integré a la formación y luego seguí con los procedimientos de rompimiento para aterrizar.
Una vez en tierra y fuera del avión, sentí como las piernas se me movían incontroladamente.
REMISIÓN Y COMENTARIOS:
Cecilio Antonio Brizuela Dimas.
5-12-2020