Cuando los mineros descubren ¨La Bulla¨, expresión típica en el argot del minero, se refieren al ruido, como consecuencia del hallazgo del mineral, que dada la experiencia en el mismo campo, de manera empírica, que posee las personas oriundas de la región, son conocedoras del color de la tierra, así como de su textura, y acompañado con el soporte de Instrumentos tecnológicos, conocidos como detectores de metal, se determina en que área se localiza la beta de oro, este mineral se encuentra en varias presentaciones, una de ellas, incrustado dentro de una roca, a semejanza de una especie de vena tipo mármol, y una vez verificado y detectado, se procede a la molienda, mediante molinos artesanales, para lo cual se aplica el uso de aditivos, especialmente el mercurio, que tiene un costo elevado, en este sentido se inicia la fase de procesamiento, que empieza, con el riego o derrame del referido mercurio sobre una plancha de cobre, el cual actúa como una especie de imán, que retiene el oro, siendo molido mediante inyección de agua y unas bolas trituradoras, que pulverizan las piedras, que se deslizan en una rampa por efecto de una corriente de agua, donde el oro en contacto con el mercurio se adhiere, y posteriormente se somete al fuego, para la evaporación del mercurio, tornándose el mineral en un color anaranjado, igualmente en estos procesos en la búsqueda del precioso metal, se efectúa extracciones del oro submarino, utilizándose dragas de fabricación artesanal, con el apoyo de motores tipo Caterpillar, que usan combustible Diesel, el sistema hace la función de una aspiradora, succionándose el material que se extrae del subsuelo, participa un hombre que se sumerge en el río, con equipo de buceo, la cantidad de material junto con el agua, pasa por unos tamices que son alfombras gruesas y tupidas, allí quedan las partículas de oro mas sueltas, descartándose la tierra, mediante un minucioso lavado, una vez tomado el material, se compacta y se transforma en el tradicional lingote, o cualquier otra forma que sea preferida.
Se descubrió una Bulla, es la noticia que se propaga entre los pobladores de la zona, es inevitable que no se sepa, pues es una tradición, que se desarrolla por qué se pasan la voz entre familias y vecinos, es allí donde aparece el temido SINDICATO, quien impone las reglas de juego, obligando a quienes explotan el mineral, el pago del 50% de las ganancias, con la excusa de una supuesta seguridad, para resguardar la vida de los mineros, y empieza toda una odisea en la aventura del dorado, pues hay que sumar los gastos logísticos, que implican el traslado de plantas eléctricas, por vía terrestre, el costo es sumamente elevado para adquirir la gasolina, además de las herramientas que se utilizan y el personal minero, siendo muchos kilómetros en distancia, tienen que prever llevar la mayor cantidad de alimentos para su preparación y consumo, pues pasaran muchos días laborando en los auríferos de la región selvática, se hace necesario la presencia de la cocinera, que cobrará en base a las ganancias, de una porción en oro, que se produce como consecuencia de la extracción y su procesamiento. La supervisión del SINDICATO es rigurosa, llevándose un control por cada minero, en cuanto al oro que proviene del proceso de molido, para lo cual se efectúan las anotaciones en un cuaderno, con el registro de la actividad de cada trabajador, que describe la cantidad de extracción del citado mineral, luego un representante del SINDICATO, pasara, puesto por puesto, recaudando los gramos de oro, como parte del arancel obligado a cancelar, que se somete y se compromete, quienes se dedican a la explotación del citado mineral.