Maduro
dictador terrorista
José Vicente
Carrasquero A.
Desde
su ascenso al poder por medio de un amañado proceso electoral, Maduro muestra
un desprecio absoluto por los principios democráticos. Se nota, por ejemplo, en
los procedimientos a través de los cuales evitó una verdadera auditoría de los
resultados de las elecciones de 2013 y que comenzaron a mostrar a un individuo
dispuesto a la mentira y la trapisonda forzosa con tal de mantener el poder.
Maduro
es un personaje inculto, con escasa formación y pocas posibilidades de entender
la complejidad del manejo de un Estado, que como el venezolano, está sumido en
una crisis que atenta contra la vida misma del pueblo. El recurso que le ha
quedado es una triste y patética imitación de la forma de hablar de su
predecesor y apelar al miedo como mecanismo de apaciguamiento.
Al
perder, como era de esperarse, la Asamblea Nacional en 2015, no le quedó más
remedio que quitarse la mascara y emprenderla contra un poder constitucional
que resultaba de una nueva correlación de fuerzas según la cual el chavismo se
convertía en minoría. Un demócrata hubiese manejado su derrota de forma tal que
minimizara el impacto sobre su gestión.
Torpe
y con el espíritu golpista que lo acompaña desde 1992, Maduro se decantó por el
desconocimiento de esa manifestación del pueblo que se tradujo en una Asamblea
Nacional que tenía el poder suficiente para poner orden en este desastre que
creo Chávez con sus dotes de ignorancia y meladaganerismo. Ordenó a su TSJ,
ilegal e inmoralmente nombrado por su capataz Diosdado Cabello después de haber
perdido el favor popular, que redujera el número de diputados de un plumazo.
Unos jueces se prestaron a un acto violatorio de los derechos humanos como fue
el desconocimiento de las elecciones del Estado Amazonas sin, peor aún, dar una
nueva fecha para que esas elecciones se realizaran.
Pasó
el TSJ a ser el arma con la que la dictadura frenaría cualquier intento de la
Asamblea Nacional y de la oposición venezolana de devolverle la democracia al
pueblo. Demostrando nuevamente que el compromiso con la democracia se limitaba
a hacer elecciones y reconocerlas si ganaban, Maduro y su putrefacta cúpula de
narcos y corruptos, decidieron seguir violando derechos humanos y para ello bloquearon
la posibilidad de hacer un referendo revocatorio y cancelaron la posibilidad de
realizar elecciones de gobernadores. Para ello contaron con la complicidad de la
deshonesta Tibisay Lucena y sus adláteres que sin pudor alguno se prestaron
para estas argucias que hoy contabilizan sus nefastos efectos en decenas de
muertos, miles de heridos y otros miles de presos.
Un
gobierno como el del gorila rojo no podía mantener su simpatía internacional.
Pocos países estaban dispuestos a fotografiarse con un individuo al que el
mundo civilizado llama dictador. A un personaje que crea falsos positivos para
meter líderes políticos en las cárceles, que persigue e intimida a la prensa
libre, que ataca despiadadamente a los estudiantes, que permite que la gente
como de la basura como último recurso para no morir de hambre.
Este
Maduro que en mala hora ocupa el Palacio de Miraflores en un claro rol de
dictador no está dispuesto a conceder que está equivocado y que además no tiene
soluciones para los graves problemas que han sumido al pueblo en la peor de las
miserias desde que existe la República.
Es
por ello que el dictador decide hacerse también terrorista. Y usa a esas
fuerzas armadas, comandadas por individuos corruptos, comprometidos con delitos
de narcotráfico y/o negocios oscuros con dineros del Estado, para atemorizar a
los venezolanos que decidieron no querer seguir viviendo en dictadura. La
represión que hemos visto no tiene parangón a los anales de nuestra historia.
La violación a los derechos humanos ha sido grosera. La persecución a los
jóvenes que enfrentan la represión ha sido tan despiadada que ya sobrepasamos
los 60 asesinatos a manos de los cuerpos supuestos a defender al pueblo y no a
la dictadura que lo oprime.
Conocedor
de su situación minoritaria, contrató a un obeso abogado expulsado de un
postgrado en ciencia política por plagio, para que diseñara la trampa que lo
pudiera salvar de una derrota inminente. El abogadete en cuestión le leyó la
constitución al son que marcaban los dólares recibidos. Y crearon este bodrio
que se burla de la memoria de Hugo Chávez quien, según ellos, es el padre de su
movimiento político.
Como
dictador que se respeta, ha ordenado al CNE que realice a la brevedad las
elecciones para el proceso constituyente. Sí, ese CNE que dijo que no había
tiempo para hacer el referéndum revocatorio ni dinero para hacer las elecciones
de gobernadores. Por supuesto, mantiene al TSJ vigilante de que ningún recurso
en contra del fraude pueda tener éxito.
Mientras
tanto, un ignaro ministro de la defensa simula dotes de filósofo para explicar
lo que no se puede explicar. Se le acabaron los tiempos en los que la gente
dudaba de que lado estaba. Ya todo el pueblo sabe que este gorilete con
uniforme es un infiltrado del PSUV en el ejército venezolano que incumple con
el deber que tiene para con Venezuela.
La
dictadura, en la voz del ex militar Cabello y el gallego
Silva, declaran traidora a la fiscal por revelar que la versión de mentira
fresca Villegas no se correspondía con la realidad de los nefastos hechos que
rodean el asesinato del joven Pernalete.
Border
line Jaua, le pone la guinda a todo esto. Así como no se consultará al pueblo
si quiere una nueva constituyente, tampoco se le someterá al soberano su
aprobación. Y todavía hay podemitas en España que dicen que esto no es una
dictadura.
Lo
cierto es que el venezolano decidió derrotar al dictador y está enfrentando con
coraje y pundonor el despliegue terrorista de un individuo que espera que en
pocos días sus sobrinos sean condenados por narcotraficantes en Estados Unidos
sin que se haya hecho una sola investigación al respecto en Venezuela.
El
pueblo se alista para derrocar al cartel de narcos que ocupa el poder en
Venezuela y se mantendrá en la calle hasta lograrlo. @botellazo