Agotado y sin real
Lo peor de todo es que Chávez ni puede entender lo que pasa, ni poner los únicos remedios efectivos
ANTONIO COVA MADURO
| EL UNIVERSAL
miércoles 6 de abril de 2011 12:00 AM
Hay dos figuras del siglo XX a
quienes mucho aprovechó la muerte temprana: Lenin y el Che Guevara. No
dio ni tiempo de ver las inevitables conclusiones de lo que
ellos proponían. En su momento lució que la muerte había truncado su
cosecha y quizá fuera eso lo que les dio una perdurabilidad que habría
que ver si merecieron. Por el contrario, otros tuvieron una laaarga
presencia y eso terminó agotándolos: ese ha sido el caso de uno de los
peores personajes de la locura totalitaria del siglo XX, Mao Zedong y de
su maestro Josef Stalin. Vida larga, torta larga pudiera ser la obvia
conclusión.
En eso estamos en la Venezuela contemporánea, en la única vocación que podría endosársele a Hugo Chávez: la de eternizarse en el poder, sin saber -ni él ni quienes lo padecen- cuál sería el propósito de tan larga duración.
Este régimen ya pasó los 12 años de existencia. Ya agotó el entusiasmo con el que fue recibido por muchos, y también -no faltaba más- ha agotado, ampliamente, la paciencia y el aguante de quienes lo adversamos desde el comienzo, de quienes jamás caímos en la trampa de esperar nada sino lo que nos ha dado ampliamente: un desastre continuado que no parece saciarse nunca.
Pero estos años han visto evaporarse más de lo que imaginamos. Lo primero, eso que llamaron "el Proceso", en el que se solazaba la rrr de la dicción de Aristóbulo. Eso murió y murió rápido. Ya nadie recuerda que "esto" es un Proceso, y eso que un término hermano: "serie", nos ayudaría mucho a comprender su historia inexorable. Siempre les insisto a mis interlocutores que "esto" debe ser visto como una serie, nunca como eventos aislados, ni siquiera como "trapos rojos", como deleita a muchos.
Otra cosa que se ha ido evaporando es la (comprada) "simpatía internacional". De eso nada queda, por mucho premio Walsh que la desvergonzada universidad argentina de La Plata le concediese (¿cuánto costó esa concesión de premio? Un día de esto lo sabremos). Ni Hugo Chávez ni su régimen valen una locha fuera de nuestras fronteras, tanto que hasta el Ollanta Humala de Perú se desliga de él como si fuese un apestado.
También se agotó la marca. Por el "socialismo del siglo XXI" nadie, ni aquí ni afuera, siquiera se toma el trabajo de elaborar una exposición para una jornada de estudios. Todo mundo se dio cuenta de que "eso" no ha existido ni va a existir y que, por lo tanto, no tiene sentido gastar pólvora en zamuros. Alguno que otro teórico izquierdista de los que todavía pululan en la UCV trata de iniciar un diálogo al que nadie responde; los que menos, los "aprovechados" del régimen.
Pero lo que ha sido verdaderamente portentoso es el agotamiento de la única energía de la que siempre dispuso: los reales. Nunca período de gobierno (¿?) alguno dispuso, por tanto tiempo, de un chorro de dinero tan potente como inagotable. Esa fue su maldición: contar con real a manos llenas y con unos poderes públicos sinvergüenzas que jamás preguntaron ni en voz baja, llevó al régimen a embarcarse en todo tipo de aventuras y regalos. Lo acaba de remachar con algo que ni siquiera se ha percatado ya no podía hacerse: donar dinero a un hospital de Uruguay en momentos en los que los enfermeros venezolanos están en huelga de hambre porque no les pagan.
Al régimen le llegó la peor maldición que nunca imaginó: ¡no hay real! Y no porque no siga entrando, sino porque abrió demasiados boquetes. Las "misiones" que muchos creyeron eran un dechado de eficiencia (de "eficiencia electoral", sobre todo), hace tiempo que no son sino desaguaderos. Igualmente lo fue el sistema de salud paralelo que creó, entre otras cosas para impedir el derrumbe de la economía cubana, y que ahora no puede cerrar o amalgamar con lo que había.
Y las milicias, y los publicistas en el exterior, y las decenas de universidades piratas que vomitan cientos de "graduados", a quienes tendrá que emplear en nóminas sobrecargadas y exhaustas. A las empresas y terrenos tomados cuya ineficiencia es una máquina traganíqueles; y a una importación desatada de cuanto Dios creó, a la que sólo garantiza el cash contante y sonante.
A todo ello no hay presupuesto que pueda responder. No hay real ni modo de conseguirlo. Y sin real la revolución se desploma sin remedio. El régimen es ya, por donde usted lo mire, una vasta mafia que no tiene propósito de enmienda ni vocación suicida y por eso rápido corre hacia la muerte. Lo peor de todo es que Chávez ni puede entender lo que pasa, ni poner los únicos remedios efectivos.
antave38@yahoo.com
En eso estamos en la Venezuela contemporánea, en la única vocación que podría endosársele a Hugo Chávez: la de eternizarse en el poder, sin saber -ni él ni quienes lo padecen- cuál sería el propósito de tan larga duración.
Este régimen ya pasó los 12 años de existencia. Ya agotó el entusiasmo con el que fue recibido por muchos, y también -no faltaba más- ha agotado, ampliamente, la paciencia y el aguante de quienes lo adversamos desde el comienzo, de quienes jamás caímos en la trampa de esperar nada sino lo que nos ha dado ampliamente: un desastre continuado que no parece saciarse nunca.
Pero estos años han visto evaporarse más de lo que imaginamos. Lo primero, eso que llamaron "el Proceso", en el que se solazaba la rrr de la dicción de Aristóbulo. Eso murió y murió rápido. Ya nadie recuerda que "esto" es un Proceso, y eso que un término hermano: "serie", nos ayudaría mucho a comprender su historia inexorable. Siempre les insisto a mis interlocutores que "esto" debe ser visto como una serie, nunca como eventos aislados, ni siquiera como "trapos rojos", como deleita a muchos.
Otra cosa que se ha ido evaporando es la (comprada) "simpatía internacional". De eso nada queda, por mucho premio Walsh que la desvergonzada universidad argentina de La Plata le concediese (¿cuánto costó esa concesión de premio? Un día de esto lo sabremos). Ni Hugo Chávez ni su régimen valen una locha fuera de nuestras fronteras, tanto que hasta el Ollanta Humala de Perú se desliga de él como si fuese un apestado.
También se agotó la marca. Por el "socialismo del siglo XXI" nadie, ni aquí ni afuera, siquiera se toma el trabajo de elaborar una exposición para una jornada de estudios. Todo mundo se dio cuenta de que "eso" no ha existido ni va a existir y que, por lo tanto, no tiene sentido gastar pólvora en zamuros. Alguno que otro teórico izquierdista de los que todavía pululan en la UCV trata de iniciar un diálogo al que nadie responde; los que menos, los "aprovechados" del régimen.
Pero lo que ha sido verdaderamente portentoso es el agotamiento de la única energía de la que siempre dispuso: los reales. Nunca período de gobierno (¿?) alguno dispuso, por tanto tiempo, de un chorro de dinero tan potente como inagotable. Esa fue su maldición: contar con real a manos llenas y con unos poderes públicos sinvergüenzas que jamás preguntaron ni en voz baja, llevó al régimen a embarcarse en todo tipo de aventuras y regalos. Lo acaba de remachar con algo que ni siquiera se ha percatado ya no podía hacerse: donar dinero a un hospital de Uruguay en momentos en los que los enfermeros venezolanos están en huelga de hambre porque no les pagan.
Al régimen le llegó la peor maldición que nunca imaginó: ¡no hay real! Y no porque no siga entrando, sino porque abrió demasiados boquetes. Las "misiones" que muchos creyeron eran un dechado de eficiencia (de "eficiencia electoral", sobre todo), hace tiempo que no son sino desaguaderos. Igualmente lo fue el sistema de salud paralelo que creó, entre otras cosas para impedir el derrumbe de la economía cubana, y que ahora no puede cerrar o amalgamar con lo que había.
Y las milicias, y los publicistas en el exterior, y las decenas de universidades piratas que vomitan cientos de "graduados", a quienes tendrá que emplear en nóminas sobrecargadas y exhaustas. A las empresas y terrenos tomados cuya ineficiencia es una máquina traganíqueles; y a una importación desatada de cuanto Dios creó, a la que sólo garantiza el cash contante y sonante.
A todo ello no hay presupuesto que pueda responder. No hay real ni modo de conseguirlo. Y sin real la revolución se desploma sin remedio. El régimen es ya, por donde usted lo mire, una vasta mafia que no tiene propósito de enmienda ni vocación suicida y por eso rápido corre hacia la muerte. Lo peor de todo es que Chávez ni puede entender lo que pasa, ni poner los únicos remedios efectivos.
antave38@yahoo.com
FUENTE: EL UNIVERSAL Remision: Ginesa