Arde la calle
Enrique Meléndez
El hecho es que Venezuela está en la calle. En efecto, se desconoce la magnitud, de lo que ocurrió este lunes 9 en materia de movilizaciones de masa laboral; porque hoy en día no hay medios de comunicación social en Venezuela; todos los periódicos están desaparecidos, aun cuando los más importantes subsisten en sus respectivas páginas web; mientras hay una red de televisoras y radios, que apenas mencionan el asunto; si no hubiésemos tenido un despliegue de informaciones relativas a lo que ocurrió en Caracas, y en las principales ciudades del país. Pero, además, esto fue sólo el sector de los educadores y, luego, de trabajadores y jubilados de la administración pública. Esto va a ser una bola de nieve; como ocurrió con la ocasión de los reclamos, que se hicieron en agosto pasado, con ocasión del pago del bono vacacional de los educadores, a pico de zamuro por el famoso Instructivo de la Onapre en aquellos instantes; cuya forma de pago fraccionada el gobierno tuvo que revisar, puesto que a los educadores se les unió el gremio de los enfermeros, y la onda expansiva amenazaba con extenderse hacia todo el movimiento laboral venezolano.
Incluso, este paro del lunes fue convocado en una primera instancia por el sector de los educadores casi en un boca a boca; mejor dicho, por las redes sociales, tomando en cuenta que en estas navidades les fueron chalequeados varios compromisos de pago de primas, que forman parte de la contratación colectiva, sin la resonancia que han tenido otras convocatorias de este tipo; luego, se le unió el sector de los trabajadores y jubilados de la administración pública. Esa calle ardió, de acuerdo a lo que nos llega, de lo que fue en varios estados del país. Es que estamos viendo el diablo; pues, mientras Nicolás Maduro estima que el ingreso del venezolano se ubica en 200 dólares, el salario mínimo ha descendido a 4 dólares; pero, además, con una situación que ya toca lo hiperinflacionario. Yo que viajé a mi pueblo natal Carora este diciembre; en una camioneta, que me llevó de Los Teques a Barquisimeto, pagué 255 bolívares, al valor del cambio del momento, lo que eran quince dólares; regresé una semana después, pagué 280 bolívares, teniendo presente que el dólar se había incrementado en tres bolívares. He allí lo que se siente, con respecto a la depreciación que ha tenido nuestra moneda, en tan sólo unos días. O sea, la inflación crece a un ritmo como el que se había visto hace unos años; cuando se llegó al nivel de la hiperinflación, y que comenzó a ceder a comienzos de 2022; momento en el que se registra una desaceleración de ese ritmo inflacionario; así como un leve repunte de la economía; que entonces propagó la especie en el mundo entero, de que en Venezuela la cosa se había arreglado, y esto gracias a que el gobierno espabiló, y fue cuando siguió ciertas orientaciones, sobre todo, en lo que se refiere a la disciplina en el manejo del gasto público, y que la mantuvo hasta el instante, en que se presenta la ocasión del pago del bono vacacional a educadores, y aquí choca con la legislación laboral, a ese respecto; aun cuando ya en una forma perversa había acomodado la cosa, a través de ese Instructivo de la Onapre, mediante el cual se elevaba el salario a 130, bolívares, esto eso, 30 dólares, al cambio del momento; se uniformaban los salarios, en ese sentido, a cambio de obviar o de fragmentarse el pago de todos esos beneficios laborales, como dicho bono vacacional y otras primas. He allí la hora en la que dejamos de ser ciudadanos, para pasar a ser súbditos de una monarquía sin corona o de una satrapía.
Yo recuerdo la intervención de la ex ministra de Fomento del segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, Imelda Cisneros, en el Congreso de Conindustria del año pasado, admitir que, en efecto, había un repunte de la economía; pero en sectores muy específicos; porque, por lo demás, el campo está quebrado; el parque industrial está vuelto un cementerio, convertido en chatarra; el consumo se mantuvo gracias a esos niveles de estabilidad que logró este régimen, en especial, en los tres primeros trimestres del año, y esto porque dilapidó una fortuna, proveniente de las reservas internacionales, a objeto de mantener el dólar en menos de cinco bolívares; barrera que se mantuvo durante ese lapso, sólo que no se contaba con el agotamiento de las reservas; como la ola expansiva que ha traído la guerra ruso-ucraniana, y que causó una recesión en el mundo entero; con repercusiones, por lo demás, en nuestra economía.
Pero, lo preocupante en este caso, y es lo que ha hecho moverse a las centrales sindicales, es que Nicolás Maduro diga que el ingreso del venezolano anda por los 200 dólares. Es decir, el señor vive en una fantasía, y no quiere admitir la realidad. Por supuesto, el problema es que como ya lo expresa el sentido común del venezolano, cualquier aumento de salarios en este momento, implica un repunte inflacionario más, y como en el caso del alcohólico, que se abstiene por unos meses, si antes se bebía media botella de ron, ahora viene bebiéndose la botella completa; dado el nivel de ansiedad, con el que llega; ese repunte inflacionario viene a ser el doble del que se tenía. Es decir, estamos atrapados en un círculo vicioso. He allí por qué Nicolás Maduro silba en la oscuridad, con esto de los doscientos dólares: en sus manos no está el remedio, y el cual pasa, por lo demás, por su renuncia; pero Maduro está preso por las mafias, que lo sostienen y, además, su conciencia delirante le impide liberarse de los prejuicios comunistas, y llamar a esos economistas, que le decían que el ajuste económico, que estaba llevando a cabo, resultaba chucuto; incluso, cuando todavía el dólar oficial estaba por debajo de los cinco bolívares. ¿Acaso un jefe de Estado responsable, no tomaría de inmediato cuenta de este asunto? Que es, lo que decía, que ha hecho moverse a las centrales sindicales; que han llamado a las calles, y en las calles está la masa laboral; de modo que a Maduro no le queda sino la represión.
IMAGEN SUPERIOR: Por cortesía de La República
Enrique Meléndez: Periodista, Escritor y Reportero, venezolano, Licenciado en Comunicación Social y Filosofía, en la Universidad Central de Venezuela; con estudios de posgrado en el Instituto de Altos Estudios de la América Latina de la Universidad de La Sorbona, París III, de Francia, Columnista del Semanario La Razón, en Venezuela, y autor de un diario político-filosófico, titulado: "Diario de la Quinta República: cronología de la destrucción de Venezuela", cuyo primer volumen está publicado en la biblioteca virtual de Amazon.
Correo: melendezo.enrique@yahoo.com
De: Enrique Melendez O. melendezo.enrique@yahoo.com
Date: sáb, 14 ene 2023 a la(s) 07:04
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