Roger Noriega /20 de marzo 21:01
THE WASHINGTON POST
¿Existe una red terrorista de Chávez a las puertas de Estados Unidos?
EL UNIVERSAL/ Lunes 21 de marzo de 2011 04:11 PM
El
viaje del presidente Barack Obama a América del Sur ha dado origen a
prometedoras asociaciones en Brasil y otros lugares. Sin embargo, su
visita también debe centrar la atención de la región y de su
administración hacia el hecho de que Irán y Venezuela están conspirando
para sembrar la marca de Teherán de ejecutar acciones terroristas
mediante entidades sustitutas en el Hemisferio Occidental.
El 22
de agosto de 2010, a sugerencia de Irán, el presidente venezolano Hugo
Chávez recibió a altos dirigentes de Hamás, Hezbolá y la Yihad Islámica
Palestina (PIJ) en una cumbre secreta celebrada en una base de
inteligencia militar en el complejo de Fuerte Tiuna, al sur de Caracas.
Entre los presentes se encontraban el Secretario General de la Yihad
Islámica Palestina Ramadán Abdullah Mohammad Shallah, quien está en la
lista de los terroristas más buscados del FBI; el "líder supremo" de
Hamás, Khaled Meshal, y el "jefe de operaciones" de Hezbolá, cuya
identidad es un secreto muy bien guardado.
La idea de esta
cumbre surgió de una reunión entre el embajador de Irán en Siria, Ahmad
Mousavi, y su homólogo venezolano, Imad Saab Saab, en la embajada de
Venezuela en Damasco el 10 de mayo de 2010. Según el informe recibido
por el ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, los dos
diplomáticos estaban considerando la posibilidad de que se celebrara una
reunión entre sus presidentes y el líder de Hezbolá, Hasan Nasrallah,
cuando el embajador iraní sugirió un encuentro de los tres con Chávez en
Caracas. El hecho de que estos infames delincuentes salieran de sus
refugios habituales demuestra su confianza en Chávez y que los tres
están decididos a cultivar una red terrorista a las puertas de Estados
Unidos.
Según información a lo interno del régimen venezolano,
los acuerdos para el cónclave de agosto estuvieron a cargo del segundo
diplomático de Chávez al mando en Siria, Ghazi Nassereddine Atef Salame.
Nassereddine es venezolano naturalizado de origen libanés que dirige la
creciente red de Hezbolá en América del Sur -lo cual incluye operativos
terroristas y tráfico de drogas. Un documento obtenido recientemente de
un alto diplomático venezolano revela que Nassereddine realiza negocios
con cuatro empresas operadas por Walid Makled, un traficante de cocaína
acusado en Estados Unidos y detenido en Colombia.
Makled ha
admitido sus vínculos con el narcotráfico en una serie de entrevistas
con los medios desde la cárcel. Afirma tener documentos y grabaciones de
video que demuestran la complicidad del jefe militar de Chávez, Henry
Rangel Silva, y otros secuaces chavistas, en actividades de tráfico de
cocaína. Las autoridades colombianas sostienen que deben repatriar a
Makled a su natal Venezuela para enfrentar cargos de homicidio, mientras
que los diplomáticos estadounidenses han llegado a la conclusión de que
es inútil seguir presionando para que Makled sea extraditado a EE.UU y
enfrente acusaciones de narcotráfico en Nueva York. Sin embargo, la
revelación de que Makled pudiera arrojar luz sobre la red de Hezbolá de
Nassereddine debería ser un acicate para que los diplomáticos
estadounidenses vuelvan a presionar para que éste sea extraditado a
Estados Unidos.
El peligro que plantea una red de terroristas en
el continente americano es muy real. En mayo del año pasado, Muhammad
Saif-ur-Rehm Khan, un paquistaní que solicitaba una visa de EE.UU. en la
embajada estadounidense en Santiago de Chile, fue detenido luego de que
guardias detectaron en sus manos rastros de materiales para fabricar
bombas. Funcionarios estadounidenses descubrieron el vínculo de Khan con
el grupo islamista Jamaat Al-Tabligh. No está claro cuánta información
compartieron con los investigadores chilenos. A falta de pruebas para
procesar a Khan, las autoridades chilenas lo liberaron en enero, y éste
abandonó el país rumbo a Turquía. Una fuente chilena de alto rango me
informó que, antes de su detención, Khan vivió y se relacionó con
personas de origen egipcio, de Arabia Saudita y Líbano -muchos de los
cuales portan pasaportes venezolanos. Uno de los funcionarios acusados
de expedir tales documentos a los extranjeros sospechosos es el hombre
de confianza de Chávez, Tarek Zaidan El Aissami. El también ministro del
Interior de Venezuela es de origen sirio, su padre es conocido por
haber elogiado públicamente a Saddam Hussein y Osama bin Laden, y su
hermano Firaz es socio del narcotraficante Makled.
La amenaza
que plantean los terroristas trotamundos está siempre presente. Un
funcionario de seguridad de EE.UU me dijo a mediados de enero que dos
conocidos agentes de Al Qaida estaban en Caracas planificando un ataque
"químico" contra la embajada estadounidense. El 31 de enero, la embajada
fue cerrada y los informes al respecto en ese momento atribuyeron la
medida a "amenazas creíbles".
Una fuente del gobierno venezolano
me ha informado que dos instructores terroristas iraníes se encuentran
en la Isla de Margarita, en Venezuela, entrenando a los agentes
prvenientes de toda la región. Además, musulmanes radicales de Venezuela
y Colombia son llevados a un centro cultural en Caracas bautizado en
honor al Ayatolá Jomeini y Simón Bolívar para recibir formación
espiritual, y algunos son enviados a Qom, Irán, para que cursen estudios
islámicos. Fuentes bien informadas confirman que los reclutas más
fervientes en Qom reciben armas y formación en explosivos y regresan a
casa como "agentes durmientes".
Autoridades de EE.UU podrían
actuar de inmediato a fin de minimizar la capacidad de Chávez para
apoyar el terrorismo y Teherán. Estados Unidos pudiera invocar
resoluciones específicas sobre lavado de dinero, tráfico de drogas o
sobre Irán. La interrogante es si Washington va a responder con rapidez y
eficacia suficientes para evitar un ataque mortal.
Roger
Noriega fue embajador ante la Organización de Estados Americanos desde
2001 hasta 2003 y Secretario de Estado Adjunto desde 2003 hasta 2005. Es
profesor invitado en el American Enterprise Institute y director
ejecutivo de Vision Americas LLC, que representa a clientes extranjeros y
estadounidenses.
FUENTE: EL UNIVERSAL
ARTICULO ORIGINAL
Is there a Chavez terror network on America’s doorstep?
By Roger Noriega, Sunday, March 20, 9:01 PM
President Obama’s trip to South America has showcased promising partnerships in
Brazil
and elsewhere. His visit, however, should also focus attention in the
region and within his administration on the fact that Iran and Venezuela
are conspiring to sow Tehran’s brand of proxy terrorism in the Western
Hemisphere.
On Aug. 22, 2010, at Iran’s suggestion, Venezuelan President Hugo
Chavez hosted senior leaders of Hamas, Hezbollah and Palestinian Islamic
Jihad (PIJ) in a secret summit at military intelligence headquarters at
the Fuerte Tiuna compound in southern Caracas. Among those present were
Palestinian Islamic Jihad Secretary General Ramadan Abdullah Mohammad
Shallah, who is
on the FBI’s list of most-wanted terrorists; Hamas’s “supreme leader,” Khaled Meshal; and Hezbollah’s “chief of operations,” whose identity is a closely guarded secret.
The
idea for this summit sprang from a meeting between Iran’s ambassador to
Syria, Ahmad Mousavi, and his Venezuelan counterpart, Imad Saab Saab,
at the Venezuelan embassy in Damascus on May 10, 2010. According to the
report received by Venezuela’s foreign minister, the two envoys were
discussing a meeting between their presidents and Hezbollah’s leader,
Hasan Nasrallah, when the Iranian suggested that the three meet Chavez
in Caracas. That these infamous criminals left their traditional havens
demonstrates their confidence in Chavez and their determination to
cultivate a terror network on America’s doorstep.
According to information from within the Venezuelan regime,
arrangements for the August conclave were made by Chavez’s No. 2
diplomat in Syria, Ghazi Nassereddine Atef Salame. Nassereddine is a
naturalized Venezuelan of Lebanese origin who runs Hezbollah’s growing
network in South America — which includes terror operatives and drug
traffickers. A document obtained recently from a senior Venezuelan
diplomat indicates that Nassereddine does business with four companies
operated by Walid Makled, a cocaine smuggler indicted in the United
States and detained in Colombia.
Makled has admitted his ties to
the drug trade in a series of media interviews from jail. He claims to
have documents and videotapes proving the complicity of Chavez’s
military commander, Henry Rangel Silva,
and other Chavista cronies in cocaine smuggling. Colombian authorities
say they must return Makled to his native Venezuela to face a murder
charge, and U.S. diplomats have concluded it is pointless to continue
pressing for his extradition to face drug charges in New York. Yet the
revelation that Makled can cast light on Nassereddine’s Hezbollah
network should spur U.S. diplomats to renew their push for Makled’s
extradition to the United States.
The danger posed by a network
of terrorists in the Americas is very real. Last May, Muhammad
Saif-ur-Rehm Khan, a Pakistani applying for a U.S. visa at the American
Embassy in Santiago, Chile, was detained after guards detected
traces of bomb-making materials
on his hands. U.S. officials discovered Khan’s link to the Islamist
group Jamaat al-Tabligh. It is not clear how much they shared with
Chilean investigators. Lacking evidence to prosecute Khan, Chilean
authorities released him in January, and he left the country bound for
Turkey. A high-ranking Chilean source informed me that, before his
arrest, Khan lived and associated with persons of Egyptian, Saudi and
Lebanese background — many of whom carried Venezuelan passports. One of
the officials accused of issuing such Venezuelan identity documents to
suspicious foreigners is Chavez confidante Tarek Zaidan El Aissami. Also
Venezuela’s interior minister, El Aissami is of Syrian descent; his
father is known for having publicly praised Saddam Hussein and Osama bin
Laden; and his brother, Firaz, is
an associate of the cocaine smuggler Makled.
The
threat posed by globe-trotting terrorists is ever-present. A U.S.
security official told me in mid-January that two known al-Qaeda
operatives were in Caracas planning a “chemical” attack on the U.S.
embassy; on Jan. 31,
the embassy was closed, and reports at the time cited “
credible threats.”
A
Venezuelan government source has told me that two Iranian terrorist
trainers are on Venezuela’s Margarita Island instructing operatives who
have assembled from around the region. In addition, radical Muslims from
Venezuela and Colombia are brought to a cultural center in Caracas
named for the Ayatollah Khomeini and Simon Bolivar for spiritual
training, and some are dispatched to Qom, Iran, for Islamic studies.
Knowledgeable sources confirm that the most fervent recruits in Qom are
given weapons and explosives training and are returned home as “sleeper”
agents.
U.S. authorities could act today to degrade Chavez’s
ability to support terrorism and Tehran. There are money-laundering,
drug-trafficking or Iran-specific statutes they could invoke. The
question is whether they will respond swiftly and effectively enough to
prevent a deadly attack.
The writer was ambassador to the
Organization of American States from 2001 to 2003 and assistant
secretary of state from 2003 to 2005. He is a visiting fellow at the
American Enterprise Institute and managing director of Vision Americas
LLC, which represents U.S. and foreign clients.
REMISIÓN: Adela Rios