PARACAIDISTAS, TIRO AIRE-TIERRA, Y EL SOLDADO EVADIDO.
Por: Coronel ® (Av.) Sammy Landaeta Millán.
En las antiguas Fuerzas Armadas Nacionales de Venezuela (FFAANN) era muy difícil tener soldados evadidos del Cuartel, y de presentarse, se evidenciaban por la causales de problemas familiares, inadaptación al medio militar, o por la inducción forzosa que llegó a representar los tiempos de recluta, que conducían a individuos de tropa a ¨volarse¨ y hasta convertirse en desertores, y partiendo de éste marco referencial, lo vamos a contrastar, con un evento desarrollado en una actividad de vuelo, que incidió en la decisión de evasión, de un soldado, que denominamos, paracaidista, y eso me motivó a escribir el texto: PARACAIDISTAS, TIRO AIRE-TIERRA, Y EL SOLDADO EVADIDO.
Como preámbulo podemos expresar que estando de servicios, en una oportunidad, como oficial inspección, por el Batallón de Paracaidistas, José Leonardo Chirinos del Grupo Aerotransportado Aragua (GATAR) de la Fuerza Aérea Venezolana (FAV) en la Base Aérea El Libertador (BAEL) en mis tiempos de Subteniente, en el año 1975, me tocó sacar los presos, del Calabozo del Grupo, a la hora del mediodía, y mientras estos almorzaban, me llamaron al Comando de la Unidad, y los dejé momentáneamente, bajo la custodia, de un Cabo Primero, armado con un Fusil Automático Liviano (FAL) y sus cargas, de cartuchos efectivos, para prestar el servicio diurno.
Les confieso que NO llegué al comando, porque oí un disparo de Fusil y emprendí veloz carrera hacia el área del Calabozo, comprobando que se había fugado uno de los soldados procesados, por un tribunal militar. De allí salí corriendo hacia las siembras de algodón, contiguas a la cerca perimetral de la Base y seguí hasta la Alcabala principal de BAEL, porque oí un segundo disparo de FAL, y ahí si verdaderamente, se me vino el Mundo encima.
Corriendo hacia la Alcabala principal de BAEL, pude avistar a distancia, al cabo primero de los Paracaidistas, conocido coloquialmente como ¨la bruja¨ que tenía a un individuo de tropa, agarrado por el cuello, y cuando me aproximé, ya lo tenía de rodillas, y lo apuntaba con el FAL. ¡NO lo mates! Le grité, y con respiración agitada y palabras entrecortadas me dijo: NO mi teniente, NO lo voy a matar, sino que voy a demostrarle a este individuo, que aquí hay respeto, decisión y comando, argumento que permite referir hoy, que los paracaidistas de esos tiempos, eran hombres hechos, derechos y ciudadanos de bien; y un rato después, regresamos al procesado, al área del Calabozo de presos de la Unidad, que era utilizada como sitio de reclusión militar, alterna.
Mis días en el GATAR fueron de un aprendizaje constante y mi trabajo en la Segunda compañía al mando de mi Teniente (Ej) Eddy Márquez Luzardo y luego con mi Teniente (Ej.) Luis Zambrano Vargas se vio reflejado eternamente, en una foto ampliada y difundida en la FAV que estaba colocada en una de las paredes a la entrada, del Grupo Aéreo de Operaciones Especiales número 10, de BAEL, donde los soldados que hicieron ese salto táctico desde un Helicóptero UH-1H de la FAV eran del 3er pelotón de paracaidistas, del Batallón José Leonardo Chirinos de la FAV, bajo mi mando, y los recuerdo como: Vílchez Miguel. Vigo Hernández, Zerpa Valentín, que apodaban Canta Gallo, porque vivía en esa población cercana a San Juan de Los Morros, Estado Guárico y otros que NO recuerdo su nombre, pero como acotamos antes, eran de mi pelotón y aprovecho la oportunidad para dar de nuevo las gracias, a mis Soldados, y a mis superiores del Ejercito, la Guardia Nacional y la Aviación, que compartieron conmigo en el GATAR.
Luego, el tiempo pasó y mi desempeño como piloto de helicópteros, de las FAV, me llevó a diversos escenarios en el ámbito nacional e Internacional, y estando en el Grupo 10, como capitán encargado del Escuadrón de Vuelo, Número 102, o quizás como mayor comandante de ese insigne escuadrón que algunos tras bastidores, llamaban: ¨El Escuadrón Patriota¨ por nuestras exigencias de seguridad, obediencia, disciplina, subordinación y respeto a la constitución y las leyes, donde el ejercicio operacional me volvió a reunir con los paracaidistas, que ahora habían pasado al Ejercito de Venezuela y los tripulantes de helicópteros de la FAV, hacíamos entrenamiento conjunto con otras unidades de la Marina, el propio Ejército y las unidades de la Aviación en las Galeras del Pao, en el Estado Cojedes.
Nuestra misión en conjunto, con esas unidades nos permitía, entrenar a nuestros tripulantes en apoyo a las Fuerzas de Superficie, trabajando de nuevo con los paracaidistas, donde un avión C-130 de la FAV había hecho un lanzamiento táctico de tropas paracaidistas y de carga, que incluía hasta un Jeep con un cañón 106 mm, paneles de cartuchos y municiones en general, y paquetes logísticos contentivos de alimentos NO precederos, en cajas individuales que se denominan: Raciones de combate.
Ahí entramos en acción con dos tripulaciones de Helicópteros. Mi persona comandaba el UH-1H y un Allouette III que refiero debía ser tripulado por el Capitán Humberto Mijares Henríquez o el teniente Víctor Palencia Alarcón, a quien recuerdo perfectamente, entre los tripulantes.
Terminados los apoyos de salto táctico y traslado de carga mediante Eslinga, las tripulaciones teníamos que hacer un entrenamiento de tiro Aire - Tierra. El helicóptero Allouette III estaba equipado con una ametralladora lateral M-60 y el UH-1H a mi mando, con dos ametralladoras M-60, derecha e izquierda, operadas por 2 artilleros de puerta.
El comandante de la Unidad de paracaidistas reunió sus tropas. Sacaron el parte y NO hubo novedad. En síntesis, estaban todos completos. Ahora iniciábamos la misión de Tiro Aire - Tierra real con ametralladoras laterales hacia el cerro del lado sur del sitio de instrucción y la unidad paracaidista serian nuestros observadores e invitados especiales, para presenciar el evento.
Los helicópteros iniciamos patrones de ametrallamiento Aire - Tierra del tipo COMBINADO que consiste en enfrentar los dos helicópteros sobre el sitio hostil, con virajes simultáneos hacia la derecha y efectuar el fuego a discreción sobre el objetivo, y en este caso el Allouette III solo dispararía por el lado derecho y el UH-1H por ambos lados dirigidos al sitio pre establecido de los blancos, en la zona montañosa.
Total, quemamos como 3000 cartuchos eslabonados, hacia el cerro con la intención de clasificar y entrenar tanto a pilotos como a los Artilleros de la Unidad y aterrizamos. Todo sin Novedad. Las tropas nos hicieron una ovación y su comandante el reconocimiento respectivo a nuestro conocimiento, dominio y destreza en las maniobras de Tiro Aire - Tierra desde Helicópteros, cuestión que nos permite expresar, el agradecimiento eterno, para los Pilotos, Mecánicos, Artilleros y personal administrativo, Empleados y obreros, del Grupo 10, de BAEL. Dios los bendiga.
Luego estuvimos viendo que una vaina de un proyectil, presuntamente impacto en el borde de fuga de una de las palas del rotor de cola, del Allouette-III, sin consecuencias, porque la tela del recolector, de los casquillos, se rompió ligeramente, pero NO significó una novedad resaltante, porque NO se observaron daños que pusieran en peligro la seguridad del vuelo, y llegó la hora de marcharnos, a BAEL.
Pero casi al instante se presentó una algarabía por la actitud de un soldado que aparentemente era presa de una crisis de nervios. Le dije a Víctor Palencia, averigua que pasa, y para referir la situación en palabras más o menos, expresó lo siguiente: Que el soldado en cuestión, gritaba, mientras lloraba. Se lo juro por mi madre, mi teniente, que yo NO me vuelvo a escapar, y entre llantos y sollozos describía: Yo veía los helicópteros, que me disparaban y veía como las balas rojitas, (Que en esencia eran las balas trazadoras, que incluyen las cintas o correas de proyectiles eslabonados, que sirven para identificar el sitio de impacto y permiten que el Artillero, haga sus correcciones inmediatas, sobre el blanco) pasaban sobre mí, y por eso yo NO me vuelvo a ¨volar¨ mi teniente, mientras seguía llorando.
En mi condición de comandante o encargado del Escuadrón 102, me preocupé por el caso, pero nunca pensamos que un soldado se iba a evadir de esa unidad y precisamente por el área del polígono de tiro aéreo, cuestión que nos indujo a pensar, que solo Dios era capaz de permitir que un individuo de tropa paracaidista, salvara su vida luego de recibir una lluvia de proyectiles reales estimados en 3000 cartuchos efectivos, eslabonados por el Servicio de Armamento FAV, disparados eficientemente; y NO le ocurrió NADA. Gracias Señor.
Al final de todo, el caso del Soldado paracaidista, que quiso evadirse, NO pasó de ser un susto, y una ligera crisis de nervios, atendida por los médicos en el lugar, y hoy nuevamente, damos las gracias a Dios Nuestro Señor por sus bondades, y por permitirnos relatar éste excepcional evento, que espero se refleje en algún lugar del país, con los protagonistas de esta Historia, o con las personas que tengan noción de los hechos, como testigos presenciales o por haber sido respetuosamente mencionados, en éste artículo que relatamos como integrante, de las tripulaciones de los helicópteros, y difundimos como: PARACAIDISTAS, TIRO AIRE-TIERRA, Y EL SOLDADO EVADIDO.
Cita:
¨Yo he hecho lo que he podido por el bien de los hombres y de los buenos principios.¨ Simón Bolívar. El Libertador.
(Carta al Gral. Santander, 19 de agosto de 1825).
Naguanagua, 10 de abril de 2021
PD: Gracias a la Fuerza Aérea Venezolana por permitirme relatar, aspectos de su Historia, NO contada.
IMAGEN SUPERIOR: Fotografía REFERENCIAL al texto. De izquierda a derecha: Víctor Palencia Alarcón, Rey Salas, Eugenio Silva Malavé, José Casadiego Cordero, Sammy Landaeta Millán, Gerardo Hidalgo Varela y agachado: Simón Figueredo, al fondo un UH-1H de la FAV, toto por cortesía del Coronel (Av) Eugenio Silva Malavé