¡LA REVUELTA MILITAR!
Enrique Prieto Silva
Jueves, 15 de agosto de 2019
Pareciera una paradoja atacar al militarismo, cuando muchos claman por una
intervención militar para acabar con este desastre en que vivimos. Mayor
incoherencia, cuando algunos de los aclamadores, piden la intervención extranjera
sea como fuere, intentada por fuerzas militares en una coalición o con fuerza integrada
por militares autóctonos en el exilio.
Sin dudas, es una posibilidad que no puede descartarse, porque es real; sin
embargo, el hecho de que la resistencia opositora en Venezuela no haya cedido a la
rendición ni a la lucha democrática y que sea respetada por el régimen, da la confianza
que debemos tener, de que el gobierno agoniza y cederá en lo que se le pida. Sabe
que el mantra del 23 de enero pasado no es cuento y se hará realidad, cese de la
usurpación, gobierno de transición y elecciones libres.
Ya lo hemos dicho muchas veces, la crisis venezolana no es una novedad del siglo
XXI, ella es un resultado que aparece, como lo asientan algunos historiadores, con un
tiempo estimado de aproximadamente 30 años; lo que fue en al pasado la normalidad
de una vida; por ello, si analizamos el tiempo trascurrido desde la insurgencia de
Chávez, que ha sido la última escalada militar, y como vemos, estamos al final del
ciclo.
No obstante, debemos analizar las incidencias del ciclo que termina, que pareciera
tener una peculiaridad específica, toda vez que si bien es cierto que comienza con un
intento de golpe de estado, como lo vemos en lo clásico, el inicio del verdadero
gobierno comienza con una elecciones, que pudiéramos llamar libre, cuando es electo
presidente, siendo entonces, al iniciar su gobierno, cuando los pancistas y aduladores,
la mayoría intelectuales y militares acompañantes del intento del 4F, quienes inician y
fortalecen el militarismo, que aún efervesce y se mantiene en el poder bajo el gobierno
de Maduro, intentando recuperar su liderazgo con la figura del general Vladimir
Padrino, quien con el cargo de ministro de la defensa asume el rol de procónsul del
chavismo moribundo, aprovechando y utilizando el poder que le da ser jefe
administrativo y conductor militar de la FAN.
Y he aquí el dilema que enfrenta el país, que es asumido por algunos como que
existiera un poder o gobierno de las fuerzas armadas, a las que hay que hacer rendir
con las intervenciones de otros militares o de las fuerzas extranjeras. En realidad, lo
que existe es un gobierno declarado usurpador, rechazado por muchos países y que
enfrenta junto a sus más cercanos líderes la presión extranjera con medidas políticas,
jurídicas y económicas a manera de presión para que cese la usurpación, pero existe
el problema de que el general Padrino asumió el papel de protector en nombre de la
FAN, que es lo que se ha querido ver como el gobierno militarista, rechazado también
por los militares profesionales, que no se sumaron a la perversión de la participación
de la política, como fue avalado por el TSJ, creando la impresión de que son las
fuerzas armadas las que mantienen el poder, atendiendo al mandato militar del
general Padrino.
Sin embargo, su comportamiento en los procesos electorales da la impresión que
no quiere asumir el rol de protector dictatorial, pero su sumisión burda a Chávez es lo
que lo domina y lo hace creer que puede volver a recuperar su gobierno.
Recordábamos el drama de Bolívar luego de la independencia, al no poder resolver el
dilema de los militares que reclamaban su cuota de poder ganado en la gesta. Aquí
Chávez hizo creer a los militares que era posible igualar al militarismo cubano y ese
es el gran dilema que afrontamos con el militarismo forjado en las academias militares,
donde se destruyó la moral y la ética de los militares.
Sin embargo, su reversión es posible, porque se conoce el problema y hay la
voluntad institucional para lograrlo.
@Enriqueprietos