LA HORA DE LA HISTERIA Y NO DE LA HISTORIA.
La montonera chavista pudo lo que inclusive Boves nunca logró, liquidar a los amos del valle. Aquella clase de criollos cuyos ancestros no fueron por el Dorado y que bendecidos por el ecosistema bien particular de la región central de Venezuela se enriquecieron complaciendo las adicciones europeas de entonces cacao y azúcar.
El mantuanaje caraqueño no sería la única oligarquía criolla pero fue la más exitosa, de las relaciones económicas que establecieron aseguraron el control político de los territorios asignados en Cádiz y que por uti posidetis iuris (Como posees seguirás poseyendo) se constituyó lo que hoy sigue siendo Venezuela.
La liquidación borbónica de Napoleón crea la primera encrucijada política a la clase noble central, la independencia fue para ellos más una cuestión de preservar sus fueros que una ilusión republicana. La contradicción entre un Márquez del Toro, que promueve la traída de Miranda, para luego apresado ir a la metrópoli a pedir clemencia es un momento vergonzoso de nuestra historia poco recordado.
La declaración de independencia es un ejemplo del guavineo mantuano, una serie de considerandos contradictorios y yuxtapuestos entre sí que no tienen relación de causalidad, arrojando "a tiro de piedra" la conclusión de voluntad hacia la ruptura con el poder real español que por lógica jurídica nos da la opción por nulidad de origen a volver a ser españoles.
Con éxito en los siguientes 2 siglos, la oligarquía Caraqueña lograría subordinar a su control y en resguardo de sus privilegios a cada uno de los caudillos victoriosos, incluyendo a los andinos y luego a los jefe políticos civiles junto a sus partidos políticos.
Cuando Chávez gana las últimas elecciones libres en Venezuela, la clase alta Venezolana no se alarma, el procedimiento ya se conocía, se le daba el placet al sambo resentido de Barinas, como se controló al Cabito Castro, como se convivió con Gómez o la fructífera entente habida con Adecos y Copeyanos.
Pero Chávez era otra cosa, era el caballo de Troya de las armas invasoras de Cuba, poco a poco y sin precedentes en la historia venezolana, cada familia descendiente de los mantuanos fue expropiada y perseguida.
Excepción, los Vollmers, descendiente de aquel alemán traído por Carlos V que a punta de aguardiente han emborrachado cada horda plantada enfrente de sus cañaverales con intención frustrada de expropiarlos.
La última descendiente de la Caracas mantuana compite por la presidencia, ya hemos hablado de lo que le espera.
Es el triunfo de la histeria sobre la historia.
FUENTE: Perfil de Leroy Garret, en Facebook /