FARC amplia operaciones en Venezuela
Será o no una nueva variante de la llamada “Guerra Híbrida”?
Rafael Rivero Muñoz
Twitter: @rarmuz
Caracas 27/03/21
“… La guerra es el arte del engaño…”
Sun Tzu
Varias preguntas surgen en interesados en su intento por saber cómo pueden relacionarse estas recientes masacres en las que intervienen los esfuerzos bélicos del brazo armado del régimen, FANB, FAES o FARC, con el despliegue en combate contra una población civil desarmada en el estado Apure con aquella “Masacre de El Amparo” en el año 1988.
Se entiende que quienes se hacen esa pregunta quizás no tengan en memoria algunos vinculantes detalles, así que para un observador se hace obligatorio compartir documentada información que aclare algunas dudas.
Para cualquier administrador medianamente formado o altamente calificado, la retrospectiva en la observación y seguimiento de un sostenido proceso industrio–comercial, pudiere servir de soporte para entender este juego en curso por este régimen revolucionario que, en función de que ya no cuenta con fondos líquidos propios, que además tiene ya cerrado el acceso a líneas de crédito internacional en momentos de una plena debacle financiera derivada de lo que fuera la industria petrolera venezolana, veamos.
La masacre de El Amparo que se ejecutó en 1988 y que fuera la culminación de una serie de matanzas civiles comenzadas en 1986 por el grupo especializado de combate fundado por Jaime Lusinchi CEJAP, al mando sobre el terreno de la dupla Ramón Emilio Rodríguez Chacín por la FAN y Henry López Sisco por DISIP, quienes bajo la supervisión del general Humberto Camejo Árias fueron desplegadas sobre la frontera occidental de Venezuela y que asesinando civiles desarmados totalizarían en ese lapso no menos de setenta cadáveres.
Por tanto sobre esa misma área fronteriza de Venezuela serían dos los tiempos a considerar para poder entender las operaciones en curso; en retrospectiva las actividades de las combinadas unidades de combate de la Fuerza Armada Nacional (FAN) y la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP) en el expresamente fundada Comando Específico José Antonio Páez (CEJAP) en el lapso entre 1986 y 1988 y en prospectiva, están ahora comenzzdas o continuadas por Hugo Rafael Chávez Frías a partir de sus negociaciones con el Secretariado de la FARC y a su vez continuadas por Nicolás desde Miraflores, con sus equivalentes unidades combinadas de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) y hasta, pareciera, en algunos casos, con unidades de la FARC.
Salvo prueba en contrario, la ejecución de las operaciones durante ambos lapsos, en términos de decisiones políticas guardan algunas incontestables coincidencias:
- Unidades de combate coordinadas por instracccciones precisas de la propia Presidencia de la República.
- Desplegadas en combate para la ejecución de operaciones militaro–polisivas sobre un mismo sector geográfico con efectos directos sobre una misma y circunstancial comunidad de civiles habitantes de poblados y las zonas de zonas de producción agropecuaria.
- Con un mismo objetivo estratégico destinado al desploblamiento rural de algunas especificas áreas en superficies territoriales aledañas a la frontera occidental venezolana.
Si se abordare con audacia el asunto, bastaría unir hechos en las tres sucesivas décadas a partir de aquel inicio de las operaciones del CEJAP 1986, precedentes a los ulteriores primeros contactos articulados por quien para 1999, con el ascenso del teniente coronel Hugo Rafael Chávez Frías a Miraflores, se erigiría como el más activo y eficiente capo di tutti capi a la cabeza de la emergente industria multinacional de la cocaína, Fidel Castro Ruz, quien por la vía de Miraflores y como reacción derivada de una emergente y progresiva acción política en el Congreso norteamericano, que se proponía reducir y hasta suspender la ayuda de Estados Unidos a Colombia, que para ese momento de los primeros años del siglo XXI en términos concretos se traduciría en circuntancias adversas a lo que ya avanzaba certero con la:
- Ampliación y consolidación de la ya edificada ruta segura para la cocaína, obra culminante del CEJAP y ejecutada sobre el terreno por Ramón Emilñio Rodríguez Chacín y Henry López Sisco
- La designación por Hugo Chávez de Ramón Emilio Rodríguez Chacín, citado como el “Rambo Venezolano”, como el enlace directo entre los representantes del Secretariado de la multinacional de la cocaína FARC y Miraflores
- Cancelación ejecutiva de los acuerdos binacionales, suspensión de actividades y expulsión de los funcionarios de la Drugs Enforcement Agency (DEA) de Venezuela
- Los inmediatos derivados para Venezuela de los acuerdo de paz entre Juan Manuel Santos Calderón –“Santiago” en su época de militante del M-19–presidente electo y en funciones de Colombia y la Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), manejados desde La Habana por Fidel Castro Ruz cuya principal decisión comercial sobre el terreno, condujo al traslado al territorio de Venezuela de los sectores económicos tres y cuatro de la creciente industria multinacional de la cocaína, de toda la estructura para el acarreo a puntos de almacenamiento, de transporte terrestre a los programados puntos para el estibado de cargas destinadas a la exportación de la producción de cocaína a los mercados internacionales; con lo cual se hizo desaparecer de titulares en medios de información a Colombia como exportador de cocaína.
Coincidiendo todo ello en los tiempos y en los espacios, con un programado y en curso crecimiento de la producción cocaína derivada de dos variables:
- El significativo aumento de la superficie de siembra de coca.
- El aumento la absorción y ocupación de mano de obra flotante y desempleada
- Con una nueva técnica en curso, el acelerado incremento de la producción del producto final, cocaina, por tonelada de hoja procesada
- El desplazamiento e instalación definitiva en Venezuela de los miembros del Secretariado de la FARC Luciano Marín Arango alias “Iván Márquez” y Seuxis Pausias Hernández Solarte alias “Jesús Santrich”, citados y conocidos miemrbros del equipo de negociadores en La Habana del llamado proceso de paz colombiano y los más directamente vinculados tanto a los intereses del ya para ese momento capo di tutti capi Fidel Castro Ruz como al complejo de actividades para la producción y el negocio internacional de la cocaína.
- Se sumarían a todo este complejo multinacional industrial definido, 18 años después, la pérdida sostenida de ingresos del régimen venezolano en manos del paisano Nicolás y todas y cada una de las bandas criminales bajo el paraguas protector tanto de la FANB como de FAES sin cuyo dinamizado flujo de fondos en divisas peligraría la estabilidad del régimen.
- Sin discusión aquellas actividades del CEJAP sobre el área destinadas a la apertura de las rutas seguras para la exportación de cocaína a los mercados internacionales desde el territorio de Venezuela, pudiere haber derivando en nuevos acuerdos en proceso de ejecución pot una triada integrada por los colombianos Nicolás, quien se hace llamar Maduro Moros y sus ya citados paisanos el alias “Iván Márquez” y el alias “Jesús Santrich”.
- Circunstancias que se compaginan para aflorar un severo indicio de que en una proyección del crecimiento del negocio de la multinacional de la cocaína FARC, se puediere estár en presencia de un proceso de traslado de los sectores económicos uno y dos, siembra, cosecha y producción a territorio de Venezuela.
- De ser ello así, implica que tanto alias “Iván Márquez” como el alias “Jesús Santrich” en combinación con Nicolás y sus bandas criminales, están tratando de independizar sus capacidades de producción de las propias a todo el complejo industrial asentado en territorio colombiano.
- De ser ello así, tiene entonces una explicación, cuando alias “Iván Márquez” y el alias “Jesús Santrich”, demandan de Nicolás desplazar del territorio de Venezuela a cualquiera fuere la facción de la FARC que no esté sujeta a sus intereses y control militar.
- Recordemos que cuando aquel CEJAP presionó al despoblamiento de la zona con sus operaciones de terrorismo de Estado produjo en cascada para la población en general y para los productores del agro y la de mano de obra fija e itinerante en la zona, las siguientes determinantes económicas en función del negocio de la cocaína:
- Pérdida de mano de obra fija y flotante
- Disparo de los costos para transporte y valor de los insumos
- Caída de producción agropecuaria que a su vez
- Impuso un drástico descenso en el valor de los predios.
- Imposición y validación de la dinámica amenaza a productores locales manejada por el crimen organizado: “plata o plomo”
Independiente de quienes sean hoy los ejecutores, fuere la FARC o FANB o FAES, las que ahora queman todo, lo están haciendo con el objetivo de acelerar el despoblamiento, la salida forzada de toda la población habitante regular del área como quedaría reseñado por medios en la red: “… Venezolanos desplazados a Colombia denunciaron que cruzaron la frontera porque sus casas fueron quemadas… Más de 4.000 personas han tenido que huir en canoas por el río Arauca desde el estado Apure debido a los enfrentamientos armados que se ha suscitado entre las Fuerzas Armadas venezolanas…” (infobae.com)
Desde Cantaura y Yumare, que fueron los dos ensayos y prácticas de campo ejecutadas en período Luis Herrera Campins se pasó sin solución de continuadas a las operaciones “anti-guerrilleras” del CEJAP que luego luego de seis sucesivas matanzas de civiles desarmados, culminaría en El Amparo en el período de Jaime Lusinchi, han sido no menos de diez muy bien articulados “Falsos Positivos” al mando de la citada pareja Ramón Emilio Rodríguez Chacín/Henry López Sisco que se registran en el historial de la zona fronteriza colombo–venezolana y cuya impune ejecutorias de de sucesivos asesinatos donde no menos de 100 cadáveres de civiles desarmados que quedaron sobre el terreno han sido exhibidos como guerrilleros y en las imágenes expresamente publicadas se hacen notables armas y granadas “sembradas” en cada cadáver.
La impunidad absoluta, garantizada en el pasado con el control del Ejecutivo sobre policías, Fiscalía y Tribunales y que hoy, se mantiene inamovible como derivado también del control fáctico que ejerce el “régimen revolucionario” sobre los dos titulares que han ejercido en la Fiscalía de la Corte Penal Internacional (CPI)–Luis Moreno Ocampo y Fatou Bom de Bensouda–, eso casi desde la entrada en vigencia del Protocolo de Roma (01/07/2002) con la designación de Haifa el Assami Maddah como Embajadora de Venezuela por ante la CPI, ha sido el determinante factor que ha permitido en el tiempo dar impune continuidad a todo este criminal proceso de treinta y tres continuados años.
Que hoy sean las FANB, las FAES, la FARC o cualesquiera fueren otros los grupos del régimen desplegados en la zona fronteriza, con mayor o con menor número de efectivos en armas, de cadáveres de civiles desarmados que se apilan sobre el terreno y de destrucción de propiedades, el único significativo comentario que cabe agregar es que, sin discusión para un observador limitado a las informaciones de medios y a los datos de sus viejos registros, no existe ninguna diferencia en los objetivos buscados y en las ventajas para el negocio de la cocaína en aquellos de ayer y estos de hoy desempeños militaro–polisivos en curso.
FUENTE:
Rafael Rivero Muñoz / https://rriverom.wordpress.com/2021/03/28/farc-amplia-operaciones-en-venezuela/
IMAGEN SUPERIOR:
Fotografía REFERENCIAL, por cortesía de Panam Post /