La implosión de la falsa oposición
Por: Humberto González Briceño
La patética postura de "Como vaya viniendo, vamos viendo" es lo que mejor podría caracterizar la política de bandazos e improvisaciones de la falsa oposición. El balance al mes de enero de 2022 es que la dirección política de la falsa oposición, aun guindada de la Asamblea 2015 y del Interinato, ha fracasado en sacar al chavismo del poder. Lo que es peor, el chavismo, a pesar de agudas contradicciones en el seno de su régimen, se ha hecho más fuerte gracias a una falsa oposición más interesada en entenderse con el régimen que en lograr el cambio político en Venezuela.
Se podría argumentar en beneficio de la falsa oposición que ésta estaba obligada a ensayar diferentes formas para enfrentar con éxito al chavismo. Y esto podría incluir varias tácticas o una combinación de ellas desde participar en elecciones con la vana esperanza de lograr un resultado que sea reconocido por el estado chavista, pasando por la convocatoria de las devaluadas movilizaciones y hasta llegar a improvisados y caricaturescos intentos conspirativos. Si nada de esto ha funcionado, entonces, en la lógica de la falsa oposición, es hora de volver otra vez al primer punto de la misma receta: Las negociaciones con el régimen chavista.
En buena medida a esto se ha reducido el ejercicio de la falsa oposición en estas dos décadas de chavismo. Una vez que la situación política realmente existente supera estas fórmulas y estas resultan inútiles e ineficaces para sacar al chavismo del poder se vuelve a apelar por otras viejas tácticas, también fracasadas, pero ahora con una retórica nueva para sorprender incautos.
El fracaso de la falsa oposición en expulsar al chavismo del poder la descalifica para seguir presentándose como una alternativa política y hablar ante el mundo en nombre de millones de venezolanos que no se sienten representados por estos mercenarios de la política. Sin embargo, mientras el país real colapsa en manos del chavismo la falsa oposición sigue empeñada en atrincherarse en su Asamblea del 2015 y su gobierno interino como los últimos reductos para que se le atribuya alguna validez.
Desde el punto de vista político cualquier cosa que decidan estos entes es completamente irrelevante porque no responde a una estrategia para desplazar al chavismo en la conducción del estado. Lo único que podemos esperar de estas entidades son más reciclajes de mentiras y falsas esperanzas para seguir alentando ilusiones que seguirán produciendo los mismos resultados y las mismas frustraciones.
Ya hemos explicado en cientos de oportunidades que esta política improvisada de apostar a las elecciones, las movilizaciones calculadas, y las negociaciones como formas para tratar de sacar al chavismo del poder responden a una concepción equivocada que ha marcado a la falsa oposición desde sus comienzos y esto es el reconocimiento de las constitución de 1999 y su estado chavista.
La incapacidad para entender que lo que se requiere es un cambio de régimen político y no un mero cambio cosmético de gobierno es la clave que explica una política de fracasos que ya cumple dos décadas con un saldo dramático de cientos de miles de venezolanos asesinados, torturados y encarcelados. La tesis de tratar de usar las instituciones y los órganos del régimen chavista para buscar un cambio de gobierno en el marco de su pseudo legalidad sólo nos asegura dos décadas más de derrotas.
La mayoría de los venezolanos entiende que ese no es el camino, pero la ausencia de una verdadera alternativa que articule y movilice la lucha política contra el chavismo prácticamente le deja en un estado de indefensión. Frente a esto al venezolano no le queda otra opción que refugiarse en sus valores y sus convicciones para tratar de sobrevivir el día a día y negarse en forma militante a ser parte del circo electoral tan celebrado por chavistas y falsos opositores. Además de la abstención electoral hay que agregar el rechazo y la indiferencia frente a convocatorias a marchas y movilizaciones que regresan ahora con el único objetivo de darle algún oxígeno a una oposición que se desvanece y lo necesita para la nueva ronda de negociaciones con el régimen chavista.
Aun a pesar de contar con cierto reconocimiento protocolar en escenarios internacionales y el apoyo del gobierno de los Estados Unidos la falsa oposición con su Asamblea del 2015 y su Interinato carecen de la fuerza y la credibilidad para liderar ninguna lucha contra el chavismo. Su papel se limita a atribuirse una representación que le permita seguir saqueando los activos de Venezuela en el exterior, sin rendir cuentas, y pagar las clientelas de Voluntad Popular, Primero Justicia, Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo y la corte de micro partidos y políticos pedigüeños incluyendo a los chavistas originarios que ahora forman parte del mismo combo.
Esa falsa oposición implosiona porque no representa nada más allá de su propia burocracia. Y eso es bueno para Venezuela porque ayuda al necesario proceso de debate y organización una verdadera opción política, civil y militar, frente al régimen chavista.- @humbertotweets