El abogado asegura que Maduro intentará cambiar la popularidad de Chávez por la represión
Pedro Nikken:
Este Gobierno es un despotismo elegido con una elección cuestionada
Pedro Nikken renuncia a predecir qué pasará en Venezuela
porque tiene una regla: nada es seguro y todo es posible. Su
preocupación sobre los derechos humanos es alta luego de que en la
Asamblea General de la OEA se advirtiera que Venezuela se niega a
aplicar el fallo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a
favor de Juan Carlos Apitz, Perkins Rocha y Ana Ruggeri, los jueces
destituidos de la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo.
“Hay
demasiados elementos inciertos en el país, limitaciones económicas y
sociales que se agravarán. En Venezuela es difícil hacer predicciones.
Nadie vio venir el 27F ni el 4F. Una vez, el presidente Ramón J.
Velásquez me dijo: 'Este es un país de acontecimientos’. Temo que
aumenten la represión y los presos políticos”, dijo.
– ¿Qué significa la advertencia de la CIDH?
–
Es la primera vez que ocurre esa advertencia, pero no hay efecto
inmediato. La OEA, en las últimas dos décadas, no está atenta a los
informes de la Comisión y la Corte, como en la época de las dictaduras
del Cono Sur. Quizás se abra un debate sobre los derechos humanos en
América Latina, aunque lo que corresponde es que la OEA inste al Estado a
cumplir sus obligaciones, pero no soy optimista.
– ¿Para qué sirve la advertencia?
–
Venezuela acumulará un expediente en materia de derechos humanos, eso
es una masa crítica. Una advertencia de este tipo coloca al país en una
situación bastante comprometida pues está señalado. Así no haya una
respuesta inmediata, unido a otros casos, puede aplicarse algún
mecanismo del Sistema Interamericano.
– ¿La Carta Democrática?
–
La Carta Democrática establece en su artículo 3 el respeto a los
derechos humanos y teóricamente pudiera ocurrir. José Miguel Insulza,
secretario general de la OEA, es sumamente tímido en este tema. Los
Estados temen que lo que hoy se le aplique a Venezuela a ellos también.
Son cautos.
– ¿Se coloca el Estado al margen del derecho?
–
Hay una rebeldía de Venezuela ante los sistemas de protección de
derechos humanos. Con los casos de la Organización de Naciones Unidas
también tienen problemas, por ejemplo el de la jueza María Lourdes
Afiuni.
–¿Cómo queda Venezuela ante la comunidad internacional?
–
Se muestra lo que pasa en Venezuela. El Gobierno, incluso Chávez, no ha
medido la imagen de ser vengadores y justicieros ante todas las
críticas. Antes, en Europa y África se hablaba del gobierno de Chávez
como un país atacado. Eso lo perdieron. Ya se sabe que es un gobierno
autoritario, aliado con causas abominables como Siria e Irán. Del
derecho y la comunidad internacional no se pueden esperar frutos que no
suelen dar.
– ¿Sigue creyendo que el Gobierno busca deshacerse de la supervisión y protección internacional?
–
Ahora más nunca. Por las mismas razones que ataca a la prensa
independiente toma el control férreo del sistema judicial y de la
Fiscalía. El Gobierno no quiere control nacional e internacional. Todas
son dependencias del PSUV. La idea es ejercer el poder absoluto. La
opinión pública es lo único que queda, no nos engañemos. Es un Gobierno
que quiere un absolutismo electivo. Las denuncias sobre derechos humanos
son constataciones. El disidente o crítico es descalificado como
apátrida y agente de gobiernos extranjeros. Siempre hay una conspiración
internacional que en realidad busca acallar cualquier crítica. Y si
habla el Sistema Interamericano, el Gobierno los acusa de ser órganos
teledirigidos desde el Pentágono y El Mossad. Ese es el concepto
soviético y cubano. La diferencia es que ellos no han firmado los pactos
que Venezuela ha suscrito. No pueden denunciar todos los convenios ni
desconocer la ONU. Es una piedra en el zapato y no encuentran cómo
deshacerse de ello. ¿Por qué el Gobierno no recibe a los relatores de la
ONU, pese a que se comprometió? Quieren operar sin control
internacional invocando la soberanía. Eso es repetir la cartilla de las
dictaduras uruguaya, chilena y argentina. La diferencia es que esos
gobiernos no tenían la protección de Corte y la Comisión IDH.
– ¿Hay una democracia plena?
–
No, tiene todo el andamiaje jurídico y político para ser una dictadura
totalitaria. Es un gobierno particular. A diferencia de las dictaduras,
no hay torturas y desapariciones forzadas, pero sí un desprecio a los
valores democráticos y los derechos humanos. Se ha concentrado el poder y
hay un sistema absolutista y poco republicano. Hay un cuestionamiento
muy serio sobre las elecciones y no se tramita de manera sana. Es un
despotismo elegido con una elección cuestionada.
– ¿Cómo evalúa a Nicolás Maduro en derechos humanos?
–
La represión aumentó. Las protestas por los resultados electorales y
los maltratos a los estudiantes –algunos torturados y, en su mayoría,
sometidos a tratos degradantes e inhumanos– presagian que el Gobierno
intentará cambiar la popularidad de Chávez por la represión. Hay una
competencia entre Diosdado Cabello y Maduro a ver quién es más duro.
Maduro será prisionero de su entorno. No promoverá apertura y no habrá
avances en derechos humanos porque será interpretado como un
ablandamiento.
– ¿Más represión?
– Chávez se mantenía por su embrujo y carisma. ¿Cómo se mantendrá este Gobierno? Con represión.
– ¿Cómo quedarán los venezolanos en septiembre cuando se cumpla un año de la denuncia de la Convención Americana?
– Los derechos humanos saldrán como salen los muertos. No se escaparán. Mientras más huyan, más sospechosos serán.
– ¿Qué pueden hacer los ciudadanos?
– Acudir a los órganos de la ONU. Los hemos usado poco. No es una Corte de Justicia pero políticamente la ONU tiene peso.
– ¿Hay presos políticos en Venezuela?
– Sin duda. Temo que aumentará. Que un grupo se reúna para criticar al Gobierno los hace potenciales presos políticos.
Los medios bajo sospecha
“Cuando
un gobierno no tiene el beneplácito popular, intenta acallar el
descontento, pero eso lo potencia y es malo para la estabilidad
política”. Pedro Nikken considera que es “agobiante y sofocante” el plan
para controlar los medios que se evidencia con la venta de la Cadena
Capriles y las presiones de Maduro a Televen y Venevisión.
“Es
peligroso prohibir a la disidencia expresarse. Es una bomba de tiempo.
Deberían verse en su propio espejo. Si alguien estuvo vetado en los
medios fue Chávez antes de ser presidente. Si silencian a Capriles,
crearán una leyenda. Él no es un descocido, no le pueden impedir crecer;
es la torpeza de los autoritarios. Mubarak calló los medios egipcios y
se activaron las redes sociales porque la gente busca formas de
expresarse”.
Ficha Técnica
Abogado, presidente de la Comisión Internacional de Juristas