Como un día lluvioso más, típico de esta época del año, pintó la tarde del sábado 8 de octubre cuando el cielo comenzó a nublarse y las gotas de agua empezaban a caer sobre las calles de Las Tejerías en el municipio Santos Michelena del estado Aragua.
Marianny Castellanos // Corresponsalía lapatilla.com
Eran las 5:00 de la tarde y lo que creían sería una lluvia pasajera, se convirtió en un torrencial indetenible que caía sobre este poblado aragüeño. A medida que transcurría el tiempo, se tornaba más aterrador el ambiente, con rayos y centellas que iluminaban el cielo.
Poco más de 2 horas de fuertes precipitaciones bastaron para que entrada la noche, la angustia y el desespero de los habitantes de Las Teje comenzaran a ser los protagonistas de esta trágica historia que mantiene en luto a todos los venezolanos.
Sin previo aviso, la quebrada Los Patos sorprendió a los vecinos del sector El Béisbol con una inmensa cantidad de agua y lodo que los arropó hasta 2 metros de altura. Algunos pueden escapar del deslave subiéndose a los pisos superiores de algunas casas, pero otros han quedado sepultados en el lodazal.
Las autoridades reportan cientos de damnificados y, al menos, 37 fallecidos, más unas 60 personas desaparecidas. Pero todo indica que estas cifras en las próximas horas pueden aumentar dramáticamente.
Sin entender qué pasaba y sin oportunidad de recoger algunas de sus pertenencias, muchas víctimas de esta vaguada comenzaron a aferrarse a la vida, mientras veían sus casas destruirse en pocos segundos. Lo que costó tantos años en construirse, ahora son estructuras enlodadas. Todo se esfumó en un instante.
En cuestión de segundos
Nicolás Medina vive en Las Tejerías desde hace 63 años. Aún en shock, no entiendo cómo sucedieron las cosas. Su mirada se pierde en la nada, como tratando de asimilar todo lo que le está pasando. En esa mirada también hay mucho dolor.
Con tristeza y resignación, saca el lodo de su casa. Nicolás describió la noche del sábado 8 de octubre como un monstruo inesperado que hacía salir agua hasta debajo de la tierra.
“Esto fue en cuestiones de segundos… Sabíamos que estaba lloviendo, que estaban las calles inundadas, pero cuando vimos que el agua se empezó a meter, fue que vimos que se había desbordado la quebrada. Intentamos cerrar la parte de atrás, sentimos que la puerta estalló, y cuando nos asomamos lo que venía era agua para adentro”, dijo, mientras amigos y familiares ayudaban a despejar su vivienda.
Para no ser arrastrados por la corriente, Nicolás junto a su esposa y nieta de 18 años, se subieron a una mesa. Sin embargo, el agua siguió aumentando su nivel, por lo que se aferraron a la nunca que estaba flotando y así lograron salir.
“Vimos que una de las nuncas venía flotando, logramos agarrarla y nos montamos ahí. De ahí fuimos bamboleando y veíamos corotos que salían y entraban por la ventana, pero le damos gracias a Dios que estamos bien”, relató.
De los años que tiene Nicolás viviendo en la capital del municipio Santos Michelena, aseguró que nunca antes había sucedido algo similar. Es por eso que esta situación los agarró por sorpresa. “Aquí otras veces ha llovido fuerte y ha crecido la quebrada, pero esto fue inesperado. ¡Fue un monstruo!”.
Perdió el esfuerzo de años
Lorenzo Marín es uno de los comerciantes del casco central de Las Tejerías. Más de 20 años tenía con su negocio, en el cual propuso carnes, charcutería y víveres en general a los vecinos de esta localidad.
Entre lágrimas y mucho dolor, a Marín no le salen las palabras: su local está devastado. “Tengo pérdida total… Ni siquiera el local se puede recuperar, está totalmente destruido, la cantidad de personas que aparecieron… Estamos tratando de sacar todo y ver qué podemos salvar para ayudar”, dijo entre sollozos.
Francisco González es otro de los comerciantes de la zona, donde la quebrada se llevó todo; años de esfuerzo para construir los ocho locales en los que trabajaron antes del deslave.
A falta de explicaciones de qué pudo generar el deslave, los rumores que le llegan a los afectados es que el dique del Jarillo se desplomó, y ante falta de la información oficial, ellos deciden creer en esa hipótesis.
“Dicen por ahí que fue el dique del Jarillo que se desplomó. No sé, a mí no me consta, pero es lo que dicen. En 65 años que tengo aquí, había crecido normal, pero esta vez se metió para las casas. Me quedé sin nada”, se lamentó Francisco, que ahora le toca empezar de cero. Se quedó sin nada.
Sin explicaciones
Eliécer Pérez es un habitante que ayuda a los más afectados a despejar la zona de desastre. Cuando intenta explicar lo sucedido, se queda en blanco. Asegura que todo fue tan inesperado, que no dio tiempo de nada.
“De repente eso creció y se llevó todo. En cuestión de segundo. No llovió mucho en comparación a días anteriores que sí había crecido la quebrada. Otros días había llovido más fuerte y no había pasado nada. Hace como una semana llovido 12 horas y no pasó nada”, dijo desconcertado Pérez, y ese es el mismo razonamiento que retumban en la cabeza de muchos afectados.
¿Qué sientes al ver tu pueblo así?, le preguntamos a Éliecer, quien no tardó ni un segundo en responder: “Se acabó nuestro pueblo de Las Tejerías”.
Y sigue en una retahíla de lamentos: “¿Cuándo se recupera el pueblo? Más nunca. Las vías no se van a poder regresar, pero que por lo menos le metan la mano al pueblo, que ayuden a los comerciantes que perdieron todo y quedaron en la calle. La muchacha de ahí que trabajó con animales, no se quiso salir y quedó tapiada con los animales. Las peluquerías, el chamo que vendía artículos de uso personal, mira cómo le cayó la torre encima. Lo destruyó todo. Ellos lograron salir, pero perdieron todo”.
Organización mayor
Mariana Ballesteros es una de las habitantes que está enfocada en ayudar a los damnificados de Las Tejerías. Y a pesar de que muchas organizaciones, fundaciones e instituciones se han encargado de entregar las donaciones que llegan de todas partes del país, la logística no ha sido la más apropiada.
La mujer exige mayor organización al régimen de Nicolás Maduro, que dejan las donaciones en la parte baja y no llega hasta las zonas donde realmente se necesita.
“Aquí hay consejos comunales. Si es por eso agarramos una casa y organizamos por sector las donaciones y nosotras sabemos a quiénes se lo vamos a dar. Pero si se van para allá abajo (…) Aquí hay personas que han recibido ropa y comida que no están damnificadas”, se quejó Mariana.
Otro de los afectados indicó que a su vivienda todavía no han llegado las autoridades: “Al menos hay asociaciones que han venido con agua y comida”.
Mas victimas que las registradas
Aunque hasta el momento de escribir este reportaje, la cifra oficial es de 37 desaparecidos, los vecinos aseguran que son más de los denunciados. Muchas personas no encuentran a sus familiares y con el pasar de las horas, pierden las esperanzas de encontrarlos con vida.
Durante el recorrido realizado por la corresponsalía de lapatilla.com por el lugar del deslave ya medida que el sol arreciaba, el olor a carne humana en deterioro se intensificaba, y cada vez era más insoportable respirar.
Mientras, los rescatistas y voluntarios encajan su labor de remover lodo y escombros, con la esperanza de hallar alguna señal de vida, pero con el miedo de toparse con algún muerto, o lo que es peor aún: no conseguir nada. Quizás nunca se sepa la cifra exacta de los fallecidos de esta tragedia, que eliminó la pesadilla de lo ocurrido en el estado Vargas en diciembre de 1999.