Primero déjame decirte que desde que estás en la silla no hemos tenido tiempo para el fastidio. Contigo el país verdaderamente se transformó y además con eso de la revolución le hemos perdido el respeto a los ricos, a los profesionales, a los sabios, a los maestros, a los poetas y en fin, a toda persona por ilustre que sea que no cargue pistola, con lo cual ahorita es fácil ubicar a quienes tienen el poder, militares, policías y malandros. Y esto es en verdad algo igualitario porque no importan trayectorias, títulos académicos, libros publicados, análisis, manejos gerenciales exitosos, ahora manda quien porte una pistola, un revolver, una peinilla, una ametralladora y eso importa, porque ahora ni siquiera hacen falta abogados porque la Ley es una sola, si señor, como en la Roma del Coliseo ahora la Ley es el pulgar parriba o el pulgar pabajo.
Y el comprender esto a mi me ha dado una gran tranquilidad mental, porque antes me la pasaba haciendo análisis sociológicos para convencerme y convencer a los demás que eras un demócrata sui géneris producto de nuestra idiosincrasia política, lo cual me obligaba a exigencias teóricas muy fuertes y en muchos casos fuera de mi alcance intelectual. Pero hace poco tuve una especie de Satori, una revelación que me mostró con claridad cómo son las cosas en realidad.
Estaba frente al televisor viendo el primero de cuatro Aló Presidente que habías ofrecido. Allí le reclamaste con indignación paladina a la Fiscal del Ministerio Público y a los Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia que hicieran justicia frente a un sujeto que te había pronosticado un final parecido al de Musolini. Dijiste que esto era un delito que debía ser sancionado ipsofacto. Agregaste que si tu mismo dijeras por televisión la forma en que debiera morir alguien, el público allí presente debiera detenerte de inmediato porque estarías violando la ley con flagrancia.
No habían pasado diez minutos cuando un señor del público de nombre Omar al hacer una denuncia sobre los Diputados del Consejo Legislativo del estado Zulia, exclamó que estos merecían ser colgados en la avenida Cinco de Julio. Lo repitió varias veces y yo me dije interiormente, este tipo se fuñó, la cámara lo enfocaba en primer plano mientras insistía que a los diputados zulianos había que colgarlos en la avenida más concurrida de Maracaibo. Yo casi saboreaba el instante cuando a su lado aparecieras tú con determinación republicana para hacerlo preso frente a todo el país. Imaginaba tus palabras al manifestar que Dios te había dado la oportunidad de cumplir con una obligación sobre la cual minutos antes habías adoctrinado. Pero no, te faltó arranque final para darle al mundo entero, en vivo y en directo, la más contundente muestra de la convicción que alienta tus prédicas. Lo noté en tus ojos, al terminar de hablar Omar se te veía desinflado, alicaído. Yo se que por tu mente pasó la idea de pararte y ponerlo camàn frente a la televisión, pero es posible que Omar te haya dado lastima porque es uno de los tuyos. Pero a los televidentes nos dejaste convencidos que la Ley en Venezuela es la Ley de tu pulgar
Después vino eso del debate fallido con Mario Vargas Llosa. En honor a la verdad tú invitaste para una especie de foro donde todos los intelectuales invitados por el Alba pudieran cruzar ideas con los intelectuales invitados por Cedice. No obstante a la postre aceptaste participar tu también. Pero los vivos de Cedice y Globovision te cambiaron el esquema con una contrapropuesta distinta, un tete a tete entre tú y el escritor peruano. Bastaba con decir que por deferencia con tus invitados internacionales te circunscribías a la `propuesta original. Con esto bastaba para ganarles el tira y encoge en que se convirtió el asunto. Pero no, tú tenías que ponerte a hablar y hablar sobre cosas que nadie te estaba pidiendo que explicaras y de tanto hablar se te salió que Vargas Llosa era un gran intelectual y tú un pobre soldado. Trágame tierra, dije yo, que estás diciendo, tú que redactas Constitituciones, que les das clases de marxismo a Teodoro, que todas las semanas das cátedra libre de economía, tú que eres el faro del nuevo socialismo a nivel planetario, te pusiste por debajo de un novelista. No vale, me imagino que esto te le hizo ver Fidel, porque eso de presentarse ante el mundo como un hombre que no tiene recursos intelectuales para defender ideas con las cuales quiere redireccionar el rumbo de la humanidad, es algo frustrante para tus seguidores.
Y tan fácil que era ese debate. Hablaba Mario Vargas Llosa y hacía un recuento histórico de las calamidades sufridas por la gente bajo regímenes comunistas. Luego hablabas tú y hacías recuento de los males del capitalismo, de los 50 millones de pobres en Estados Unidos, de los millones de muchachitos que se mueren de sed en el África, de la quiebra de la General Motors. Después ambos en cada intervención repetían lo mismo. Vargas Llosa te decía que Venezuela marchaba hacia el comunismo y tú le respondías que era hacia el Socialismo del Siglo 21. Y entre el peruano explicando y tú pontificando se acababa el debate con la sensación de que el mundo es como el tango Cambalache de Santos Discepolos. Para Globovisión Vargas Llosa te habría dado una pela y para VTV, Telesur y Vive, tú habrías dejado muy en alto la opción socialista ante el mundo.
Pero no vale. Como siempre todo lo tuyo termina en rochela. Que broma contigo al final, en las chiquiticas te da firulillo. Bueno pero palante que el joropo sigue y un gentío ya compró alpargatas.