(Foto José Mayorca)
El contralmirante César Manzano Zavala no vacila en afirmar que el presidente de la República, Hugo Chávez, al afirmar que él es un soldado de Fidel Castro, ha cumplido con su objetivo de eliminar nuestra soberanía para hacer desaparecer la República y conculcar la libertad.
El militar retirado, con grado de contralmirante, observa que las Fuerzas Armadas ya no existen, desde el punto de vista del concepto jurídico, como institución del estado que protege a la nación. "No existen porque, tanto el Jefe del Estado como los representantes de su gobierno, dicen que se trata de una fuerza armada revolucionaria al servicio de una ideología. Y ese no es el concepto consagrado por la Constitución. Además, el presidente de la República, Hugo Chávez, repite que él es un soldado de Fidel Castro".
"La Fuerza Armada Venezolana tiene un siglo de formación profesional. En sus inicios fue algo pretoriana pero se forjó con profesionalismo. A pesar de los pesares, es difícil que eso se borre en poco tiempo por lo cual, dentro de la institución, existe la misma división de criterios que hay en la sociedad.
¿Por qué llegamos a esta situación?
- Se cometieron cantidades de errores, sobre todo en los últimos cuarenta años, que ha sido el período de vida democrática más largo que ha tenido la República. Esos errores nos llevaron a estos lodos. Hubo ausencia de política militar de Estado apropiada. Por eso, en el seno de la Fuerza Armada, surgió el actual movimiento llamado revolucionario, cuyo objetivo es acabar con el concepto de República basado en la soberanía del pueblo.
Esa soberanía es la razón de ser de la República y eso es lo que se está soslayando para pasarle por encima. El tratamiento de ciudadano no existe en el argot oficial. Los jerarcas de este régimen no se refieren a las personas como ciudadanos. Eso es parte de la eliminación de la República y de la conculcación de la libertad.
¿Cuál es su concepto de libertad?
- La libertad es un derecho innato, sagrado que forma parte del espíritu del hombre al que, ni siquiera, Dios se atrevió a tocarlo cuando lo creó, porque lo hizo por completo, le señaló el camino y lo dejó libre para que decidiera.
¿Cómo fue el tratamiento que dieron a la Fuerza Armada los Presidentes de la cuarta república?
- Fue un tratamiento que pretendió ser institucional, para hacer pensar que existía un control completo del poder civil sobre el poder militar, de las instituciones del Estado sobre la institución militar. En la práctica, eso fue una verdad a medias. Pienso que ese fue uno de los errores porque el concepto de la Fuerza Armada, en el estado democrático, es de una supeditación del poder militar al poder civil, al poder político, que está representado por las instituciones del Estado en lo legislativo, judicial, ejecutivo.
¿Es cierto que los militares sostienen en el poder al presidente Chávez?
- Hay una injerencia marcada, de miembros de la Fuerza Armada, que han incursionado en el campo civil, ocupando espacios exagerados en la administración pública, en empresas del Estado que, en realidad, desvirtúan lo que debe ser una sociedad democrática, plural. El profesional militar debe estar en el espacio que le corresponde, determinado por el Estado.
Sin embargo, Chávez ha nombrado a civiles como ministros de la Defensa. ¿Qué opina usted de esas decisiones?
- Precisamente ese es uno de los errores que se han cometido. En el seno de la Fuerza Armada había una corriente que recomendaba que un civil fuese ministro de la Defensa. Se insistía también en voto para los militares. Eso debió atenderse mucho antes porque eso implicaba la modernización, cuando se tomaron las decisiones que se hicieron para aliviar ciertas tensiones.
¿Cómo califica el desempeño de José Vicente Rangel como ministro de la Defensa?
- No tengo elementos suficientes para emitir un juicio, pero llamó mucho la atención porque fue una persona (Rangel) que se jactaba de su actuación como periodista y político que tenía confidentes en la Fuerzas Armadas, dentro de las cuales se pensaba que sus actuaciones, ocasionaban perjuicios a la institución militar. Fue una demostración de la debilidad institucional que tiene la historia republicana.
¿Cuestiona usted la decisión de este gobierno de prohibir maniobras conjuntas con la Armada de Estados Unidos y que se dé preferencia a las de otras potencias como Rusia, que envió al Caribe a su acorazado Pedro El Grande?
- Es como ir hacía el pasado. Lo que llama la atención es que la tecnología sigue estando en manos del imperio. Porque los países, que pertenecieron a la Unión Soviética, dependen de esa tecnología. Además, entrar en maniobras con una marina sin la historia de los procedimientos conque cuentan las occidentales, que trabajaron siempre en relación con los tratados de la OTAN, no pueden llevar utilizar avances tecnológicos. Porque hay procedimientos, acciones, comunicaciones, lenguajes operativos que no se adquiere de un día para otro. Esa tecnología no la tiene tan avanzada Rusia como sí la tiene Estados Unidos.
¿Cuál es la situación de la Armada Venezolana?
- Debe estar muy desmejorada. El hecho de no estar en relación directa con los centros de avanzada tecnológicos, tácticos significa un retroceso, un anclaje. Continuaremos con la necesidad de las piezas de recambio, de repuestos que, en alto porcentaje, se producen en el imperio.
¿En qué quedó el anuncio de la compra de submarinos?
- Uno de los submarinos estaba en prototipo. Es decir, que no existía sino en un proyecto soviético de años atrás. Creo que es una cuestión de negocios, más que otra cosa. Los rusos deben estar felices por vender esos aparatos de tecnología vieja, que no les sirven para nada, porque no obedecen a estrategias actuales.
¿Se justifica el rechazo del presidente Chávez a las bases militares en Colombia?
La guerra asimétrica, de la cual se ha hablado, sólo existe en la mente de algunas personas. Es algo risible porque las grandes potencias no tienen necesidad de poner bases en Colombia para amenazar a Venezuela que es un país sin recursos bélicos y de defensa para contrarrestar a una fuerza nuclear.
El estado colombiano tiene necesidad de disponer, de alguna manera, de una tecnología de punta la cual no le podría ser asignada sin convenios de ese tipo, que le permitan poner fin a la guerra interna y a la narcoguerrillas. A mi entender, no creo que eso constituya una amenaza para la región. Si lo quisieran hacer con disponer de una fuerza nuclear en el Caribe sería suficiente, para neutralizar cualquier acción de parte nuestra.
¿Están nuestras costas protegidas?
- Nunca han estado suficientemente protegidas porque es una extensión marítima sumamente amplia. En el pasado fueron adquiridos equipos que no eran los que necesitaba. El control absoluto, sobre el espacio marítimo, no es posible en ninguna armada y mucho menos en una con limitaciones. Las Fuerzas Armadas de Venezuela necesitan renovación, incluso legal, que permita la modernización.
¿Podrán Colombia y Venezuela llegar a acuerdos sobre la delimitación de las áreas marinas y submarinas en el Golfo de Venezuela?
- Creo que, en ese problema la parte venezolana no ha tenido continuidad ni en el tratamiento del asunto ni en las personas que lo manejan, al contrario de la cancillería colombiana. Ha habido muchos cambios y eso tiene sus implicaciones.
Pero este no es el momento de retomar el asunto. Hace poco, se corrió la noticia de que se pensaba darle una solución, pero un asunto como éste, que lleva tantos años de tratamiento, es un problema demasiado delicado, mucho más en éstos momentos.
¿Sera más fácil resolver el problema de límites con Guyana?
- Con Guyana ha habido una especie de claudicación por parte de las autoridades venezolanas. En la práctica, casi que se ha renunciado al derecho a reclamación de acuerdo con la información que, de vez en cuando, aparece en los medios.
"La Mar"
Con el título La Mar, César Augusto Manzano Zavala, ha editado un libro con prólogo de Simón Alberto Consalvi, quien lo describe como "cuaderno de bitácora de toda una vida que no ha sido sólo mar, porque también son admirables los relatos de cuando el almirante visita la muy noble ciudad de Florencia y se fascina con el arte... y sucumbe ante los tesoros del privilegio humano. Testimonios en fin, de un marino que navegó todos los mares del mundo, pero que nunca escribió en el agua ni en el mar".
Manzano Zavala tuvo 35 años de vida activa en la Armada de Venezuela donde ascendió en la escala jerárquica hasta alcanzar el almirantazgo. Ocupó cargos a bordo en buques. Fue director de la Escuela Superior de Guerra Naval y fue asesor militar de la Organización de las Naciones Unidas, ONU, de cuyo Consejo de Seguridad fue miembro.
Su libro "La Mar", impreso en los Talleres de Editorial Torino, con portada de Isolda Manzano, fue presentado por el doctor Consalvi, en la librería El Buscón, de Caracas y luego en librerías del estado Falcón.
¿Cuándo comenzó usted a escribir este libro?
- Comencé un día a escribir sobre un pasaje de mi vida, como comandante de buque, en aguas de Africa. Comandaba un patrullero que acababa de ser adquirido en Inglaterra, desde donde lo debía llevar a Italia para la instalación de un sistema misilístico y traerlo a Venezuela. Me tocó una experiencia fuerte. Era un año de inestabilidad meteorológica y tuve que capear tormentas, desde que salimos. Una de ellas hizo que fuéramos a parar a un refugio de pescadores en Marruecos.
Cuando hice el relato de ese episodio, me di cuenta de que había otras cosas que decir para dejarle testimonios a mi descendencia. Así surgió el libro y comencé a contar desde el momento en que, en Capatárida, mi nativo estado Falcón, conocí la mar, como decimos los hombres de mar, para darle una connotación femenina. Relato de donde vengo, mi infancia y antepasados y hago reflexiones sobre lo que nos está pasando con la esperanza de que, de esta tormenta, vamos a salir. Como decimos en la flota vamos a cambiar el temporal y vamos a salir del otro lado.
Reside en Caracas, escribe en la página. Casado con Isolda tres hijos dos economistas: Gabriel Enrique, César Augusto y Dunia.
¿Si volviera a nacer continuaría siendo un hombre de la mar?
- No tengo dudas de que volvería a ingresar a la Armada. Mi sumatoria es, desde todo punto de vista, positiva. Sin embargo, después de todas éstas singladuras en las cuales siempre navegué con la quilla hundiéndose en la mar, para tejer espumas con color de patria grande, me encuentro ahora surcando aguas procelosas a bordo de esta nave que se llama Venezuela, que ya lleva muchas millas capeando un temporal que no amaina...
Por: Alfredo Fermín