Thamara Nieves El Carabobeño via Ela Ferris
Sunday, 15 August 2010 11:34
Para Rocío San Miguel pronto veremos
la lucha de los cárteles. Algunas personas se quejan de que
Venezuela, sin tener un conflicto bélico declarado, registra más muertos
que en una guerra propiamente dicha, y comparan el caso de Afganistán,
que en su batallar de 9 años con EE UU ha sufrido 1.200 bajas; aquí en el sólo mes
de julio ingresaron a la morgue de Bello Monte de Caracas 469
cadáveres. Irak, también en lucha con Norteamérica, tiene 4 mil decesos
en 7 años.
Lo peor del caso según los observadores del acontecer nacional es que
esta violencia viene en aumento, sin que los numerosos operativos
gubernamentales den el resultado esperado y medidas como el desarme de
la población -la Ley está aprobada en 1ª. discusión- no figuran entre
las prioridades de la Asamblea Nacional (AN).
Para muchos especialistas, la raíz del problema de la violencia se
encuentra en la exacerbación del armamentismo y el belicismo. Con razón o
sin ella, atribuyen la responsabilidad al máximo liderazgo del país por
las expresiones del presidente Chávez por radio y TV, enfatizando que
“ansía el día en que cada venezolano tenga su propio fusil "y muchas
municiones", por citar sólo una frase. Alardea de la compra de miles de
armas de última tecnología "para defendernos del imperio y a nuestra
soberanía".
Recuerdan cómo en 1999, el Jefe del Estado dijo a la Dra. Cecilia Sosa,
presidenta de la antigua Corte Suprema de Justicia que si una persona
roba porque sus hijos tienen hambre no se le puede condenar, lo cual fue
extendido automáticamente a que si mataba por hambre, estaba bien.
Hasta los más neutrales países vecinos cuestionan una carrera
armamentista en Venezuela, por la compra de 100 mil fusiles Kalashnikov
103 y 5 mil Drugonov a Rusia, ambos de última tecnología, y el anuncio
de la instalación de una fábrica para la elaboración de estos
armamentos. Sobre los Dragunov, Chávez dijo que tenían mira telescópica
"de la mejor del mundo y con infrarrojo para la noche, compadre, visión
nocturna", y reiteró que las armas serán para la guerra de guerrillas:
"Imperialista que se asome lo tumbamos"; y para el uso de
francotiradores.
Estos armamentos fueron exhibidos en el desfile militar del pasado 19
de abril.
Aún es cuestionado el mural pintado en la urbanización 23 de enero,
donde se plasmó a la virgen de Coromoto con el niño armado con una
Kalashnikov.
Alarde belicista
La costosísima compra, valorada extraoficialmente en $ 2,7 millones,
llevó al experto Javier Gorriño a manifestar que en el país "hay 4 veces
más presupuesto para defensa que para seguridad ciudadana".
El problema es de tal magnitud que el propio diputado psuvista Juan
José Mendoza, presidente de la Comisión de Seguridad y Defensa de la AN
admitió lo que se consideraba un rumor exagerado: Tenemos entre 9
millones y 15 millones de armas legales e ilícitas.
También consideran paradójico estos analistas que las policías fueran
desarmadas, y algunos atribuyen al alcalde Metropolitano para entonces,
Juan Barreto, la sustitución de muchos efectivos profesionales de la
Policía Metropolitana de Caracas por gente de su entera confianza como
son los Tupamaro. Hasta el mismo Ministro de Interior y Justicia, Tareck
El Aissami, admitió recientemente que 20% de los delitos en el país son
perpetrados por efectivos policiales.
Durante el mes de julio el país vio con asombro como cada fin de semana
aumentaba el número de muertos, especialmente jóvenes, en la mayoría de
los casos baleados. Las cifras del Instituto de Investigaciones de
Convivencia y Seguridad Ciudadana (Incosec) son dramáticas: 5.962
asesinados en el país en el 1er semestre de 2010, en tanto que la Morgue
de Bello Monte recibió en ese lapso 3.111 cadáveres.
Los tres últimos días del mes impactaron a la sociedad. Sin contar los
homicidios rutinarios en las barriadas populares, el caso del soldado
que ultimó a tres compañeros en una sede de Pdvsa en Bolívar con su
fusil Kalashnikov, un sicario que a sangre fría entró a una barbería de
Sabana Grande y disparó a la cabeza contra 2 hombres quienes murieron en
el acto y el caso del motorizado que ultimó a una joven en la autopista
Francisco Fajardo por resistirse a un atraco horas después, pusieron de
relieve que cada vez más, se trata de muertes por motivos futiles.
La guerra de los cárteles
Rocío San Miguel, defensora de los derechos humanos, presidenta de
Ciudadanía Activa hace seguimiento a los temas sobre armas ilegales en
manos de civiles y la ausencia de control sobre las armas legales en
manos del Estado. Formula esta vez un alerta rojo, de máxima atención:
la posibilidad de que en Venezuela el año que viene veamos la lucha de
cárteles armados en el país por drogas.
"Ese sería el campanazo del grado de violencia estructural que se está
arraigando en el país. El problema más grande de la próxima década es,
sin duda, el de la violencia estructural, azuzada y alentada desde los
altos poderes del Estado", analiza la especialista.
Para San Miguel, el asunto de las armas debe verse en dos perspectivas:
por una parte el control de las legales y sus municiones, que en este
momento es inauditable, incluso la Fuerza Armada Nacional tiene
problemas de auditabilidad en los 4 componentes.
A esto se le agrega la Milicia Nacional Bolivariana, las más de 250
policías municipales activadas desde el 2006 y las 24 estadales, los
particulares autorizados a portar armas, agencias de seguridad privadas y
armerías.
"Esto ya da un cuadro aterrador deinauditabilidad, de opacidad y de un
Estado que en los últimos 20 años no ha sincerado el parque de armas
legales, y que, obviamente, es la primera fuente de alimentación de los
homicidios en Venezuela".
En cuanto a las armas ilegales, dice que el MIJ señaló en el 2006 la
existencia de 6 millones.“Ahora casi tenemos triplicada esa cifra. ¿Qué
es lo que está pasando y cómo es posible que no haya habido una
política, incluso del MIJ más allá de la aprobación de una Ley?” Sobre
los grupos armados al margen de la ley enumera: "FARC, Elenos, FBN
(nuestra guerrillas nacionales) paramilitares, delincuencia común
organizada, más de 10 colectivos sociales con armas de fuego, los
comités de seguridad de los consejos comunales muchos de ellos armados,
el Frente Miranda, los Comités de Defensa de la Revolución, el cuerpo de
combatientes".
En su opinión esto pudiera estar estimulado desde el mismo Estado, se
trata de la "activación de grupos armados al margen de la ley, que
comienzan, comunicacionalmente, a exhibir armas de guerra".
Cuando vemos este cuadro en estas proporciones, San Miguel dice: “no
podemos dejar de afirmar que el Estado tiene activada una política de
armar a la población civil, por lo menos en los términos de la omisión
debida, respecto a lo que ha venido ocurriendo en los últimos años”.
-Con las cifras que manejamos podemos afirmar que toda persona mayor de
edad con posibilidades de votar tiene un arma, es decir, por cada voto
tenemos un arma en un país polarizado, donde cualquier nimiedad termina
con el asesinato de una persona. Esto parece estar deliberadamente
estimulado desde el sector oficial y encuentra una expresión muy
lamentable en la cotidianidad, en la narrativa social de barrios y de
caseríos.
-¿Con qué intención se estimula desde el Estado?
-"Yo no dudo que haya existido la voluntad al inicio de este gobierno
de contener la inseguridad, pero ante la ineptitud clara para ejecutar
una política de seguridad ciudadana, ha ocurrido todo lo contrario, más
bien se estimula. Los vasos comunicantes entre autoridades policiales y
delincuencia organizada son cada vez más claros y no queremos pensar que
también, ¡ojo!, entre funcionarios del alto gobierno y grupos
guerrilleros. Entonces cuando ya tenemos esos niveles de connivencia,
las cifras rojas se convierten en imparables".
La violencia como cotidianidad
Según el informe del Incosec, en 2010 se ha evidenciado una vez más que
en Venezuela la muerte y la violencia se convirtieron en lugares
comunes entre los habitantes: "en la travesía algunos sobreviven y otros
miles no". La violencia homicida, de género e intrafamiliar le
arrebataron al país durante 3 meses más de 4.000 futuros, y afectaron
indirectamente la vida de más de un millón de personas.
El homicidio como máxima manifestación del absoluto desprecio por el
valor de la vida del otro -apunta el informe- durante todo el año 2009,
reportó 13.985 casos (49 homicidios por cada 100.000 habitantes), una
cantidad inferior a la del año anterior de 14.584 (52 homicidios por
cada 100.000 habitantes) y, sin embargo, la cifra es aún alarmante, que
de hecho nos ubica en los primeros puestos del ranking en la región.
Durante los 2 primeros meses del año, ya se contabilizaran en los 10
estados más violentos del país, según el MIJ, Tareck El Aissami, 4.527
homicidios, un promedio de 76 personas diarias.
Posterior al 1º. de marzo, fecha de implantación del Dispositivo
Bicentenario de Seguridad (DiBiSe), no se cuenta con cifras completas de
todo el país, sin embargo, para la región capital, en los primeros 15
días ya se contaban al menos 200 homicidios, concentrados principalmente
en los fines de semana; en Anzoátegui, Carabobo, Zulia y Miranda, la
reducción de casos era muy baja y no queda claro si se debió, en efecto,
a la acción eficiente del dispositivo, indica Incosec.
El 98% de los homicidios son cometidos con armas de fuego, y en cuanto a
la intensidad del ataque, reflejado por la cantidad de disparos
efectuados, durante estos primeros meses del 2010, el 63% de los casos
se perpetró con más de 5 disparos; el 16% con dos, tres o cuatro
disparos; y el 21% con uno sólo.
Se observa como el irrespeto por el valor de la vida -apunta el
estudio- está acompañado por un nivel de hostilidad muy alto, catalizado
a su vez por una elevada disponibilidad de armas de fuego en manos de
civiles y la inexistencia de un sistema eficiente de registro y control
de ese armamento, que se ha ido diversificando en calibre y
peligrosidad.
"Esto es clarísimo, una persona está muriendo en Venezuela cada 45
minutos"
Rocío San Miguel