Hemos visto con preocupación que a pesar de vivir en un país petrolero, en el centro de Caracas, resulta casi imposible llegara hasta la Catedral. La razón la constituye la instalación de puestos de ventas en aceras, plazas y bulevares, donde diversas personas, buscan desesperadamente conseguir su sustento diario, mediante el comercio informal. El panorama, por demás deprimente, se podría concebir como una desdicha colectiva.
La imagen y sensación del dolor del pueblo, ante las diferentes tragedias de carácter natural o de otra índole, las hemos presenciado como militares activos, actuando ante eventos signados por la desgracia y el desasosiego, lo cual nos conlleva a referir que por razones de servicio y actividades SAR, socorrimos varios centenares de victimas. Esa situación es imposible de aprender en las Universidades, como piensan algunos teóricos de las relaciones civiles-militares. En esencia, hay que vivirlas para poder trasmitir el testimonio a nuestros semejantes, aunque nos duela su relato.
En muchas personas observamos, “la cara de la tragedia,” esos mismos rostros que apreciamos los militares, cuando por razones de defunción de algún efectivo, somos enviados en comisión para cumplir con el sagrado deber de entregar a sus familiares, a un soldado fallecido en actos del Servicio. Eso es imposible de olvidar. En la mayoría de los casos, los dolientes, nos consideraban los responsables y nos querían desaparecer de la faz de la tierra. Pero el Deber como representantes de la Superioridad, nos imponía buscar mentalmente las mejores palabras de aliento, para mitigar el dolor y sofocar el llanto de una madre, para expresarle el pésame a nombre de la Nación, del Presidente, del Ministro de la Defensa y del Alto Mando Militar; transmitiéndole que su hijo murió en el cumplimiento de su Deber con la Patria.
En nuestra opinión, los verdaderos luchadores sociales están representando por el personal profesional que labora en los cuarteles, atendiendo la problemática de la tropa alistada, proveniente de todos los estratos. En oportunidades tuvimos azotes de barrio regenerados, asaltantes, violadores, secuestradores o drogadictos que se alistaban en la FAN y los poníamos en manos de la justicia y en menor grado, tuvimos muchos jóvenes que huían al cuartel para no aceptar la responsabilidad de asumir el embarazo de la novia, pero los superiores, actuábamos en consecuencia.
También presenciamos la denuncia de madres agredidas por sus hijos, de compañeras de vida marital golpeadas por celos y conocimos de la intención extrema de alguien al querer robarse un FAL para asesinar a su padrastro por hacer vida marital con su madre y sus dos hermanas. Pero, en este caso especial, no sucedió nada, porque ante esa frustrada intención estaba la imagen y la presencia de un Comandante de Tropas.
Con tristeza, hoy nos preguntamos a conciencia ¿A qué Deber y a que Patria aludirán los militares activos que sustentan las bases de la implantación del Comunismo en Venezuela, cuando se les presentan estos casos? Vemos con estupor, que cualquier soldado, cual cazador furtivo echa mano de su armamento orgánico y asesina a mansalva a sus semejantes, de allí que nos preguntemos: ¿Dónde están los responsables de la tropa? La mayoría está atendiendo la problemática política, o gestionando ayudas económicas particulares en los entes estadales, ministeriales y presidenciales.
Es notorio que los militares activos, que respaldan la implantación del proceso Comunista, que dilapida el patrimonio nacional, bajo el disfraz de socialismo de Siglo XXI, no se han percatado que no van a ninguna parte. Ellos no controlan la infraestructura hotelera, las ensambladoras de automóviles, las redes de supermercados, las empresas de trasporte publico y turísticas, las ventas de repuestos automotrices, los medios de comunicación radio eléctrico, televisivo o impresos, ni mucho menos los bienes de producción. Aunque el bandidaje de izquierda lo intente a diario.
Otros no creen seriamente en la locura revolucionaria y saben que no son los dueños de la industria petrolera, pero mientras tanto, ostentan bienes adquiridos por dudosa procedencia. Siguen devengando el mísero sueldo que los compromete con la Patria y sus esposas e hijos disfrutan de lo mal habido. Continúan usufructuando las dadivas, los regalos, las compras de vehículos, viviendas, apartamentos de playa y esto los comprometen con el bandidaje revolucionario, pero lo aleja del deber con la Patria.
A muchos venezolanos les es imposible entender o convencerse que muchos oficiales en retiro estemos viviendo al día con la pensión ó casi en la bancarrota, pero somos la válvula de alivio de las personas que nos manifiestan su reproche para que los militares hagan algo por la salvación de nuestro país. Por eso seguimos en disidencia, en desobediencia y en resistencia, hasta que llegue el momento de actuar en contra del bandidaje, contundentemente. No bajamos la tez ante el militarismo desenfrenado y la honestidad nos conlleva a no interactuar con la satrapía, porque somos diferentes a ellos. No somos traidores ni mucho menos ladrones. Allí esta la verdadera razón y los actuantes de las intentonas golpistas del 4F y 27N de 1992, los saben y nos respetan.
Por otra parte, estamos seguros de que Hugo Chávez resultará reelecto presidente para legitimar su usurpación del cargo. Quizá entre el 18 y el 20 % sufragaran por él, así no concurran los demás. Al final los Diablos Danzantes del disfrazado Poder Electoral lo auto proclamaran y los poderes e instituciones publicas secuestradas por el bandidaje Castro Comunista, lo respaldarán irrestrictamente. Pero de allí en adelante quedan en el aire, dos preguntas: ¿Que hará la FAN cuando se modifique la Constitución para que el orate reine por más de dos décadas? ¿Sacrificaran la misión general de la FAN por la imposición del Deber con la revolución Comunista?
Mientras tanto en la Sociedad Civil solamente se visualiza un camino. Apoyar, respaldar y participar en un alzamiento cívico militar propiciado por los mandos medios de la FAN que acabe de una vez por todas con la vergüenza, la autocracia y el presidencialismo militarista que mantiene la locura revolucionaria.
¿Por qué los mandos medios? Porque los oficiales de alta graduación y la conserjería del generalato ascendidos como integrantes de una Compañía de Mando Apoyo y Servicio, se mantienen controlando los bienes de producción de las empresas comercializadoras de blumers, y no tiene tiempo para atender el Deber y la Patria. ¡Tienen la palabra los mandos medios!
Cita: “Mi deber me obliga a hacer mucho por la Patria, nada por mí mismo”
Simón Bolívar
Coronel (Av.) Sammy Landaeta Millán
Caracas, 9 de agosto de 2006