El que por causas justificadas o en algunos casos injustificados, tengamos que permanecer recluidos de alguna manera, sea por secuestro, por enfermedad o simplemente condenados a sufrir prisión por algún delito cometido o acusados injustamente por acciones impredecibles, ocurridos en la sociedad en la cual se desarrolla nuestra vida, no nos convierte en ciegos, sordos ni mudos, en el acontecer de las situaciones insólitas que se suceden a diario en nuestro país.
Estamos conscientes de la inseguridad, que es una de las viles causas que padecemos, la falta de atención a los problemas propios de la sociedad, el crimen continuado a una población indefensa, jóvenes desasistidos de información, educación y buena alimentación, que terminan siendo carne de cañón para aquellos elementos que azuzados por las enseñanzas de seres sin entrañas, les proveen las armas necesarias para que impunemente, cometan crímenes de toda índole contra el pueblo y contra sus hermanos.
La Justicia, mal llamada Justicia no existe, pues en nuestras cárceles tenemos prisioneros de todas clases, reunidos en un mundo muchas veces olvidado, donde igual existen los culpables como los inocentes y además los políticos, quienes sin ningún remordimiento por parte de esa Justicia, pasan la vida confinados, en la esperanza de que algún día, su caso pueda ser revisado por unas Autoridades que se ufanan de pasarle llaves a las gavetas para que duerman el sueño eterno esas causas, que nos mantienen en algún sitio de reclusión, sufriendo la desesperanza de ver como pasan las horas, días, meses y años, mientras en el seno de nuestras familias, los niños crecen y nosotros habremos perdido la ocasión de ayudarles a caminar, a hablar, a ver sus sonrisas, el balbuceo de sus primeras palabras, en fin, perder los mejores tiempos de la vida. Algunos seremos culpables por delitos cometidos, muchos no lo serán, pero los políticos son privados de su preciada libertad por no seguir los pensamientos ilógicos de quienes pretenden obligarles a aceptar sus maquiavélicos planes..
Estamos enterados de todo lo que pasa fuera de estas cuatro paredes, donde por mala suerte, por situaciones inesperadas o por falta de educación nos ha tocado vivir, lloramos por la impotencia ante el malestar de nuestros hermanos, que sufren la indolencia de los gobernantes de turno, a quienes el dolor del pueblo, poco o nada les importa. Llevamos ya diez años de este estira y encoge, sin resultados, pero no somos ni ciegos, ni sordos y mucho menos mudos… ¿Hasta cuando?
Caracas, 06- 02- 2009