El exilio, octubre 01, 2009
El coraje del pueblo venezolano.
Si de algo me he convencido durante esta etapa de mi vida, es de la grandeza y el coraje de nuestro pueblo venezolano. Con defectos y virtudes como todo en la vida, pero en general un pueblo amante de la paz y la libertad, un pueblo cordial y alegre, un pueblo noble, valiente y generoso. Esa ha sido mi experiencia como preso, y ahora como perseguido político. Cantidad de venezolanos, la mayoría de ellos gente humilde, que uno ni siquiera conoce, que se acercaban y se acercan a darte un espaldarazo valorando los riesgos que has tomado y animándote a seguir adelante. Durante el, 2004-2006, que regocijo sentíamos los presos políticos cuando en la cárcel de Ramo Verde, todos los domingos a las 10 am, se anunciaba la hora de visita y recibíamos a las llamadas “altamiranas”, las mujeres de la plaza Altamira.
Hoy, años después, toda esta solidaridad y esfuerzo resistente continúa. La constancia, la fe, y la perseverancia nos conducirán a la victoria. Que dignidad y coraje han demostrado los estudiantes venezolanos hoy declarados en huelga de hambre por solidaridad a los presos políticos, que capacidad de desprendimiento y nobleza hay en el corazón de esos muchachos llenos de ideales y principios por una Patria grande. Que orgullo deben sentir los padres de esos jóvenes, hoy prácticamente ofrendando sus vidas por justicia para otros, por justicia para su pueblo. Definitivamente cuando leemos nuestra propia historia, y cuando leemos la historia de otros países que han llegado a ser grandes concluimos que solo así se logran las grandes conquistas de la humanidad: con la participación de todos, con el riesgo sincero de cada uno de nosotros, independientemente de su condición social, edad, raza, religión. Todos participando activamente y transparentemente lograremos el triunfo.
Que agradecimiento profundo hay en el corazón de los venezolanos, especialmente de nuestros presos políticos y sus familiares, al saber que si hay gente preocupada por ellos, al saber que aun hay gente dispuesta a correr riesgos por quienes , en medio de la lucha democrática, han perdido el segundo derecho más importante que hay en el hombre: la libertad. Paralelamente que bofetada a los partidos políticos, a ese politiquero de oficio que solo le interesan los intereses de su partido o suyos propios. Que vergüenza deben sentir esos “expertos de la política venezolana” que hasta hace poco tiempo decían que no existían prisioneros políticos o que decían que existían pero hasta ahora no han movido un dedo en señal de solidaridad, pero si han movido toda su maquinaria para ganar una alcaldía o un gran negocio.
Es así como se logra la libertad de los pueblos y los grandes logros en materia de derechos humanos. Es así como Mohandas Karamchand Gandhi (1869-1948) logró la independencia de la India, es así como Martin Luther King (1929-1968) logro abrir el camino para la reivindicación de los derechos civiles de la población afroamericana en Estados Unidos. Es así como surgen y trascienden en la historia los grandes líderes de la humanidad; asumiendo riesgos y compromisos, pero no con intereses particulares; especialmente con intereses sanos, con interés de servir a una causa; una causa que quizás ni siquiera lleguemos a ver estando vivos, pero el desprendimiento es tal, que estaremos felices de que nuestros hijos y nietos apreciaran y disfrutaran el fruto de aquel gran compromiso.
Si, millones de venezolanos, antes y ahora hemos contribuido. Cada uno desde una trinchera distinta, algunos desde la cárcel, otros en la clandestinidad o el exilio, otros en las calles marchando, otros en la huelga de hambre, otros desde el interior de oficinas públicas del estado fijando posiciones de dignidad, otros desde PDVSA, militares, periodistas, ministros de la iglesia, trabajadores, empresarios, gremios; todos unidos hemos estado empujando este barco, un barco que si bien es cierto ha tenido varios capitanes, todos hemos navegado y seguiremos navegando hacia el mismo puerto: una Venezuela de progreso, justicia, paz, igualdad y libertad.
Mis más sinceras palabras de felicitación para esos héroes anónimos, para ese estudiante que siente compromiso de lucha, para esa profesora de escuela pública o universidad que independientemente de las directrices del director ¨revolucionario¨, trabaja día y noche apoyando al estudiante, al preso, al perseguido. Mi felicitación a ese funcionario público, a ese militar que aun estando adentro, perseguido y vigilado, pone su grano de arena demostrando que no todo es el dinero, sino que también con moral se va al mercado, y no por el dinero, mucho o poco, sino porque se camina con la frente en alto y con la satisfacción del deber cumplido. Solo así lograremos tener el país que soñamos y que heredaran las futuras generaciones. Dios bendiga a Venezuela.
Desde el exilio,
Javier Nieto Quintero,
Preso y Perseguido Político.