TalCual Política
CARTAS A SIMÓN
Presos políticos
Roger Santodomingo
Casi tanto como la vida, los seres humanos estamos apegados a la idea de la libertad. Vivir para ser subyugado, esclavo o preso de otro ser humano es, para muchos, peor que morir. Sin embargo, es natural que
preservemos nuestra vida. No hay que pensar mucho para entender que sólo vivos podemos luchar por ser libres. La vida, entendida así, es el camino a la libertad. Y la libertad no es una cosa que das por sentado sino que te ganas a pulso todos los días.
Los que creemos en la democracia como sistema político y estamos libres, trabajando, estudiando, haciendo nuestra vida, sentimos el corazón un poco oprimido estos días. Porque cuando un estudiante de 22 años como Julio Rivas, es hecho preso precisamente por su lucha por nuestra libertad, un poco de todos nosotros también cae prisionero.
Y no es sólo el caso de Julio; en este momento, en Venezuela hay más de 40 personas que están en prisión porque su acción política pacífica constituye un desafío al poder del gobierno. Ellos son presos políticos y, a diferencia de los presos comunes que son los que han
sido condenados por crímenes o delitos contra las personas o sus propiedades , su lucha, en la mayoría de los casos por el bien de los demás, por la defensa de sus derechos, les llevó a perder la libertad.
En una democracia plena no hay presos políticos. En una democracia plena los que opinan distinto y se organizan políticamente para desafiar al que detenta el poder no son considerados delincuentes. En una democracia plena no se ignora a cientos de miles de personas que protestan en las calles por su derecho a ser escuchados, ni tampoco se
desprecia a los que ponen en riesgo su vida en una huelga de hambre exigiendo la liberación de los presos políticos.
Tampoco te dejes confundir cuando un funcionario justifica los encarcelamientos diciendo que "en Venezuela no hay presos políticos sino políticos presos". Es una manipulación simplista que recurre a un estereotipo negativo sobre los políticos. Como cuando te refieres a
"los políticos" con un tono casi despectivo, para señalar que algo está mal hecho en el país. Los que hablan así caen en un lugar común, en cierto facilismo para despachar lo que no se comprende a la primera y que, lamentablemente, ignora las dificultades de un oficio, el de los políticos, fundamental para la vida democrática, para la vida en libertad.
Es cierto que el pueblo sufre, pero también hay un camino para encontrar fin a ese sufrimiento y esa es una oportunidad, para los buenos políticos, de hacer mucho bien a los demás.
Cierto que hay políticos que no son tan buenos y los hay también corruptos, pero eso desafortunadamente ocurre en otras profesiones como los médicos, abogados y militares. La exposición natural de los políticos a los medios de comunicación y al escrutinio público los hace un blanco más fácil de la crítica.
Esa exposición es un mal que va con el oficio. Un mal necesario, si me preguntas y aquí volvemos al principio, porque tenemos que tener el derecho a decirle a los que detentan el poder o luchan por conquistarlo lo que pensamos de ellos. Toda causa tiene un efecto y todo lo que hacemos tiene consecuencias. Pero tenemos el derecho de esperar ser escuchados, atendidos, respetados y no temer caer presos por eso.
www.rogersantodomingo.com
Remitido por: Alberto Rodriguez
preservemos nuestra vida. No hay que pensar mucho para entender que sólo vivos podemos luchar por ser libres. La vida, entendida así, es el camino a la libertad. Y la libertad no es una cosa que das por sentado sino que te ganas a pulso todos los días.
Los que creemos en la democracia como sistema político y estamos libres, trabajando, estudiando, haciendo nuestra vida, sentimos el corazón un poco oprimido estos días. Porque cuando un estudiante de 22 años como Julio Rivas, es hecho preso precisamente por su lucha por nuestra libertad, un poco de todos nosotros también cae prisionero.
Y no es sólo el caso de Julio; en este momento, en Venezuela hay más de 40 personas que están en prisión porque su acción política pacífica constituye un desafío al poder del gobierno. Ellos son presos políticos y, a diferencia de los presos comunes que son los que han
sido condenados por crímenes o delitos contra las personas o sus propiedades , su lucha, en la mayoría de los casos por el bien de los demás, por la defensa de sus derechos, les llevó a perder la libertad.
En una democracia plena no hay presos políticos. En una democracia plena los que opinan distinto y se organizan políticamente para desafiar al que detenta el poder no son considerados delincuentes. En una democracia plena no se ignora a cientos de miles de personas que protestan en las calles por su derecho a ser escuchados, ni tampoco se
desprecia a los que ponen en riesgo su vida en una huelga de hambre exigiendo la liberación de los presos políticos.
Tampoco te dejes confundir cuando un funcionario justifica los encarcelamientos diciendo que "en Venezuela no hay presos políticos sino políticos presos". Es una manipulación simplista que recurre a un estereotipo negativo sobre los políticos. Como cuando te refieres a
"los políticos" con un tono casi despectivo, para señalar que algo está mal hecho en el país. Los que hablan así caen en un lugar común, en cierto facilismo para despachar lo que no se comprende a la primera y que, lamentablemente, ignora las dificultades de un oficio, el de los políticos, fundamental para la vida democrática, para la vida en libertad.
Es cierto que el pueblo sufre, pero también hay un camino para encontrar fin a ese sufrimiento y esa es una oportunidad, para los buenos políticos, de hacer mucho bien a los demás.
Cierto que hay políticos que no son tan buenos y los hay también corruptos, pero eso desafortunadamente ocurre en otras profesiones como los médicos, abogados y militares. La exposición natural de los políticos a los medios de comunicación y al escrutinio público los hace un blanco más fácil de la crítica.
Esa exposición es un mal que va con el oficio. Un mal necesario, si me preguntas y aquí volvemos al principio, porque tenemos que tener el derecho a decirle a los que detentan el poder o luchan por conquistarlo lo que pensamos de ellos. Toda causa tiene un efecto y todo lo que hacemos tiene consecuencias. Pero tenemos el derecho de esperar ser escuchados, atendidos, respetados y no temer caer presos por eso.
www.rogersantodomingo.com
Remitido por: Alberto Rodriguez